LA PROFECÍA DE LAS 70 SEMANAS

Por Ralph Woodrow

Copiado de su libro “Las Grandes Profecías de la Biblia”

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Presentación

Tengo el gusto de ofreceros uno de los mejores estudios bíblicos que he leído, escrito por el evangelista Ralph Woodrow, y que he tomado de su libro "Las Grandes Profecías de la Biblia"

Tito Martínez

 

La Profecía

"Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación y poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos.

"Sabe pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y setenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

Y después de las setenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, más no por si; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador."

(Daniel 9:24-27)

 

Los 12 eventos proféticos que ya se han cumplido

 

Esta gran profecía del pueblo de Daniel y la ciudad de Jerusalén, esta colocada dentro de un período de tiempo de las setenta semanas. Los estudiantes de la Biblia reconocen que estas setenta semanas o 490 días, representan años, es decir, son 490 años.

Este fue el mismo método de un año por un día empleado en el libro de Números 14:34. Por causa de la incredulidad, los israelitas tuvieron que vagar por el desierto por 40 años, un año por cada día que los espías se ausentaron espiando la tierra. La misma escala fue empleada En Ezequiel 4:4-6: "Día por año, día por año te lo he dado."

Aunque casi todos los cristianos creen que las "siete semanas, y sesenta y dos semanas", es decir las 69 semanas (483 anos) se cuentan hasta el tiempo del "Mesías", en lo que se refiere a la semana final de la profecía, la 70 semana, hay dos interpretaciones completamente diferentes, la interpretación FUTURISTA y la interpretación CUMPLIDA.

Según la interpretación futurista hay una brecha inmensa de aproximadamente 2.000 años que separa la semana setenta de las otras 69.La interpretación cumplida dice que no hay separación entre la semana 69 y la 70, que la semana setenta le sigue a la 69 en orden lógico.

La interpretación futurista dice que la semana 70 se refiere al Anticristo que hará un pacto con los judíos. Este pacto le permitirá ofrecer sacrificios en un templo "reedificado" en Jerusalén por siete años, pero después de tres años y medio, el Anticristo quebrantará el pacto y hará cesar los sacrificios.

La interpretación cumplida por otra parte, dice que la semana setenta se refiere a Cristo y dice que los sacrificios cesaron en el Calvario cuando Cristo se convirtió en el sacrificio perfecto y final para todos nuestros pecados.

¡Cuan grandes son las diferencias entre ambas interpretaciones! ¡Una dice que la semana setenta es futura; la otra dice que se cumplió!Una dice que existe una gran separación entre la semana 69 y la 70; la otra dice que no existe ninguna separación. ¡Una dice que la semana 70 pertenece al Anticristo, la otra a Jesucristo!

En vista de estas diferencias tan opuestas, no queda ningún remedio excepto que una de las dos esta equivocada. Nosotros creemos que la interpretación cumplida es la enseñanza correcta; que las 69 semanas son "hasta el Mesías"; que a la mitad de la semana 70, después de tres anos y medio de ministerio, Él murió; que este sacrificio, por ser perfecto, acabó con los otros sacrificios en el plan de Dios.

Observemos ahora detalladamente todas las partes básicas de la profecía de las setenta semanas y como estas fueron cumplidas:

1. JERUSALÉN HABRÍA DE SER RESTAURADA. Ya hemos visto como las escrituras explican esto.

2. LA PLAZA Y EL MURO HABRÍAN DE SER EDIFICADOS EN TIEMPOS ANGUSTIOSOS. Hemos visto en el libro de Esdras algunas de las angustias que el pueblo confrontó en aquellos años de reedificación.

3. EL SANTO HABRÍA DE SER UNGIDO. Creemos que esto se refiere a Jesucristo. Gabriel anunció a Maria, "EL SANTO ser que nacerá será llamado Hijo de Dios." (Lc. 1:35). Pedro se refirió a él como "al SANTO." (Hch. 3:14). Juan se refirió a él como "del SANTO" (1 Juan 2:20). Aún los demonios tenían que reconocerle como "el santo de Dios." (Mc. 1:24). Concerniente a Cristo, David dijo: "Ni permitirás que tu Santo vea corrupción." (Hch 2:27). En Apocalipsis 3:7, se le llama "el SANTO" y los seres celestiales no cesan de decir: "SANTO, SANTO, SANTO" ante "el que era, y es y el que ha de venir." (Ap. 4:8).

Desde que fue dada la orden de restaurar y edificar la ciudad de Jerusalén hasta que vino el Mesías pasaron 483 años. Cuando este tiempo se cumplió, todos los que conocían esta profecía esperaban la aparición del Mesías, de Cristo (Cristo es la palabra griega). Así, cuando vino Juan bautizando, "el pueblo estaba a la EXPECTATIVA, todos preguntando en sus corazones si acaso Juan era el Cristo." (Lc. 3:15). Claro que Juan les dijo que él no era el Cristo, sino el que le antecedía. Cuando apareció Jesús, Juan exclamó, "¡He aquí el Cordero de Dios!". El momento había llegado en que Jesús "fuese manifestado a Israel." (Juan 1:29-31). Jesús fue bautizado, y cuando oró "Fueron abiertos los cielos. Y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre él, y una voz del cielo, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." (Lc. 3:21:22).

¡Jesús se manifestó en Israel a tiempo! De esta manera, Jesús dijo acerca de la profecía sincronizada de Daniel: "El tiempo se ha cumplido." (Mc. 1:15) y como el Mesías, el Cristo, el "ungido" que era, comenzó a predicar el evangelio. Cuando entró en la sinagoga de Nazaret, anunció, "El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ha UNGIDO" (Lc. 4:18-22.) En Hechos 4:27 se menciona a Jesús como el "santo" que el Señor ha "UNGIDO". Y Pedro mencionó que "Dios UNGIÓ con Espíritu Santo ...y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos  por el diablo."(Hch 10:38).

La profecía de Daniel nos revela que aquel período de tiempo, hasta la venida del Mesías, era de 69 semanas (483 años). Esto fue calculado hasta el tiempo en que Jesús fue bautizado y ungido para comenzar su ministerio como Mesías (Cristo, Ungido).

4. ÉL MESÍAS HABRÍA DE SER QUITADO DEL MUNDO. Las 69 semanas (7 más 62) se cuentan hasta la venida del Mesías, “y DESPUÉS de las 69 semanas será quitado el Mesías". Ahora bien, ¡"DESPUÉS" de 69 semanas, no puede, ni podrá nunca significar "en" o "durante" las 69 semanas! Si el Mesías habría de ser quitado DESPUÉS DE las 69 semanas, solo queda una semana en la cual pudiera ser quitado, ¡en la 70 semana!, después de tres años y medio de ministerio.

El término "quitado" implica que el Mesías no moriría una muerte natural; sería asesinado. Así también lo había profetizado Isaías usando una palabra similar, "Porque fue cortado de la tierra de los vivientes." (Is. 53:8).

Los detalles acerca de como el Mesías sería "quitado" aparecen en los evangelios.

5. "PARA TERMINAR LA PREVARICACIÓN", o "para terminar trasgresión" hablando literalmente.

Mientras Jesús estaba muriendo, él exclamó: “CONSUMADO ES." Jesús acabó con la trasgresión en el Calvario por cuando se hizo pecado por nosotros. Ningún sacrificio futuro puede terminar con la trasgresión del mundo; todo terminó en el Calvario (Hch 9:15). "Herido fue por nuestras REBELIONES." (Is 53:5).

6. "Y PONER FIN AL PECADO". Aquí se repite el pensamiento fundamen­tal. Si comprendemos la importancia tan gloriosa que tiene lo que Jesús hizo en el Calvario, entonces sabemos que Él verdaderamente puso fin al pecado en aquel lugar.

Jesús, que vino "a salvar su pueblo de sus pecados", realizó esto cuando "quitó el pecado por el sacrificio de si mismo". (Mt. 1:21, He. 9:26)."Porque la sangre de los toros y de los machos cabrios no puede quitar los pecados...pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempreun solo sac­rificio por los pecados ... hizo perfectos para siempre a los santificados ...Y sus pecados ... nunca más me acordaré."(He. 10:4-17). El sistema antiguo de sac­rificios no podía terminar con el pecado, ¡pero Cristo, por su propio sacrificio, acabó con todos los pecados, tal como la profecía lo dijo!

Juan lo anunció como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." (Jn. 1:29). Cristo murió por nuestros pecados (1Cor 15:3). Quien "llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero." (1 P 2:24). "Y padeció una sola vez por los pecados." (3:18). "Él apareció para quitar nuestros pecados." (1 Jn. 3:5). Este "fin al pecado" fue realizado en el Calvario.

Por supuesto, todo esto no significa que en ese mismo instante los hombres dejaron de pecar. No fue así. Pero lo que significa es que en el Calvario se hizo el sacrifico eterno por el pecado, para que uno y todos, pasados, presentes y futuros, sean perdonados, ¡porque la muerte del Señor, hace 2.000 años, puso fin al pecado!

