Los diez alimentos cotidianos que te matan lentamente

 

By: ActiveBeat

 

Tomado de:

http://www.activebeat.com/esp/fitness-y-nutricion/los-diez-alimentos-cotidianos-que-te-matan-lentamente/

 

 

Cuando se trata de alimentos a evitar, es fácil para mí señalar los más obvios. La tocineta, por ejemplo, independientemente de ser una exquisitez… bueno, SOBRE TODO, con el tiempo doblará su riesgo de padecer un accidente cerebro vascular si la consume diariamente en grandes cantidades.

 

Los expertos en alimentos advierten que los alimentos fritos comprados en tiendas no son para nada mejores. Las alitas de pollo, las papas fritas y las rosquillas no sólo son una amenaza para su cintura; sino que también su proceso de fritura impregna los alimentos con sustancias químicas tóxicas que lo ponen en riesgo de padecer enfermedades crónicas inflamatorias y ciertos tipos de cáncer.

 

La mayoría de nosotros sabe que debería comer mejor. Pero si cree que está comiendo de manera sana y aún así los diez siguientes alimentos constituyen la mayor parte de su dieta — ¡piénselo otra vez! Por lo tanto, así como detesto ser portador de malas noticias, es el momento de que descubra los peligros ocultos en estos alimentos tan populares en Norteamérica…

 

 

1. Conservas de tomate

 

Puede que no asocie los tomates en conserva y las salsas de tomate con el jarabe de maíz de alta fructosa a la hora de preparar espaguetis con albóndigas. Sin embargo, cuando se trata de fuentes ocultas de azúcar, su salsa de tomate enlatada favorita es probablemente uno de los culpables más dulces, lo cual contribuye secretamente al aumento de las tasas de obesidad, diabetes, enfermedades coronarias y caries dental. Para ponerle a su pasta una salsa más saludable, revise las etiquetas y opte por una salsa baja en azúcar y sodio o haga su propia salsa con hierbas y tomates frescos.

 

 

2. Gaseosas

 

 La bomba azucarada del refresco es su peor enemiga. No le hace ningún bien a su cintura. No es buena con sus dientes. Y puede desatar el caos en su piel, en sus hormonas, en sus niveles de ansiedad y en sus niveles de azúcar en la sangre. Cada lata de gaseosa que ingiere es completamente nula en beneficios nutricionales, a menos que quiera considerar aproximadamente 10 cucharaditas de azúcar refinada como algo positivo. Las gaseosas también contienen abundantes dosis de colorantes alimentarios artificiales y conservantes como el BVO (aceite vegetal bromado). Así que hágase un favor la próxima vez que tenga sed de una gratificante soda y sírvase un vaso de agua con unas gotas de limón, lima o jugo 100% de fruta.

 

 

3. Embutidos

 

Los nitratos pueden sonar como una bomba de tiempo, lo cual no está lejos de la realidad si tenemos en cuenta los niveles de sodio, de conservantes y aditivos que se presentan en las carnes embutidas — como el jamón, el salami y la

bolonia — sus fieles amigos rosados. Los adultos que regularmente los consumen tienen mayores posibilidades de tener tasas elevadas de enfermedades cardíacas y cáncer. Al mismo tiempo, estudios demuestran que los niños que consumen embutidos están expuestos a trastornos de comportamiento y problemas de aprendizaje. Si necesita carne para sándwiches, compre embutidos directamente de su carnicero local y haga que las rebane a pedido. Pueden no durar tanto como las carnes enlatadas, pero contendrán mucho menos conservantes perjudiciales.

 

 

4. Edulcorantes

 

 Puede que ya haya hecho el cambio de azúcar blanco refinado a un edulcorante artificial — como el acesulfamo potásico, aspartamo, neotamo, sucralosa o sacarina — debido a que los edulcorantes artificiales contienen menos calorías. Sin embargo, sólo porque la FDA los etiquete como seguros para el consumo humano, no significa que necesariamente deba hacerlo. Numerosos estudios han relacionado a los alimentos y las bebidas bajos o con cero calorías con un riesgo mayor de padecer síndrome metabólico, presión arterial alta, diabetes tipo 2, aumento de peso y falla cardiovascular. De hecho, muchos científicos alimentarios consideran el aspartamo como “la sustancia más peligrosa del planeta”. Si necesita un toque de dulzura, use jarabe de agave natural, miel o jarabe real de arce.

