18 de octubre de 2022

 

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Este documento de estudio bíblico es de una importancia crucial para la salvación eterna.

En este estudio va a conocer lo que le han ocultado durante siglos en su iglesia u organización religiosa, y va a conocer toda la verdad sobre quien es el Señor Jesucristo, su eternidad y su engendramiento como hombre, tal como se enseña en las páginas del llamado Nuevo Testamento, en el cual se fundamenta la verdadera Iglesia de Dios y de Cristo.

 

1

LA ETERNIDAD DEL VERBO

 

Siempre me ha sorprendido que al leer Juan 1:1 al Verbo no se le llama HIJO, y al Dios supremo, el Dios Padre, no se le llama PADRE en ese pasaje. El texto bíblico lo que dice es lo siguiente, vamos al texto griego y a su traducción literal al español:


 

(IntEspWH+) εν 1722:PREP En αρχη 746:N-DSF principio ην 1510:V-IAI-3S era ο 3588:T-NSM la λογος 3056:N-NSM Palabra και 2532:CONJ y ο 3588:T-NSM la λογος 3056:N-NSM Palabra ην 1510:V-IAI-3S era προς 4314:PREP hacia τον 3588:T-ASM a el θεον 2316:N-ASM Dios και 2532:CONJ y θεος 2316:N-NSM dios ην 1510:V-IAI-3S era ο 3588:T-NSM la λογος 3056:N-NSM Palabra

 

 

La Palabra es el Verbo, el Logos. El texto griego dice que en el principio ya era el Verbo. Y el Verbo esta CON EL DIOS, y el Verbo era Dios.

Observe como el texto dice que el Verbo estaba con EL Dios, con el artículo, y luego a este Verbo se le llama Dios, sin el artículo. Esto, por desgracia, ha sido falsificado en casi todas las versiones bíblicas donde los traductores han borrado el artículo, “el”, para así engañar a millones de personas diciendo la gran mentira de que ese pasaje de Juan 1:1 habla de un solo Dios, cuando en realidad está hablando de DOS DIOSES, que son el Verbo, y el Dios supremo, y los dos son eternos.

Ahora bien, observe que en Juan 1:1 al Verbo no se le llama Hijo, y al Dios no se le llama Padre, ¿por qué?, esto lo voy a explicar más adelante, pues en primer lugar tenemos que aclarar quién es ese Verbo de Juan 1:1.

Dentro del sistema iglesiero apóstata se ha extendido la mentira diabólica de que el Verbo de Juan 1:1 no es la persona del Señor Jesucristo. Esos engañadores dicen que ese Verbo o Logos es solo la “mente” de Dios, o el “propósito” de Dios, o el “plan” de Dios. Eso que dicen ellos es una de las mayores mentiras e idioteces que se puedan decir, y se refuta de la forma más sencilla, simplemente leyendo Juan 1:1 metiendo las palabras “mente”, “propósito” o “plan”. Por ejemplo, mire lo que diría Juan 1:1 si decimos que ese Verbo es el plan de Dios:

 

“En el principio era el plan de Dios, y el plan de Dios estaba con el Dios, y el plan de Dios era Dios”.

Esa frase no tiene absolutamente ningún sentido, sino que es estúpida en extremo, ya que el plan de Dios no puede estar con el Dios, ni mucho menos el plan de Dios ser Dios. Un plan no es ningún Dios.

Lo mismo sucede si metemos las palabras “propósito” o “mente” de Dios, ya que el propósito de Dios no puede estar con el Dios, y el propósito de Dios no es Dios, es decir, no es ningún ser divino, eso es completamente estúpido y diabólico.

Dicho esto, tenemos que ir al propio Nuevo Testamento para saber quién es ese Verbo de Dios. Leamos este pasaje del Apocalipsis:

 

Apo 19:11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Apo 19:12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Apo 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Apo 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

Apo 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Apo 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

 

Como puede ver, todo ese pasaje se está refiriendo al Señor Jesucristo, cuando venga del cielo con gran poder y gloria para juzgar a las naciones y destruir a los malvados. ¿Y cómo se le llama a Jesús en el verso 13?, ¡¡EL VERBO DE DIOS!!, él es quien gobernará a las naciones con vara de hierro, y él es el Rey de reyes y el Señor de señores.