7. "Y EXPIAR LA INIQUIDAD". La palabra iniquidad aquí usada es la misma palabra quo se usa con tanta frecuencia en el libro de Levítico donde quiere decir "para reconciliar." Esto también formaba parte de la obra redentora del Señor. La "reconciliación" es seguramente una realidad pre­sente, por medio del Calvario, Jesús, "misericordioso y fiel sumo sacerdote" se hizo semejante a sus hermanos para EXPIAR los pecados del pueblo. (He 1:17). "Haciendo la paz mediante la sangre...y por medio de él RECONCILIAR todos las cosas...y vosotros también, que erais en otro tiempo extraños ... ahora os ha RECONCILIADO ... por ti medio de la muerte." (Col. 1:20-22; Ef. 2:16), "que Dios estaba en Cristo RECONCILIANDO consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados; y nos encargo a nosotros la palabra de la RECONCILIACIÓN" (2 Co. 5:19).

La reconciliación para la iniquidad fue realizada por Jesús, porque "se dio a si mismo por nosotros para redimirnos de toda INIQUIDAD". (Tito 2:14), y "Jehová cargó en él el PECADO de todos nosotros." (Is. 53:6).

8. "PARA TRAER JUSTICIA PERDURABLE". ¡Cristo también realizó esto a través de su obra redentora! En el famoso capítulo redentor de Isaías 53, el profeta había profetizado de esta manera: "JUSTIFICARÁ mi siervo Justo a muchos." Pablo lo expresó de otra forma: "Por la justicia de uno ... los muchos serán constituidos JUSTOS ... para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro." (Rom. 5:17-21). El que vino a cumplir "toda justicia" (Mt. 3:15), y que ha "amado la justicia, y aborreció la maldad", fue "ungido" por Dios (He 1:9), y “nos ha sido hecho por Dios sabiduría, JUSTIFICACIÓN, santificación y redención" (1 Co. 1:30). "Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la JUSTICIA" (1 P. 2:24). "Manifestando la JUS­TICIA de Dios ... mediante la redención que es en Cristo Jesús: a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su JUSTICIA, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados." (Rom 3:21-26). "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos JUSTICIA de Dios en él." (2 Co. 5:21). "Todo el que hace JUSTICIA es nacido de él." (1 Jn. 2:29).

Ahora, tomando todos estos versículos en consideración, preguntamos: ¿Proporcionó Cristo justicia mediante su obra redentora al venir a la tierra? Todos los cristianos reconocen que lo hizo así. Por lo tanto, si es así, ¿no fue eterna esta justicia? Ningún cristiano negaría que la justicia de Cristo es una "justicia eterna."

"Por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido ETERNA REDENCIÓN", o justicia eterna, para nosot­ros." (He. 9:12). Con esta justicia eterna es que vemos el contraste de los sacrificios antiguos según la ley que solo tenían una naturaleza temporánea. pero Cristo, de un vez y para siempre, se ofreció a si mismo, y nos proporcionó, como dijo la profecía de Daniel, una “justicia perdurable."

Con solo leer los grandes pasajes de Romanos, Corintios, Colosenses, Efesios y Hebreos vemos como fue realizado el "fin" de las transgresiones y pecados, la "expiación para la iniquidad", y la "justicia perdurable", ¡todos en el Calvario por Cristo Jesús, Señor nuestro!

¡En vista de esto, no vemos un fundamento en que basar la enseñanza "futura" de que ninguna de estas cosas han cumplido todavía, y su relación con una semana setenta al fin de los tiempos! ¡Esta creencia contradice y le resta la gloria a la gran redención del calvario, que de una manera tan hermosa cumplió absolutamente estas profetas!

9. "Y SELLAR LA VISIÓN Y LA PROFECÍA," o hablando literalmente, "para sellar la visión y el profeta".

El uso de la metáfora "sellar”, proviene de una costumbre antigua de añadir un sello a los documentos para mostrar su originalidad (vea 1 Reyes 21:9; Jer 32:10,11 cf, Juan 6:27; 1 Co 9:2). Cristo selló la profecía del Antiguo Testamento mediante el cumplimiento de lo que estaba escrito acerca de Él.

En repetidas ocasiones leemos acerca de Jesús que "...para que se cumpliese la palabra de los profetas." Hechos 3:18 dice: "Pero Dios hacumplido as¡ lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer." Verdaderamente Jesús cumplió lo que estaba escrito acerca de él, y así demostró que eran genuinas las profecías. "Ellas son", dijo Él, "las que dan testimonio de mi." (Juan 5:39). "Porque todos los profetas y la ley, profetizaron hasta Juan." (Mt. 11:13). Entonces Juan introduce a Jesús como el que "fuese manifestado a Israel." Jesús era el que había de venir, y no hay que buscar otro. Él es el cumplimiento de la visión y la profecía.

10. "CONFIRMARÁ EL PACTO". Cuando Jesús instituyó la santa cena, la cual es una representación de su sangre derramada para la expiación de los pecados, dijo así: "Esta es mi sangre del nuevo pacto (testamento), que por muchos es derramada para remisión de los pecados." (Mt. 26:28). Aquí la palabra "testamento" y la palabra "pacto" quieren decir lo mismo en el Nuevo Testamento. “¿Cuanto más la sangre de Cristo ... limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios Vivo? Así que por eso es el mediador de un nuevo pacto (testamento)" (He 9:14-15).

A Jesús se le llama el "mediador de un mejor pacto" (He 8:6), el "ángel del pacto" (Mal. 3:1 ), y su sangre derramada se le llama"...la sangre rociada del pacto nuevo". (He. 12:24). Nuestro Señor Jesucristo es el que confirmó el pacto por medio de sus sacrificio redentor en el Calvario. Y esto armoniza bellamente con todo lo que ya hemos visto.

11. "HARÁ CESAR EL SACRIFICIO Y LA OFRENDA". Esto también se cumplió con la muerte de Jesús.

En el Antiguo Testamento, como ya hemos mencionado, se hacían sacrificios repetidas veces. Cada uno de estos sacrificios eran un simple tipo de sacrificio que esperaba el momento del sacrificio perfecto, cuando el Cordero de Dios fuera ofrecido. Una vez esto ocurriera, ya Dios no necesitaba ni aceptaba más ningún otro.

El sacrificio perfecto era Jesucristo. Según el sistema antiguo, los sac­rificios tenían que consumirse en el Calvario, cuando Cristo se convirtió en el sacrificio perfecto, eterno y terminante (He. 9 y 10). Después de este sacrificio en el Calvario, "no hay más ofrenda por el pecado." (He.10:18,26).

Por unos años después los judíos continuaron sus sacrificios, pero Dios no los aceptaba. No podían llamarse sacrificios en el sentido escritural de la palabra, porque la muerte de Cristo ya había proporcionado el sacrificio perfecto, y por lo tanto, aquel era el sacrificio final y para siempre por todos los pecados.

A través del factor de tiempo, también podemos comprobar que esto se cumplió en Cristo, pues la profecía dice que el sacrificio cesaría en la mitad de la semana setenta. Cristo murió en esa semana, porque las 69 semanas se contaron hasta la venida del Mesías, y su muerte le siguió después de un ministerio de tres años y medio.

Mediante un estudio del evangelio de San Juan podemos comprobar que esto significaba el ministerio de nuestro Señor. Este evangelio menciona las cuatro pascuas que ocurrieron durante el ministerio de nuestro Señor en Juan 2:13, 5:1* 6:4, y 13:1. Eusebio, un escritor cristiano del siglo cuatro, recalcó estas cosas diciendo: "Ahora, el período completo de la enseñanza de nuestro Señor y la operación de milagros se dice que fue de tres años y medio, lo cual es la mitad de una semana. Juan, el evangelista, aclara este punto.”1

De modo que después de tres años y medio de ministerio, el ungido, Jesús, fue quitado con la muerte, a la mitad de la setenta semana de siete años. Como dijo Agustín: "Aún Daniel definió el tiempo cuando Jesús había de venir y sufrir con la fecha exacta.”2

Ya que hemos entendido esto, veamos ahora el verdadero significado de ciertas declaraciones en el Nuevo Testamento que también hablan de un tiempo determinado y establecido en que Jesús moriría. Por ejemplo, leemos: "Entonces procuraban prenderlo; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora". En otra ocasión, él dijo: "Mi tiempo aún no ha llegado". (Juan 7:6). Un poco antes de su muerte y traición, dijo: "Mi tiempo esta cerca". (Mt. 26:18), y por último, "la hora ha llegado". (Juan 17:2; Mt. 26:45).

Estos y otros versos nos muestran claramente que hubo un tiempo determinado y establecido en que Jesús moriría. El vino a cumplir las es­crituras; solamente hay una escritura en el Antiguo Testamente que profetiza el momento de su muerte. ¡Esta es la profecía que declaró que el Mesías sería quitado en la mitad de la semana setenta, al terminar los tres años y medios de su ministerio! ¡Con que perfección se cumplió la profecía en Cristo!