 

 

5. Margarina

 

De seguro ya ha oído las advertencias de consumir grasas trans (o aceites hidrogenados saturados). Claro, son aceites de origen vegetal, pero aún así están tan procesados que los nutricionistas le dan a alimentos como la margarina, muchos puntos negativos. ¿Por qué? Debido a que las grasas trans aumentan el riesgo de tener colesterol malo, enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. Así que evite usarla para los sándwiches o use puré de aguacate o aceite de oliva virgen extra para un aderezo o un dip más saludable.

 

 

6. Aderezos para ensaladas embotellados

 

¡Lo peor que puede hacer para sabotear una fresca, nutritiva y crujiente ensalada es ahogarla con botellas de aderezo de ensalada! Incluso las variedades sin grasas o con grasa reducida están llenas de azúcar, de jarabe de maíz de alta fructosa y de colorantes artificiales (es decir, colorante de caramelo). Tranquilamente podría también verter soda dietética sobre su variedad de lechugas y lograr los mismos resultados. Para obtener un aderezo de ensaladas saludable, mezcle unas cucharadas de vinagre balsámico o vinagre de sidra de manzana con unas cucharaditas de aceite de oliva extra virgen; tendrá así una ensalada saludable llena de grasas buenas.

 

 

7. Lácteos enteros

Además de contener demasiadas grasas saturadas (o malas), los productos lácteos a base de leche entera también están repletos de otro ingrediente que arruinará su cereal — la hormona de crecimiento bovino (BGH). Esta hormona sintética es fabricada en laboratorios para impulsar la producción de leche en las vacas. Por desgracia, los nutricionistas sostienen que la BGH, al ser transmitida a los humanos, causa obesidad infantil así como ciertos tipos de cáncer, migrañas crónicas y artritis reumatoide.

 

8. Perritos calientes

Cuando hablo de perros calientes realmente me refiero a cualquier carne ahumada, curada o salada que contenga conservantes químicos. Sin embargo, esta famosa comida rápida se ha llevado la peor parte de las críticas alimentarias gracias a los informes médicos y a los medios de comunicación. Por ejemplo, ciertos resultados del Comité de Médicos por una Medicina Responsable afirmaron que “¡los perros calientes procesados deben llevar etiquetas de advertencia como pasa con los cigarrillos!” Resulta que el bocadillo favorito de los Estados Unidos está tan lleno de sodio, productos químicos y toxinas que el consumo semanal regular puede aumentar los riesgos de desarrollar cáncer colon o rectal en un 21%.

 

9. Patatas fritas

 

Los científicos orientados a la medicina estiman que las patatas fritas, así como las papas fritas (no quiere decir que sean más saludables) y otras deliciosas frituras a profundidad (es decir, deditos de pollo y alas) son responsables de más o menos mil tipos de cáncer cada año en Norteamérica. Así que la próxima vez que se asome a una ventanilla para obtener esa satisfacción crujiente y grasosa, considere los peligros para su colon, sus senos, su vejiga, su próstata y su recto. El mayor riesgo de estas enfermedades viene de la acrilamida, un carcinógeno creado durante el proceso de cocción por fritar a profundidad.

 

 

10. Carbohidratos blancos refinados

 

 

 

El pan blanco, el arroz blanco, la pasta blanca, los chips pre-empacados y las galletas, las tostadas, los pasteles, los cereales para el desayuno y prácticamente cualquier comida de refrigerio en el mercado tienen una cosa en común: ¡harina de trigo enriquecida! Es por eso que siempre insisto en los tipos de carbohidratos (complejos versus almidonados) que componen en gran parte su dieta, y cómo determinan la forma en que metaboliza los alimentos y sus niveles de energía. No sólo que los granos refinados han sido despojados de la mayoría de sus nutrientes; sino que también se digieren rápidamente en azúcares simples, lo cual provoca que los niveles de azúcar en la sangre suban y bajen rápidamente y causen una oleada de irritabilidad y ataques de hambre de medio día. Por último, una adición de almidón está ligada al aumento de peso, a enfermedades inflamatorias (por ejemplo, artritis), a la diabetes tipo 2, a enfermedades cardiovasculares y a presión arterial alta.

 

 

 

 

 

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