Por lo tanto, como puede ver, el Verbo de Juan 1:1 de ninguna manera se refiere al plan de Dios, ni a la mente de Dios, ni al propósito de Dios, sino que se refiere únicamente a la persona del Señor Jesucristo.

Juan el apóstol en su primera epístola enseñó lo mismo. Él dijo que el Verbo es el Señor Jesucristo:

 

1Jn 1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida

1Jn 1:2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);

1Jn 1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

 

Como puede ver, Juan dijo que ellos vieron con sus ojos y palparon al VERBO DE VIDA, ¡¡refiriéndose a Jesús!!, este Verbo estaba con el Padre y se manifestó como hombre en su Hijo Jesucristo.

El tremendo pasaje de Juan 1:1 no solamente enseña que ese Verbo es el Señor Jesucristo, sino que además enseña su ETERNIDAD, ya que Juan 1:1 dice que en el principio ya era o existía el Verbo. Si el Verbo, que es Jesús, hubiera sido el primer ser creado por Dios, como enseñan millones de falsos cristianos arrianos, entonces el pasaje diría lo siguiente: “En el principio DIOS CREÓ EL VERBO”. Pero resulta que lo que dice el texto es que el Verbo ya existía en el principio, y aquí obviamente se refiere al principio de Génesis 1:1, donde se dice que en el principio Dios creó los cielos y la tierra. Por lo tanto, si el Señor Jesucristo ya existía en el principio de la creación, significa sencillamente que él no forma parte de la creación, sino que es eterno.

Juan 1:1 también enseña que el Verbo, que es Jesús, estaba con el Dios, indicando así que el Verbo y el Dios son dos personas divinas o dioses diferentes. Uno estaba con el otro.

Cuando ese pasaje habla de “el Dios” solo puede referirse al Dios supremo, es decir, al Padre celestial. Esto lo vemos en Juan 17:5, donde Jesús oró al Padre para que le glorificara con aquella gloria que tenía con él antes de que el mundo fuese, es decir, antes de la creación. Prueba absoluta e irrefutable de que Jesús, el Verbo, no forma parte de la creación, sino que él existía ANTES DE TODAS LAS COSAS CREADAS, tal como dijo el apóstol Pablo en Colosenses 1:17. Si Cristo ya existía antes de la creación de todas las cosas, obviamente él no forma parte de la creación, sino que es ETERNO, siempre existió juntamente con el Padre, el Dios supremo.

Juan 1:1 dice también: “Y el Verbo era Dios”. Observe que Juan no puso el artículo, “él”, delante de Dios, sino que dijo simplemente que el Verbo era Dios, es decir, un SER PODEROSO, ya que la palabra española “Dios” procede del hebreo “elohím” que significa simplemente PODEROSO. Por lo tanto, lo que dijo el apóstol Juan es que el Verbo, que es Jesús, es un ser poderoso, diferente al ser poderoso supremo, “el Dios”.

Ahora bien, si el Verbo de Juan 1:1 es el Señor Jesucristo, ¿por qué no se le llama HIJO en ese pasaje?

Más aún, si el Dios supremo de Juan 1:1 es el Padre celestial, ¿por qué no se le llama PADRE?

La respuesta es bien simple: porque Jesús no fue siempre el Hijo engendrado de Dios, él pasó a ser el Hijo engendrado de Dios únicamente cuando el Padre celestial lo envió a la tierra y le dio la vida en el vientre de María como hombre. Esto lo vamos a ver en el siguiente apartado.

 

2

YO SERÉ A ÉL PADRE Y ÉL ME SERÁ A MÍ HIJO

 

En la cristiandad apóstata, el SIA, se nos enseña que Jesús siempre ha sido el Hijo de Dios engendrado desde la eternidad. Según millones de falsos cristianos arrianos y trinitarios Dios el Padre engendró a Jesús en el cielo en la eternidad, antes de todos los siglos, sin embargo, como voy a demostrar, eso es una de las mayores mentiras diabólicas de toda la Historia y totalmente lo contrario de lo que enseñan algunos pasajes del Nuevo Testamento.

Para refutar esa patraña y mentira del diablo basta que leamos el siguiente pasaje de la epístola a los hebreos:

 

Heb 1:5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

 Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy,

 y otra vez:

Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?

Heb 1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Póstrense con reverencia ante él todos los ángeles de Dios.

 

¿Enseña ese pasaje que el Señor Jesucristo fue el Hijo engendrado de Dios desde antes de todos los siglos o desde la eternidad?, ¡¡por supuesto que no!!