*En este verso, la fiesta no aparece mencionada por nombre. No obstante, por lo que dice Juan 4:35 acerca de los "cuatro meses", es posible determinar que esta era la pascua (vea Boutflover. p. 208).

Pero los que dicen que la confirmación del pacto y el fin de los sacrificios a la mitad de la semana setenta significan un Anticristo que habrá de venir, completamente destruyen este hermoso cumplimiento. ¡De ninguna manera pueden mostrar en qué parte del Antiguo Testamente se pronostica el tiempo de la muerte de nuestro Señor!

La profecía de Daniel 9 declara que el Mesías confirmaría el pacto (o haría que el pacto prevaleciera) con muchos del pueblo de Daniel por una semana, o sea, por siete años. Por lo tanto, nosotros preguntamos, cuando vino Cristo, ¿fue su ministerio dirigido en una manera especial al pueblo de Daniel, a "Israel?" (Dn. 9:20). ¡Si! Juan lo presentó como el que "fuese manifestado a ISRAEL" (Juan 1:31). "No soy enviado", dijo Jesús, "sino a las ovejas perdidas de la casa de ISRAEL." (Mt. 15:24). Y cuando por primera vez Jesús envió sus apóstoles, así los mando: "Por el camino de los Gentiles no iréis ... Mas id a las ovejas perdidas de la casa de ISRAEL" (Mt.10: 5,6).

La primera mitad de la "semana”, es decir, el tiempo del ministerio del Señor, fue dirigida a ISRAEL. Y la segunda mitad, los últimos tres años y medio de la profecía, ¿estaban también relacionados con Israel? ¿Continuaron los discípulos predicando durante el resto de los tres años y medio (como representantes de Cristo) especialmente al pueblo de Daniel, a Israel? ¡Si, lo hicieron!

Jesús había dicho a sus discípulos que fueran por todo el mundo pre­dicando el evangelio a toda criatura (Me. 16:15; Mt. 28:19; Hch 1:8), pero, esto es muy importante, ¡después de la ascensión de Cristo, los discípulos predicaron solamente a Israel al principio! ¿Por qué? Sabemos de un solo verso que lo explica: ¡la profecía de las setenta semanas es la que explica que después de la muerte del Mesías, todavía quedarían tres años y medios que le pertenecían a Israel!

Recordemos esto para ahora poder comprender por lo menos una razón por la cual el evangelio fue "al judío primeramente, y después al griego". (Rom. 1:16). Pedro predicó un poco después de Pentecostés: "Vosotros sois los hijos de profetas, y del pacto ...A vosotrosprimeramente, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad". (Hch 3:25, 26). "A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablase primero." (Hch 13:46).

Durante la primera mitad de la "semana", Cristo vino a Israel en per­sona. Por medio de los discípulos, su mensaje llegó a Israel durante los tres años y medio que quedaban "ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que les seguían." (Mc. 16:20).

En el sentido literal de la palabra, el ministerio de los discípulos fue una continuación del ministerio de Cristo. Entonces fue cuando vino la conversión de Cornelio, que cambió por completo el alcance misionero, la perspectiva y el ministerio de la Iglesia. Aunque en el Nuevo Testamento no aparece la fecha exacta de cuando esto ocurrió, parece que el tiempo de la bendición exclusiva del pueblo de Daniel había terminado. El evangelio que primero fue a los judíos, ahora tenía que realizar su misión completa, ¡y ser predicado a toda criatura de todaslas naciones!

Hubo un número de eventos sobrenaturales que marcaron el momento de este cambio. Cornelio recibió una visitación celestial. Se le apareció un ángel y le mandó que llamara a Pedro para que "te hablará palabras por las cuales serás salvo tu, y toda tu casa." (Hch 11:14). Dios mostró a Pedro una visión que le dio a entender que ahora había que predicar a los gentiles y no tan solo a los hebreos. Todas estas cosas estaban perfectamente sin­cronizadas, demostrando que Dios estaba realizando su propósito.

Cuando Pedro volvió a Jerusalén, explicó lo que había ocurrido. "Oídas estas cosas, callaron ... y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida." (Hch. 11:18). Desde este momento en adelante hubo cada vez más atracción hacia los gentiles con el mensaje del evangelio. Obviamente, la medida de Dios de 490 años de Israel se cumplió en una manera especial.

Y finalmente:

12. LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN Y EL TEMPLO. Esta parte de la profecía no tenía fecha dentro de la estructura de las setenta semanas, como lo tenía el tiempo de la manifestación del Mesías a Israel, el tiempo de su muerte, etc. No obstante, nosotros que vivimos en la época posterior al cumplimiento, sabemos que la destrucción pronosticada halló su cumplimiento en el año 70 D.C., cuando los ejércitos de Tito desolaron la ciudad.

Decimos, pues, junto con Adam Clark: "esta profecía entera, desde los tiempos y evento correspondientes, ha sido cumplida al pie de la letra.”3

Habiendo ya presentado la verdadera interpretación de la profecía de la setenta semanas, examinemos ahora la interpretación FUTURISTA.

La interpretación futurista

Según los seguidores de esta teoría, existe una brecha de unos 2.000 años, más o menos, entre la semana 69 y la 70, es decir, la semana 70 no sigue a la semana 69 en orden lógico.

Estos enseñan que la confirmación del pacto para una "semana" se refiere al pacto que el Anticristo hará con los judíos. Conforme a esta teoría, el Anticristo hará un acuerdo de siete años, durante los cuales se permitirá a los judíos ofrendar sacrificios en un templo judío reedificado en Jerusalén. Pero entonces, en la mitad de la semana, el Anticristo romperá el pacto y prohibirá los sacrificios.

¿Hace la profecía referencia o menciona al Anticristo? Según la teoría futurista, Daniel 9:27 se refiere al Anticristo. Veamos la profecía:"...Se quitará la vida al Mesías, más no por si; y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario; y su fin con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones." (Verso 26). "Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio." (verso 27).

El Mesías es el Príncipe que habría de venir

El verso 27 comienza con estas palabras: "Y él..." ¿A quien se refiere el pronombre "él"? Esto es muy importante. ¡No se refiere al Anticristo de ninguna manera, porque no se hace mención en ningún lugar del contexto al Anticristo! El contexto hace mención de un "príncipe" cuyo pueblo destruirá la ciudad y el santuario. Puesto que esa destrucción vino en el año 70 D.C.,como ambos grupos reconocen, no hay razón para creer que el “príncipe” es alguien que vivirá 2.000 años después.

Pero a pesar de esto, sabemos que el pronombre "él" no puede estar relacionado con la palabra "príncipe" en la expresión "el pueblo de un prín­cipe”, porque la palabra "príncipe" aquí, es el sujeto de una cláusula modificativa, "de un príncipe". Un pronombre no puede tener como su antecedente el sujeto de una cláusula modificativa. Esto se debe observar cuidadosamente.

Por la misma forma en que está estructurada la oración, sabemos que "él" no puede estar eslabonado con la cláusula "el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario". Tomando esto en consideración, hay solamente una persona en este pasaje entero a quien se le puede conectar el pronombre correctamente, ¡y es el MESÍAS! El Mesías es el sujeto del pasaje a quien "él" se refiere.

Lo esencial del pasaje, pues, es esto: "...el Mesías será quitado... él confirmará el pacto ...él hará cesar el sacrificio y la ofrenda ".

Como hemos visto, esto lo cumplió Jesús, él confirmó el pacto, y puso fin a los sacrificios (en el programa de Dios) ¡mediante el sacrificio perfecto de sí mismo!

Pero supongamos por un momento que "él", del verso 27, pudiera estar conectado con la palabra "príncipe" en la frase "el pueblo de un "príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario”, ¿puede esto, en alguna forma, dar a entender que este príncipe es un individuofuturístico? Es difícil, porque todos saben que los ejércitos romanos, bajo el mando de Tito, destruyeron a Jerusalén. Sin embargo, los futuristas reconocen que el "pueblo" que destruyó a Jerusalén fue el ejército romano en el año 70 D.C., y además tienen que enseñar que el "príncipe" de aquel pueblo ¡aún no ha aparecido! De esta forma separan al "Príncipe” de su "pueblo" por casi 2.000 años.

Ironside, por ejemplo, dice: "Se ve en el panorama un ejército que todavía le falta desempeñar una gran parte de la profecía. No obstante, ESTE AÚN NO SE HA MANIFESTADO, pero su pueblo, o sea, el pueblo romano, fue usado por Dios como azote para castigar a Israel por sus pecados y así destruir a Jerusalén y el templo."2

Dice DeHaan: "El príncipe que se menciona aquí, TODAVÍA NO HA APARECIDO."

Dice Kelly: "Aquel príncipe NUNCA HA VENIDO...vino su pueblo y destruyó la ciudad y el santuario; pero él mismo no ha venido.”4

Actualmente hemos leído libros donde citan la cláusula "el príncipe que HA DE venir", ¡como si el uso de las palabras "ha de" quiso decir que la venida de este príncipe esta todavía futura! La venida del príncipe era algo futuro para la época de Daniel, por supuesto, al igual que la destrucción de la ciudad y el santuario: "El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario."

¡Qué inconsistente resulta tomar una declaración que fue escrita en el pasado, y ahora, más de 2.000 años después, creer que la profecía está todavía en tiempo futuro porque aparecen las palabras "ha de"!

El pasaje no dice que el "pueblo" vendría en un tiempo y su "príncipe" en otro. La idea no es consistente. Conforme a esta torpe interpretación, el "pueblo" pertenecía a un príncipe que no habría de manifestarse hasta 2.000 años después. ¿Como podrían los ejércitos de Tito ser el pueblo de un príncipe que no había aparecido jamás? ¿Como es posible que el príncipe estuviera separado de su pueblo por más de 2.000 años?

Suponiendo que el "él" de Daniel 9:27 se refiera al Anticristo, los futuris­tas dicen que hará un pacto con los judíos, un acuerdo que les permitirá ofrecer sacrificios en un templo judío reedificado. Pero, como Guiness bien ha dicho: "Pocos imaginan que la noción, en realidad, NO TIENE NINGÚN FUNDAMENTO CONCRETO EN LAS ESCRITURAS, pero se deriva de una interpretación errónea basada en usa sola frase de un solo texto!".

Sin embargo, los escritores dispensacionales declaran constantemente que el Anticristo vendrá, hará su pacto de sacrificios en un templo judío restaurado en Jerusalén, y entonces citan un texto de evidencia: Daniel 9:27, Daniel 9:27, Daniel 9:27, Daniel 9:27, ¡una y otra vez aparece esta escritura como evidencia de esta teoría del Anticristo y su supuesto tratado con los judíos! Analice las siguientes citas, por ejemplo: "Se propone un tratado" (Dan.9: 27) ..."El templo nuevo es preparado, y una vez más el pueblo judío sigue los estatutos del Viejo Testamento" (Dan. 9:27). Pero a la mitad de la semana, el Anticristo procede in­mediatamente a romper el tratado y planea derramar toda la sangre judía."6

"El Anticristo le garantiza a los judíos siete años de paz." (Dan 9:27) 7

"Hará un pacto con los judíos, permitiéndoles reconstruir su templo, y comenzar de nuevo sus sacrificios (Id Antiguo Testamento." (Dan 9:27)8

"El Anticristo hace un pacto con los judíos apostatas. Después de tres años y medio, rompe este pacto ...y se sienta en el Lugar Santísimo del templo renovado, que se llama...'la abominación de desolación.' Daniel 9:27 9

“Según Daniel 9:27, el Anticristo estará aquí por siete años, porque hace un pacto de siete años con Israel, lo cual será para los últimos siete años de este siglo."10

La realidad es que ¡Daniel 9:27 no dice nada acerca del Anticristo, no dice nada acerca de un pacto entre el Anticristo y los judíos, y no dice nada acerca de un templo futuro reedificado, ni de sacrificios futuros!

Existen más  de 280 referencias al "pacto" y NI UNA de ellas, de ninguna forma, introduce la idea de un pacto entre los judíos y el Anticristo. Sin embargo, ¡cualquiera se imagina que esta teoría es tan escritura y bíblica como el pacto de Dios con Israel en el Sinaí!

El Pacto ni se haría, ni se rompería

Los escritores dispensacionales usan la palabra "HARÁ" constantemente para referirse a este supuesto pacto entre el Anticristo y los judíos. Note las siguientes citas: "El príncipe romano HARÁ este pacto con muchos" (Gaebe lein) "El príncipe de Daniel que vendrá ... HARÁ un pacto con muchos ...permitiendo la restauración del servicio del templo" (Scofield). "...cuando nuevamente Dios tome a Israel...se levantará un príncipe romano que HARÁ un pacto con la nación por siete años." (Ironside) "La Biblia dice que el Anticristo HARÁ un pacto con Israel." (Roberts). "El Anticristo HARÁ ... un pacto con Israel." (Dake), etc.

Esta idea de que el Anticristo HARÁ un pacto con los judíos, supues­tamente se enseña en Dan. 9:27. ¿Pero donde en Dan. 9:27 aparece esto acerca del Anticristo, o de cualquier otra persona, que esté HACIENDO un pacto? No lo hay. El verso dice que el pacto sería CONFIRMADO o (según algunos lo traducen) PREVALECERÁ.* Daniel 9:27 no dice nada acerca de un pacto siendo hecho.

No obstante, una vez que pensamos que el Anticristo HARÁ un pacto con los judíos, entonces nos enteramos que luego lo ROMPERÁ. Los escritos dispensacionales hablan con frecuencia de como el Anticristo HARÁ y luego ROMPERÁ su pacto. Notemos, sin embargo, que¡ninguno de los dos tér­minos: HARÁ y ROMPERÁ, aparecen en el texto!

Daniel 9:27 dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda."

Una vez una persona tiene en su mente la idea de que este verso está tratando del Anticristo, y que el Anticristo ROMPERÁ el pacto, solo le falta dar un paso más para echar a perder el verdadero significado de la escritura. Puesto que los sacrificios habrían de terminar durante la mitad de la semana, ¡se supone que el pacto tenía que ver con sacrificios de animales en el templo judío reedificado en el futuro! Todo está basado en simples suposiciones.

*La palabra original es "gabar" v nunca quiere decir "hacer". Por lo general, quiere decir "prevalecer".

El texto dice que el pacto sería confirmado por una "semana", siete años. Entonces menciona un evento que acontecerá a la MITAD de los siete años: cesará el sacrificio y la ofrenda. NO HAY NINGUNA RAZÓN PARA CREER QUE EL SEGUNDO EVENTO ES LA RUINA DEL PRIMERO. Si esto fuera así, en realidad habría dos frases contradictorias. Si el pacto tiene que ver con los sacrificio de animales, y si estos sacrificios terminan durante la mitad de la semana, ¡entonces el pacto NO prevalecería por siete años!

Solo cuando pensamos que el pacto será quebrantado, lo cual NO aparece en el texto, concluimos que el pacto tiene que ver con sacrificios restaurados.

Resumiendo.

La creencia futurista cree que:

Daniel 9:27 se refiere al Anticristo.

1)   El Anticristo hará un pacto, permitiéndoles a los judíos hacer sacrificios.

2) El Anticristo quebrantará su pacto.

3) 4) La profecía de la setenta semana es futura.

 La verdad es:

1)   El Anticristo no aparece en ninguna parte del pasaje.

2) No dice nada que indique que se hará un pacto para restaurar los sacrificios.

3) No dice nada acerca de un pacto quebrantado.

4) La profecía de las setenta semanas no es futura, sino que ya se cumplió.

 

El pacto había de prevalecer con el pueblo de Daniel por "una semana": siete años, lo cual se hizo por medio de Cristo. A la mitad de la "semana" Cristo hizo cesar el sacrificio en el programa divino mediante el sacrificio perfecto de sí mismo por los pecados de su pueblo.

Los que creen que las setenta semana es futura, no obstante, argumentan que el pacto de Daniel 9:27 no puede referirse al pacto de Cristo, porque su pacto es un "pacto eterno", mientras que este pacto tiene solamente siete años de duración, ¡pero Daniel 9:27 no dice que el pacto durará siete años! Lo que sí dice es que se confirmaría o que prevalecería el pacto con muchos del pueblo de Daniel por “una semana”, es decir, por los siete últimos años. ¡Esto no es un asunto de cuanto tiempo durará el pacto, sino de cuanto tiempo estaría confirmado el pacto con Israel!

Es verdad que el pacto de Cristo es eterno, y por siete años fue confirmado a muchos del pueblo de Daniel. Por tres años y medio el Mesías personalmente, y por tres años y medio a través de sus apóstoles.

El Santo de los santos es Cristo, no un templo judío

Los dispensacionalistas no aplican la expresión “y ungir al Santo de los santos”(verso 24) a Jesucristo. Ellos opinan que se refiere a la unción de un lugar santo, un templo judío futuro reedificado. 13 Por lo general, enfatizan el hecho de que el término aquí se traduce como "Santo de los santos" y aparece 44 veces en las escrituras originales exclusivamente para describir cosas y lugares, nunca personas. No obstante, en los últimos dos pasajes, por lo menos, se usa con referencia a personas consagradas: Lv. 27:28,29; 1 Cr. 23:13. VR.

Pero como Hewitt bien ha dicho:"Aunque el "Santo de los santos" nunca se aplique a personas, de cierta forma, no se sabe si la interpretación Mesiánica se afectó mucho. Pues Jesús se refería a su cuerpo como "templo de Dios".14 "Destruid este templo" decía Jesús, "y en tres días lo levantaré...Refiriéndose a su cuerpo." (Juan 2 19, 21).

Creemos que era este tem­plo el que fue ungido para que fuera manifiesto el propósito de Dios en la tierra. El título mismo de "Cristo" significa "ungido". Y puesto que tenemos testimonio claro de las escrituras que, al momento de su manifestación a Israel, fue ungido con el Espíritu, creemos que él es el "Santo de los santos" de esta profecía.