Ese pasaje lo que dice es lo siguiente:

 

1- A Jesús se le llama Hijo de Dios a partir del momento del engendramiento de Jesús. Hubo un día cuando Dios el Padre lo engendró, es decir, le dio la vida humana a Jesús, el Verbo. Recordemos que la palabra engendrar significa dar la vida.

 

2- ¿Cuándo Dios el Padre engendró a Jesús como hombre? Vamos a leerlo:

 

Mat 1:20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del espíritu santo es.

 

Ahí lo dice bien claro. Dios el Padre engendró, es decir, dio la vida humana a Jesús, cuando lo engendró en el vientre de María por medio de su poder, es decir, de su espíritu o energía.

Jesús el Mesías glorificado es el hijo de David, es decir, el descendiente biológico o carnal del rey David (Ro.1:3, Ap.22:16), obviamente a través de su padre humano José, el cual era el hijo de David (Mt.1:20). A María jamás en la Biblia se la llama “hija de David”.

Fue Dios el Padre, no José, quien dio la vida humana a Jesús en el vientre de María, pero lógicamente Dios el Padre lo hizo por medio de un espermatozoide humano de José, el hijo biológico de David, por eso es que Jesús califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, el hijo de David. Esto lo hizo Dios milagrosamente, por medio de su espíritu, de su poder, trasladando de forma instantánea un espermatozoide de José a un óvulo de María, y así es como Dios el Padre engendró a Jesús, con una semilla de José, el hijo de David, por eso es que Jesús es un HOMBRE, y él mismo se llamaba EL HIJO DEL HOMBRE, término que en la Biblia significa hijo de un padre y una madre humanos, prueba absoluta e irrefutable de que Jesús era hijo de un padre humano, que era José, del linaje de David, y al mismo tiempo es el Hijo de Dios engendrado, ya que fue el Dios Padre quien le dio la vida humana en el vientre de María.

El pasaje de Hebreos 1:5 es claro como el agua pura.

Hubo un día, un momento, cuando Dios el Padre engendró a Jesús, y eso fue en el vientre de María, Y A PARTIR DE ENTONCES JESÚS PASÓ A SER EL HIJO ENGENDRADO DE DIOS, indicando así lógicamente que antes no lo era. ¡¡Por eso es que en Juan 1:1 no se dice “en el principio era el HIJO DE DIOS…”, sencillamente no lo dice porque en el principio Dios todavía no había engendrado a Jesús en el vientre de María, y Jesús solamente era EL VERBO, es decir, el Vocero de Dios, un ser divino que desde la eternidad siempre existió juntamente con el Dios supremo, el Padre celestial.

Pero resulta que Hebreos 1:5 dice algo más:

 

Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?

 

¿Lo ha leído bien? En ese pasaje es el Dios Padre quien habla, y se refiere a Jesús, y dice el Padre que él SERÁ A ÉL PADRE, y él (Jesús) le será a él HIJO.

El texto es bien claro de entender. ¡¡Jesús no fue siempre el Hijo de Dios, y el Dios supremo, el Padre, no fue siempre el Padre de Jesús!!, esto ocurrió solamente cuando Dios el Padre lo engendró en el vientre de María, y es solo a partir de entonces cuando Jesús, el Verbo eterno, pasa a ser el Hijo engendrado de Dios y un hombre, por eso es que Juan 1:14 dice que aquel Verbo, refiriéndose a Jesús, SE HIZO CARNE, es decir, hombre, y habitó entre nosotros. Fue este segundo Dios, el Verbo, quien se hizo hombre. ¡¡No fue el Hijo engendrado de Dios quien se hizo hombre!!, sino el Verbo, el cual es un segundo ser divino que siempre existió con el Dios supremo, el Padre celestial.

Por consiguiente, esa doctrina arriana de que Dios engendró a Jesús en el cielo antes de todos los siglos, o en la eternidad, es una burda doctrina de demonios enseñada por los apóstatas de la fe. En la Biblia no hay ni un solo pasaje donde se diga que Dios el Padre engendró a Jesús en el cielo en la eternidad, o antes de todos los siglos, sino que Dios el Padre lo engendró solamente cuando le dio la vida como hombre en el vientre de María, tal como demostré más arriba.