¿Podría un templo futuro reedificado ser más santo que Jesús? Seguro que Jesús es mayor que cualquier templo edificado por el hombre. Jesús mismo dijo, "Pues os digo que uno mayor que el templo esta aquí." (Mt.12:6).

Algunos enfatizan que la unción del "Santo" posiblemente se aplicaba también a la iglesia, puesto que la iglesia, hoy en día es el templo del Espíritu Santo, (Ef. 2:20-22), fue ungido con el Espíritu el día de Pentecostés (Hech 2). Pero aunque nos imaginemos a Cristo mismo ser ungido con el Espíritu en el Jordán, o a su cuerpo espiritual en el día de Pentecostés, no existe ningún conflicto en el significado, porque tenemos prueba escritural y concreta de que Cristo fue ungido y su iglesia también. Ambos recibieron la unción dentro de los límites del tiempo especificado, y por eso ambas interpretaciones están en armonía con la profecía. Pero en ningún momento vemos ninguna base para sacar esta frase fuera de su contexto "y ungir al Santo de los santos" aplicarla a un templo judío futuro imaginario.

La realidad es que no podemos encontrar ningún templo futuro en la profecía de Daniel 9.

La profecía que Daniel recibió habla de un templo siendo restaurado, lo cual ocurrió. La profecía, además declara que el templo seríadestruido completamente, lo cual también fue así. ¡No dice nada ab­solutamente acerca de un templo distinto! No obstante, los que mantienen la interpretación futurista tienen que incluir otro templo más, uno futuro, un templo que no está mencionado.

Los que apoyan la interpretación futurista no pueden explicarse lógicamente como Dios tenía que "ungir" un templo en el cual se ofrecerían sacrificios carnales, algo que va directamente en contra de lo que fue realizado en el Calvario.

Habían seis cosas en total en el libro de Daniel 9:24 que serían cumplidas en conexión con la semana setenta: acabar con la prevaricación, poner fin al pecado, expiar la iniquidad, traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Los que apoyan la teoría futurista, de que la semana setenta es futura y que la unción del Santo se refiere a la unción de un templo futuro judío, ¡dicen que estas seis cosas no han sido cumplidas!

Dake, por ejemplo, dice: "Los seis eventos del verso 24 no han sido cumplidos."15

La enseñanza futurista dice que estas cosas pasarán durante la semana setenta, la cual ellos creen que está todavía en el futuro.16

H.A. Ironside, un escritor dispensacionalista de renombre, dice que estas cosas no se cumplieron porque Israel no aceptó al Mesías y por lo tanto ¡Dios canceló la semana setenta hasta que llegara otro momento!: "Israel no reconoció su Mesías. Todavía no lo conocen como el que cargó sus pecados. Su prevaricación no ha sido cumplida. Aún no saben acerca de la expiación de la iniquidad. No saben que la justicia perdurable ya llegó. No se ha sellado la visión y la profecía. El Santo de los santos no ha sido ungido con el regreso en gloria de la Shequina. ¿Qué pues? ...Entre la sexagésima novena semana y la septuagésima, tenemos un Gran Paréntesis que ya ha durado más de mil novecientos años. La semana septuagésima está suspendida por Dios mismo, que cambia los tiempos y las sazones por causa de las transgresiones de la gente...El momento en que el Mesías murió en la cruz, se detuvo el reloj profético. No ha habido ni un tic tac más por diez y nueve siglos." 17

Conforme a este razonamiento, los judíos no reconocieron al Mesías, todavía no le conocen como el que llevó sus pecados, no saben absolutamente nada de la expiación y por lo tanto la semana setenta se tuvo que suspender. La verdad es que "muchos" israelitasaceptaron a Cristo, lo reconocieron como su expiador por los pecados. Pero aunque la nación lo aceptara o no, nada cambiaría el hecho de que ¡la expiación fue hecha en el Calvario!, ya que Cristo proporcionó la expiación en el Calvario, y puesto que los cristianos creen que el Calvario era una obra completa, ¿cómo es posible que estas cosas estén por cumplirse en algún período de tiempo futuro?

Estamos de acuerdo con las palabras de George Murray: "No es sin dolor en el corazón que escuchamos como hay hombres, de irreprochable sinceridad, que recalcan...que el pecado aún no ha terminado, que la justicia perdurable todavía no ha sido manifestada y se atreven a atribuir a un Anticristo malvado aquello que nuestro glorioso Señor realizó mediante su sacrificio en la cruz, la consumación de la ofrenda y el sacrificio."

 

La absurda teoría del  “gran paréntesis”

Probablemente la contradicción más sobresaliente en la interpretación futurista es la forma en que requiere una separación inmensa entre la semana 69 y la 70. Con todo el respeto que se merecen los que han enseñado y creído esto, nosotros creemos que esta separación no es escritural, no tiene base y es contradictoria. Nos preguntamos como es que algunos comprueban tan positivamente que las 69 semanas pudieron contar hasta el Mesías y colocarse en orden lógico, cuando por otra parte saltan 2.000 años y colocan la semana 70 al final del siglo. Todas las otras "semanas" van una detrás de la otra, de forma continua y consecutiva. Ninguna de estas tiene separa­ción entre ellas. ¿Por que entonces separar la 70 y la 69 con 2.000 años por el medio? ¿Desde cuando el número 70 no va después del 69?

Si enseñamos que la profecía puede tener una separación estamos en­señando que podemos intercalar otras separaciones en otros lugares, en vez de la profecía contar hasta el Mesías, como lo han hecho tan bien en este caso. También se lo podían aplicar a cualquier otra cosa, según cuantos años escogieran para la "separación". Pero estos métodos destruyen el significado y el propósito de esta profecíasincronizada.

La "teoría de la separación" es igual que si un hombre decide andar de 70 millas, puede viajar las primeras 69 y entonces se encuentra un letrero que le dice que ¡la milla 70 está 2.000 millas más adelante!

O supongamos que dos hombres están saliendo de la ciudad de Los Ángeles, para viajar a Chicago, y uno le pregunta al otro: ¿Cuanto queda para llegar a Chicago? El chofer le dice "Setenta millas". Pero después de las 69 millas todavía están lejísimos de Chicago, ¡aún están en California! “¿No me dijiste en Los Ángeles que faltaban 70 millas para Chicago?". El chofer contesta, "Bueno, son setenta millas desde Los Ángeles a Chicago, pero hay una separación, un gran paréntesis, como de 2.000 millas que yo no le mencioné. O sea, el odómetro está puesto para que registre nada más que las primeras 69 millas y entonces se detiene cuando andemos 2.000 millas más y comencemos la última milla a Chicago, entonces empezará de nuevo y marcará la milla setenta."

La teoría de la separación ha sido comparada a un hombre con una vara de medir, que cortó la última pulgada y puso un pedazo de elástico entre la pulgada 35 y la 36. Entonces podría estirar la pulgada 36 hasta donde quiera. ¡Podría hacerla llegar adonde quisiera! ¡Pero al hacer esto, ha destruido el propósito por el cual se hizo la vara de medir! Creemos que la misma inconsistencia aparece en la teoría futurista de separar la semana 69 de la 70 con una separación de 2.000 años.

Hay tres períodos básicos dentro de la profecía. El primero de siete "semanas” (49 anos) se usó con el trabajo de la reedificación de Jerusalén; el próximo, 62 "semanas" (434 anos), habría de llegar hasta el Mesías; el último era una semana de 70 años. Tenemos, pues, tres períodos: uno de 49 años, otro de 434 años y otro de 7 años.

Los seguidores más fuertes de la teoría de la "separación" no admiten que esta separación exista entre los 49 y los 434 años. Kelly, por ejemplo, declara: "Las primeras 69 semanas transcurrieron sin problema ... sin interrupciones.” 19 Si no existe ninguna brecha entre los 49 años y los 434, ¿por qué va a existir entre los 434 y los últimos 7 años?

El término "setenta semanas" es plural, pero el verbo hebreo que se traduce "determinar" es singular. La fraseología actual (aunque sería ex­traño traducirlo así al español), quiere decir esto: "Setenta semanas /ES (no son) determinadas sobre tu pueblo y sobre la santa ciudad." Dice Barnes: "La estructura aquí, el verbo singular con un nombre plural ...el verdadero significado parece ser que las 70 semanas son expresadas colectivamente como siempre ocurre en un período de tiempo; es decir, se ha determinado un periodo de 70 semanas. La profecía, en el uso del verbo singular, parece haber contemplado el tiempo, no como semanas separadas, o como porciones individuales, sino como un solo periodo de tiempo."20

El hecho de que las 70 semanas fueron consideradas colectivamente nos muestra que no es cierta la idea de una separación de 2.000 años entre la semana 69 y la 70.

Dios le dio la profecía de las 70 semanas a Daniel como algo que él pudiera "entender" (*Dan. 9:25). ¡Daniel no sabía nada de separaciones ni de relojes parados! El hecho real es que la semana 70 siguió después de la 69 en orden lógico, y los eventos de la semana 70 han sido cumplidos cabal y maravillosamente.

Los datos más antiguos que tenemos acerca de la creencia en una separación entre la semana 69 y 70 aparece en los escritos de Hipólito. Esto no ocurrió hasta el tercer siglo.

Muchos creen que Hipólito fue el primero en desatar esta enseñanza.22 Sin embargo, el hecho de que Hipólito mantuvo esta teoría de la separación no ayuda mucho a la perspectiva moderna del dispensacionalismo, porque era diferente en varias formas. Por ejemplo, decía que las “semanas” se contaron desde Ciro hasta el nacimiento de Cristo. Entonces calculó que la separación duraría hasta cerca del 500 D.C., cuando calculó que sería la Segunda Venida de Cristo.23   Por ejemplo, decía que las "semanas" se contaron desde Ciro hasta elnacimiento de Cristo. Entonces calculó que la separación

Su teoría no Incluye la idea popular moderna de un rapto secreto, porque enseñó que la iglesia sufriría con el Anticristo. El también creía que la Segunda Venida resultaría en la destrucción del Anticristo, la resurrec­ción de los muertos, y la glorificación de los santos.*

 

Los “padres de la Iglesia” y los reformadores enseñaron que las setenta semanas se cumplieron totalmente

No fue hasta después de la aparición del dispensacionalismo, cerca del año 1830 (vea capítulo 6), que la teoría de la separación se propagó por todas partes, hasta para apoyar la otra teoría del rapto.

En la actualidad hemos oído a personas con buenas intenciones discutir que tiene que ocurrir un rapto "secreto" siete años antes del fin de los tiempos, para que se pueda cumplir la semana setenta de Daniel.

La teoría de la separación se presenta a veces en tonos tan positivos que parece ser la opinión establecida entre los cristianos desde hace mucho tiempo. Esto no es así.

Aunque los DETALLES son diferentes, especialmente en conexión con la cronología, los líderes cristianos y reformadores más famosos a través de los siglos han enseñado que las 70 semanas hallaron su cumplimiento total en el primer advenimiento de Cristo.        

El señor Africano creía que las 70 semanas pertenecían a la primera venida de Cristo, porque en el tiempo del Salvador “... son abrogadas las transgresiones, y terminan los pecados...se predica la justicia perdurable. "

El Señor Metodio conectaba la semana setenta con el primer advenimiento de Cristo.

Polícrono habló de la confir­mación del pacto que hizo Cristo a la mitad de la semana setenta. Atanasio comentó que las setenta semanas marcaron "la fecha actual, y la jornada divina del Salvador", y recalcó que algunos "podrán encontrar excusas para posponer, hasta un tiempo futuro, lo que está escrito, ¿Pero qué pueden decir a esto ...o podrán responder? Donde, no solamente se hace referencia a Cristo, pero él ... es declarado no hombre solamente, sino el Santo de los santos..."

Eusebio colocó la crucifixión en la mitad de la semana setenta, y dijo que el pacto era el evangelio.

Agustín creía que la semana setenta se cumplió con la primera venida de Cristo y no pertenecía a su segunda venida, porque en ese tiempo nadie sabrá el día ni la hora.

*Hipólito probablemente fue el primero en caer en el error de poner una fecha a la Segunda Venida de Cristo. La fecha de 500 D.C. fue basada sobre el principio de 6,000 años, y esto, a la vez, estaba basado en la cronología errónea de la semana setenta que dio la fecha del nacimiento de Cristo cerca de 5.000 anos después del principio.

Bede, en su libro La Explicación del Apocalipsis, la más antigua exposi­ción británica que se conoce, enseñó que las 70 semanas conducían a la primera venida de Cristo.

Juan Wycliíf dijo que "en sus últimos años nuestro Jesús confirmó aquellas cosas que prometió a los patriarcas ... cuando Cristo sufrió y predicó."

Heinrich Bullinger contó las setenta semanas como llegando hasta la muerte de Cristo. Lutero relacionó la semana setenta con la muerte de Cristo y declaró que durante la semana setenta fue predicado el evangelio con poder.

Melancton creía que Jesús fue crucificado a la mitad de la semana setenta, tres años después de su bautismo.

Calvino dio a entender que la crucifixión ocurrió en la mitad de la semana setenta, cuando cesó el sacrificio y la ofrenda.

Efraín Huit, escritor de las primeras exposiciones sistemáticas sobre Daniel que aparecieron en las colonias americanas, declaró que "con la última semana se termina el sacrificio del Señor, y comienza el llamado de los gentiles y el rechazamiento de los judíos." Matthew Henry, famoso por sus comentarios bíblicos, conectó las setenta semanas con la primera venida de Cristo, durante la semana final el evangelio fue predicado.

Adam Clarke escribió que "esta profecía completamente ... ha sido cumplida al pie de la letra."

Alexander Campbell lo resumió en estas palabras: "A la mitad de la semana, él (Cristo) había de establecer la Nueva Institución...su ministerio duró tres años y medio, y a la mitad de la semana entonces él fue quitado. Y en media semana, esto es en tres años y medio, se envió aún más cristianos a todas las naciones. Esto completa las setenta semanas."

La posición cumplida ha sido la perspectiva prevaleciente de la Iglesia a través de los siglos.

Brevemente vamos a notar como las dos interpretaciones que hemos discutido se contrastan una a la otra. La posición futurista dice que la semana 70 es FUTURA; la interpretación cumplida dice que estas cosas son parte de la HISTORIA PASADA. La posición cumplida dice que CRISTO ya ha confirmado el pacto con Israel. La posición futura dice que el fin de los sacrificios será la obra del DIABLO. La posición cumplida dice que el fin de los sacrificios se refiere al Calvario y era la obra de DIOS. La inter­pretación futurista requiere una inmensa SEPARACIÓN. la interpretación cumplida mantiene que las semanas se seguían EN ORDEN LÓGICO. La posición futurista sostiene que esa profecía incluye un TEMPLO RESTAURADO en el futuro; La interpretación cumplida sostiene que el único templo que se menciona en la profecía ya fue DESTRUIDO.

El Príncipe Mesías que habría de venir

Hemos llegado ahora a una parte de la profecía de las 70 semanas la cual ha sido frecuentemente ignorada. Muchas de las ediciones de la versión del Rey Jacobo incluyen la siguiente traducción de Daniel 9:26: "...y (los judíos) no serán más su pueblo, y el pueblo del príncipe (el Mesías) que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario."

Esta traducción, inclusive el paréntesis, aparece en el margen de las Biblias publicadas por compañías conocidas, como por ejemplo, Collins, Harper, Hertel, Holman, National, Nelson Oxford, Whitman, Whinston, World, Zondervan, etc. ¡Según esta traducción, el pueblo que destruiría Jerusalén y el templo sería el PUEBLO DEL MESÍAS!

Ésta interpretación no está fundada solamente en lo que dice en el margen de la Biblia, sino que también se puede ver en el texto regular. La profecía habla de la venida del "MESÍAS PRÍNCIPE". En la siguiente oración se dice así: "y el pueblo de un PRÍNCIPE que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario."

Solamente en el caso de una persona que quiera apoyar una teoría, se podría suponer que el príncipe a que se refiere esa frase es distinto al que aparece en la otra. El primer pasaje menciona al Mesías Príncipe y después al pueblo del príncipe. Si creemos que el príncipe de la primera oración se refiere a Jesucristo, y que el de la próxima se refiere al Anticristo, le estamos dando un uso incorrecto al idioma.

Si primeramente hablamos acerca de un cierto príncipe que vendrá, y entonces hablamos acerca del pueblo del príncipe que también vendrá, ¿a quién se le ocurriría pensar que estamos hablando primero de un príncipe bueno y luego de uno malo? No hay razón por la cual interpretarlo de esa manera. El príncipe en ambos casos se refiere al Mesías.

Según la descripción que aparece en el margen, y la del texto regular, ¡el pueblo del Mesías es el que destruiría la ciudad y el santuario!

Si observamos más allá en la profecía veremos otra cosa. Ya vimos que "el" que había de confirmar el pacto y "el" que habría de cesar el sacrificio es el Mesías. El verso 27 continua: "...vendrá el desolar." Si queremos ser consistentes, el "él" de la primera parte del verso 27 se refiere al Mesías, y aquí también se refiere al Mesías.

El tema consiste en la desolación de Jerusalén (la ciudad y el templo) y este pasaje indica que el Mesías destruiría la ciudad.

Pero todos sabemos y reconocemos que los ejércitos de Tito son los que destruyeron Jerusalén y el templo. ¿Cómo, pues, entenderemos que sería el pueblo del Mesías Príncipe el que iba a destruir la ciudad y el santuario? (verso 26), y si creemos que el Mesías es el sujeto de este pasaje, ¿cómo entenderemos que "él" es el que ha de destruir la ciudad, como lo leímos en el verso 27? Debido a que la profecía habla del Mesías trayendo bendiciones sobre el pueblo de Daniel y la ciudad, algunos no han entendido que él también sería el que ejecutaría juicio sobre aquellos que eran desobedientes.