 

3- En Hebreos 1:6 se aclara aún más cuando Dios el Padre engendró a Jesús, vamos a leerlo:

 

cuando introduce al Primogénito en el mundo,

 

El texto dice bien claro que el Dios supremo pasó a ser el Padre de Jesús, y Jesús pasó a ser el Hijo engendrado de Dios, CUANDO EL PADRE LO INTRODUJO EN EL MUNDO, y como ya hemos visto, Dios el Padre introdujo a Jesús en el mundo cuando lo engendró como hombre en el vientre de María.

Por consiguiente, ¿es el Verbo eterno?, ¡¡por supuesto que sí!!, tal como he demostrado más arriba. Él nunca fue creado, ya que él no forma parte de la creación, al contrario, todas las cosas fueron creadas por medio del Verbo, que es Jesucristo (Jn.1:3, 10, 1Co.8:6, Col.1:15-18, Heb.1:1-2).

¿Fue el Verbo siempre el Hijo eterno de Dios?, ¡¡por supuesto que no!!, ya que Jesús pasó a ser el Hijo engendrado de Dios solamente cuando el Padre lo engendró como hombre en el vientre de María.

Antes de ser engendrado como hombre Jesús el Verbo era un ser divino y eterno que siempre existió juntamente con el Dios supremo, que es el Padre celestial, el Dios de Cristo (Ap.3:12).

Seguro que muchos engañados me van a citar el pasaje de Proverbios 30:4, que dice lo siguiente:

 

Pro 30:4 ¿Quién subió al cielo, y descendió?

 ¿Quién encerró los vientos en sus puños?

 ¿Quién ató las aguas en un paño?

 ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?

 ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

 

Como puede ver, ese pasaje enseña que el Creador supremo, el Padre celestial, tiene un HIJO muy especial.

Ahora bien, la palabra “hijo” en ese pasaje de ninguna manera se refiere al engendramiento de Jesús, ya que eso sucedió muchos siglos después, cuando el Padre lo engendró en el vientre de María y pasó a ser el Hijo de Dios y un ser humano.

¿Entonces por qué ese Proverbio dice que el Creador supremo tiene un Hijo? Sencillamente porque la palabra Hijo en ese pasaje se refiere a un ÁNGEL divino, un mensajero especial del Dios supremo. Por ejemplo, en el libro de Job leemos lo siguiente:

 

Job 38:4  ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?

 Házmelo saber, si tienes inteligencia.

Job 38:5  ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?

 ¿O quién extendió sobre ella cordel?

Job 38:6  ¿Sobre qué están fundadas sus bases?

 ¿O quién puso su piedra angular,

Job 38:7 Cuando alababan todas las estrellas del alba,

 Y se regocijaban todos los hijos de Dios?

 

El texto dice que cuando el Señor fundaba la tierra se regocijaban todos los HIJOS DE DIOS, que sin duda solo puede referirse a los ángeles, los cuales son seres celestiales y divinos, pues en la Biblia se les llama elohim, dioses.

Por lo tanto, cuando en Proverbios 30:4 se menciona al Hijo del Creador supremo, que es el Padre celestial, significa sencillamente que ese Hijo especial es un ÁNGEL divino, el principal ángel o mensajero de Dios el Padre, que era quien bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos. Este ángel divino es sencillamente el Señor Jesucristo, el Verbo de Dios, el principal Mensajero del Padre celestial, el cual es eterno, pues siempre existió juntamente con el Dios supremo, el Padre celestial (Jn.1:1, 17:5).

 

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Para más información doctrinal recomiendo que lea los siguientes estudios:

 

www.las21tesisdetito.com/el_senior_jesucristo_es_el_senior_jehova_de_zacarias14.htm

www.las21tesisdetito.com/refutando_el_arrianismo_y_trinitarismo.htm

www.las21tesisdetito.com/henoteismo_monolatra.htm

www.las21tesisdetito.com/dos_dioses_eternos.htm

www.las21tesisdetito.com/jesus_linaje_david.htm

 

 

 
 

 

Por Tito Martínez

2 de febrero de 2021

 

 

1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman IEVE, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre IEVE, ya que el nombre de IEVE está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de IEVE que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: IEVE, sin embargo, uno es el IEVE supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el IEVE menor, es decir, el Mensajero o Ángel de IEVE, el cual también se llama IEVE (Ex.23:20-21), y era este IEVE menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este IEVE menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de IEVE quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El IEVE supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados IEVE. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el IEVE menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este IEVE menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor IEVE mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

 

 

 

 

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