El Mesías no es solamente como un “cordero" sino también como un "León" (Ap. 5:5,6); un "siervo" y también como "Rey de reyes" (Is. 53:11; 1Tm.6:15); un "varón", y "el Señor del cielo" a la misma vez (1 Co 15:47); él es el "fundamento" y también "piedra de tropiezo" (1 Co. 3:11; 1 Pe 2:8). "Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará." Mt. 21:44.

En el Antiguo Testamento aparecen contrastes similares. Si el pueblo de Dios era obediente, recibiría "bendición"; si no, caería una "maldición" sobre ellos. (Dt. 28). Dios no solo es un Dios de compasión, sino también de ira (Miq. 7:19, 20; Oseas 6:1) "Y fue su SALVADOR. En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y su clemencia los REDIMIÓ, y los trajo, y los levantó todos dos días de la anti­güedad. Más ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió ENEMIGO, y él mismo peleó contra ellos." (Isaías 63:8-10).

Ahora bien, si el salvador y redentor del Antiguo Testamento cambió y se convirtió en el "enemigo" y "peleó contra" aquel pueblo rebelde, sería lógico pensar que el que se rebele contra el salvador y redentor del Nuevo Testamento también podía traer juicio sobre los que se rebelaron contra él y rechazaron su santo Espíritu. Sin exagerar el argumento en forma alguna, estamos basados en evidencia bíblica.

Puesto que Cristo será el que juzgará al mundo entero en el día de juicio (Hechos 17:31), ¿por qué vamos a suponer que a aquel a quien le ha sido dada "toda potestad en el cielo y en la tierra" (Mt. 28:19) no podría juzgar una ciudad depravada en el año 70 A.D.?

Muchos cristianos generalmente reconocen que el juicio que cayó sobre Jerusalén en el año 70 fue el juicio de Dios, es decir, un juiciodivino. Pero muchos no han creído que este juicio sea la obra del HIJO de Dios, del Mesías. Sin embargo, según Juan 5:22, 26, 27, "El Padre...todo el juicio dio al Hijo ...Por­que como el Padre tiene vida en si mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo. Y también le dio autoridad de HACER JUICIO, por cuanto es el Hijo del Hombre."

Tal vez suene raro que hablemos de la destrucción de Jerusalén por mano del Señor, pero en realidad, esto fue ejecutado por los ejércitos de Tito. Más aquí no hay ninguna contradicción. Con un poco de paciencia podemos escudriñar las escrituras y encontrar muchos ejemplos en los cuales el Señor habló acerca de la destrucción de varios reinos por Su mano. El dijo repetidas veces: "Yo haré que..." Y sin embargo, el contexto demuestra que la obra en sí fue realizada por ejércitos paganos que ni se imaginaron que estaban ejecutando el juicio de Dios. Veremos que en este sentido, aún Dios habló de un ejército pagano y se refirió a él como "mi siervo" y "mi ejército". La evidencia es completa y conclusiva. Consideremos, por ejemplo, el juicio del Señor que cayó sobre EGIPTO en los días de Nabucodonosor: "Así ha dicho Jehová: He aquí yo tomaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, MI SIERVO...Y vendrá y asolará la tierra de Egipto y pondrá fuego en los templos de los dioses de Egipto ...y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego." Jeremias 43:10-13.

 "Haré cesar la multitud de Egipto." ¿Cómo? Por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia. Él, y con él su pueblo ... serán traídos a destruir la tierra.        Y pondré fuego a Egipto ...Haré pues juicios en Egipto" (Ez. 30:10-19). "Heme aquí contra Faraón rey de Egipto y haré que la espada se le caiga de la mano. Esparciré a los egipcios ... Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia" (Ez.30: 22-25). "Haré resplandecer mi espada delante de sus rostros.. Porque así ha dicho el Señor Jehová: La espada del rey de Babilonia vendrá sobré ti. Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo...Cuando asolaré la tierra de Egipto." (Ez. 32:9-15).

Aquí vemos las cosas que Dios dijo que iba hacer, sin embargo los medios que realmente llevaron a cabo su voluntad divina fueron ejércitos paganos bajo la dirección del rey Nabucodonosor, a quien Dios se refiere como "su siervo". También leemos aquí acerca de los juicios que Dios pronunció sobre otras ciudades y naciones, los cuales se describen como la obra de Dios. No obstante, es evidente que los ejércitos de los hombres eran los instrumentos que hicieron en realidad la obra destructiva.

"He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros ... Matará a espada ...y pondrá contra ti arietes, contra tus muros." (Ez 26:7). "Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios." (Amos 1:10).

"Y atribularé a los hombres...Oh Canaan, tierra de los filisteos, y te haré destruir ... También vosotros los de Etiopía seréis muertos con mi espada. Y...destruirá a Asiria; y convertiré a Nínive en asolamiento." (Sof 1:17; 2:5-13). "Carga de Nínive...Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos ... Encenderé y reduciré a humo tus carros ...y raeré de la tierra tu robo...y echaré sobre ti suciedades ...Y será que todos losque te vieren, se apartarán de ti, y dirán: Nineve está asolada." (Nah. 1:1,2; 2:13; 3:5- 7).

"Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. Y destruiré a los moradores de Asdod...y volveré mi mano contraEcron...Prenderé fuego en Teman ... Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot...Y quitaré el juez de en medio de él, y matar don él a todos sus príncipes." (Amos 1:7-15; 2:2,3) "Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-ada." (Jer 49:27). "Haré pues, de Samaria montones ...y derramaré sus piedras ...y asolaré todos sus ídolos ... haré matar tus caballos ...y haré destruir tus carros: y destruiré tus ciudades." Miqueas 1:6,7; 5:10-14). "Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí ya estoy contra ti, oh Sidón...enviaré a ella pestilencia ...y caerán muertos en medio de ella, con espada por todos lados." (Ez. 28:22).

Aquí aparecen numerosos ejemplos en los cuales vemos ciudades enteras que fueron derribadas o destruidas por ejércitos; sin embargo,Dios se refiere a esto como algo que ÉL haría. La fraseología utilizada para describir la destrucción que vino sobre su propio pueblo desobediente en los tiempos del Antiguo Testamento es similar a esta: "Jehová traerá contra ti una nación de lejos." (Dt. 28:49). ¿Quién hará esto? ¡El señor! "Mi alma os abominará", les advirtió Dios. "Y pondré vuestras ciudades en desierto, y asolaré también la tierra ...y a vosotros os esparciré entre las naciones...y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades." (Lv. 26:30-32)

A través del profeta Joel, Dios llamó el pueblo al arrepentimiento, de­scribió la amenaza de un ejército pagano invasor; un "pueblo grande" que conquistaría y destruiría con fuego; montado sobre caballos y con carros; bien adiestrado y organizado; sumamente armado, de tal forma, que si se cayeran de espaldas no se herirían. Un ejército triunfador en su obra destruc­tora (Joel 2:1-10). "Y Jehová dará su orden delante de SU EJERCITO", y con Dios dirigiendo este ejército, ¿quién podrá resistirlo?" (Verso 11).

"Por eso pues", advirtió Dios, "dice Jehová, convertios a mi con todo vuestro corazón...lloren los sacerdotes y digan; Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella." Si se arrepentían, entonces el Señor dijo:"Haré alejar de vosotros al del norte." (Versos 12-20).

Aquí tenemos un ejemplo de un ejercito "pagano" que vendría contra Judá y Jerusalén para llevar a cabo el juicio de Dios contra de ellos.Puesto que este "pueblo" ejecutaría el juicio de Dios, Dios se refiere a él como "el suyo".

Lo mismo es evidente en las siguientes escrituras: "He aquí, yo traigo mal sobre este pueblo... He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos... He aquí que viene pueblo de la tierra del norte... Arco y jabalina empuñarán, crueles son, y no tendrán misericordia ... montarán a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sion." (Jer .6:18-23). "He aquí yo entregaré esta ciudad al rey de Babilonia, y la quemará con fuego. He aquí, mandaré yo, dice Jehová ...y pelearán contra ella, y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá." (Jer 34:2, 22). "Yo meteré fuego en sus ciudades el cual consumirá sus palacios." (Oseas 8:14). "Y pondré mi rostro contra ellos ... fuego los consum­irá ...Y convertiré la tierra en asolamiento," (Ez 15:7, 8). "Así haré pudrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén ... los quebrantaré el uno contra el otro ... ni tendré piedad ... para destruirlos ... toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio fue toda ella... Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová ... Ay de ti, Jerusalén!" (Jer. 13:9-27). "Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis...yo pondré...esta ciudad por maldición a todas las naciones ... asolada hasta no quedar morador." (Jer 26:1-9). "Así ha dicho Jehová: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también yo haré gran hoguera..Yo profano mi santuario." (Ez 24). "Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho ...Y entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay en ella." (Amos 3:6; 6:8). "Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti; si, yo, y haré juicios ...y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de tus abominaciones ...y enviaré sobre ti espada." (Ez 5:8-17). "extenderé mi mano sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal...escudriñaré a Jerusalén ...y castigaré a los hombres que...dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal." (Sof 1:4,12). "He aquí enviaré ... a Nabucodonosor, mi siervo ... contra esta tierra ...y en desolación perpetua ...y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años." (Jer. 25:8-11 ).

Así fue como los profetas advirtieron a los habitantes de Judá y Jerusa­lén en el Antiguo Testamento. Por supuesto, lo que aconteció ya es parte de la historia. No alcanzaron arrepentimiento. "1 Hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaron sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo." ¿Y como se manifestó la ira de Dios? "Trajo (Dios) contra ellos al rey de los caldeos (Nabucodonosor, rey de Babilonia), que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos (Dios) los entregó en sus manos ...Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusa­lén, y consumieron a fuego todos sus objetos deseables." (Jer. 52:12-14; 2 Cr. 36:14-19).

En cuanto a la condición desolada que existió en aquellos días, Dios dijo: "Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción." (Jer 44:6). La evidencia es muy clara. La destrucción que resultó sobre Judá y Jerusalén fue hecha por los ejércitos del rey de Babilonia. Sin embargo, ¡debido a que estos ejércitos en realidad estaban ejecutando el juicio de Dios, el Señor se refirió a ellos como a SU PUEBLO, SU OBRA, Y SU SIERVO!

Se podría correctamente decir que ellos destruyeron a Jerusalén a Judá, porque así lo declaran las escrituras. Pero por otra parte, también podemos decir que Dios destruyó a Jerusalén y Judá, y también estar en lo cierto, porque las escrituras así lo declaran claramente. Tal era el juicio de Dios; pero fueron los ejércitos paganos como un instrumento de Dios, los que ejecutaron la destrucción.

Ahora pues, si aceptamos estas palabras para describir la destrucción de Jerusalén y la tierra del Antiguo Testamento, ¿por qué pensar, que esa misma fraseología está fuera de lugar cuando la aplicamos a la misma ciudad y la misma tierra cuando fue destruida en el sño 70 D.C.?

Podemos, por lo tanto, decir correctamente que los ejércitos Romanos destruyeron Jerusalén en el año 70 D.C. puesto que ese era el juicio del Señor sobre una nación que no se arrepintió. Podemos decir que Jerusalén fue realmente destruida por el Señor, ya que ¡los ejércitos paganos solo fueron sus instrumentos para ejecutar su juicio!

Por lo tanto, entendamos que los ejércitos romanos eran "el pueblo del príncipe" (el Mesías, el Señor) que destruyó la ciudad y el santuario. No eran su pueblo en el sentido de que fueran cristianos, por supuesto, pero eran su pueblo en el sentido de que ejecutaron su juicio, al igual que los ejércitos de Nabucodonosor habían sido su pueblo en la destrucción que vino sobre aquella tierra y el pueblo del Antiguo Testamento.

El tema principal de todo este pasaje es el Mesías Príncipe (Dn 9:24-27). Una vez que entendamos esto, ya no importa si la palabra "el" del verso 27 está conectada con la palabra "príncipe" en la frase "el pueblo del príncipe", o con la frase "el Mesías príncipe", ya que ¡ambasexpresiones se refieren al Mesías!

Observemos de nuevo la profecía. "Y el pueblo de un príncipe (el Mesías) que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin (la destrucción de la ciudad y el santuario) será con inundación." (Dn 9:26). La palabra "inundación" aquí significa sheteph (número 7858 de la Concordancia de Strong) y viene de la palabra stataph (número 7857 en la Concordancia de Strong). Los dos términos están relacionados en el libro de Daniel 11:22, el cual describe la invasión de un enemigo y dice así: "Las fuerzas enemigas serán barridas (sheteph) delante de él como con inundación (sheteph) de aguas; serán todos destruidos."

La palabra inundar (de la cual proviene la palabra inundación, diluvio) se usa en otros lugares en el libro de Daniel: "Y reunirán multitud de grandes ejércitos ...e inundará, y pasará delante" (11:19). "...su ejército será destruido, y caerán muchos muertos." (11:26). "Y entrará por las tierras, e inundará, y pasará ... muchas provincias caerán". (verso 40). Todas las re­ferencias a "inundar" que aparecen en Daniel se refieren a la inundación de las invasiones del enemigo. Ese tipo de "inundación" es la que habría de destruir a Jerusalén en el año 70.

No es cosa rara que las escrituras empleen la palabra inundación en esta forma. En medio de una batalla, David dijo: "Y torrentes de perversidad me atemorizaron." (Sal 18:4; 2 S. 22:5). "Porque vendrá el enemigo como río (Isaías 59:19). ¿"Quién es este que sube comorío? Egipto como río se ensancha...y dijo, Subiré, cubriré la tierra: destruiré ... Subid, caballos, y alborotaos, carros, y salgan los valientes." (Jer 47:7-9).

El ejército invasor se asemeja a "aguas del norte ... se harán torrente" en Jeremías 47:2,3. La destrucción de Nínive que fue realizada por un ejército invasor se describe con el término profético: "inundación impetuosa" (Nahum 1:1,8),

Según la profecía de Daniel, el "fin" que había de venir sobre la ciudad y el templo de Jerusalén traería también "inundación", la inundación de un ejército invasor. Y esto, por supuesto, sería confirmado por un cumplimiento verdadero. Mientras que los romanos continuaron golpeando los portones masivos y los muros de la ciudad, en varios lugares se hicieron aberturas y una invasión de guerreros desde el Tiber inundó la ciudad como un diluvio impetuoso, y por fin llegó su destrucción.*

*Concerniente a la derrota de Babilonia, leemos: "Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus olas fue cubierta. Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta ...y bramarán sus olas, y como sonido de muchas aguas." (Jer 51:42, 43, 55). Jesús, refiriéndose a la destrucción que había de venir sobre Jerusalén, habló de "el bramido del mar y de las olas." Es decir, "Angustia de las gentes por la confusión" (Lc. 21:25). Ni Babilonia ni Jerusalén fueron destruidas por el mar literalmente o por las olas. Estas expresiones son figurativas. Luego la profecía continúa con estas palabras: "Y hasta el fin de la guerra (contra Jerusalén) durarán las devastaciones", o como dice la traduc­ción de la referencia: "Será cortado por desolaciones." Esta obra destructora se describe mejor en el verso 27 “Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador (el Mesías el Señor)."

Según la propia interpretación de Jesús tocante a estás "abominaciones que iban a "desolar", sabemos que esta es una referencia a losejércitos Gentiles (Mt 24: Lc. 21). Con esto en mente, veamos este verso de nuevo: "con la (a favor de) muchedumbre de las abominaciones (los ejércitos invasores de los Gentiles) vendrá el desolador (el Mesías, el Señor)."

Dios obraría "para que" estos ejércitos paganos pudieran extenderse alrededor de Jerusalén y tomarla por la fuerza. O como dice una traducción, "con los ejércitos abominables lo convertiría en desolación." Estos ejércitos no eran sino sus instrumentos para llevar a cabo su juicio.

¿Hasta que límite dice la profecía que estos ejércitos paganos han de destruir a Jerusalén? ¿Destruirán solamente una pequeña porción de un muro, o quizás una pequeña parte del templo, o unas cuantas casas? No, la profecía continúa diciendo que el Señor, junto con los ejércitos abominables, la harían una "desolación, hasta que venga la consumación", la destrucción total (Kalah, número 3617, de la concordancia de Strong). En otras palabras, estos ejércitos comenzarían a derrumbar y destruir, pedazo por pedazo, parte por parte, hasta que viniera la consumación, hasta que su obra fuese com­pleta. O como Jesús dice cuando comentaba sobre esta misma profecía: "¡No quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida! Y las últimas diez palab­ras que clausuran la profecía recalcan nuevamente estas cosas:"Y lo que está determinado se derrame sobre el desolador." ¡El juicio estaba seguro!

La nación judía había llenado su copa de iniquidad hasta rebosar. Ha­bían rechazado y matado al Mesías y perseguido a los que él envió. Lo que Jesús dijo en la parábola de la fiesta de boda encaja perfectamente en el juicio divino que sobrevino a Jerusalén. Rechazaron la invitación del Rey v mataron al mensajero que les envió. Por consecuencia, "al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad." (Mt. 22:7).

Según la profecía de Daniel, serían contadas 69 semanas hasta la llegada del Mesías, las cuales se cumplieron. Después de esto, el Mesías desapareció durante la semana que quedaba, la semana 70, cuando se realizó el sacrificio final y perfecto del plan de Dios.

A través de su obra redentora, Jesús puso fin a los pecados, hizo expiación para la iniquidad, y trajo la justicia perdur­able por medio del Evangelio.

El tema principal de la profecía es Cristo Jesús. Su cumplimiento grandioso resplandece aún más en el Calvario con poder y gloria. Su forma de regular el tiempo es perfecta. Sus palabras son armoniosas. Su mensaje satisface el alma. Sería un grave error echar todo esto a un lado y aplicar la profecía al futuro y al Anticristo (en vez de a Cristo y a su obra redentora del Calvario).

Ralph Woodrow

email: las21tesis@gmail.com

 

 

 

 

 

 

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