2 de febrero de 2023

 

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Este es un mensaje de vital importancia y es urgente que lo escuches. Tu vida depende de ello.

Recientemente hemos asistido al mayor engaño del planeta con la mal llamada "pandemia" del coronavirus, pero lo que viene va a ser mucho peor.
Después de esa falsa y supuesta "pandemia" ha comenzado la tercera guerra mundial.
Si, como lo oyes. El mismo presidente de los Estados Unidos de América ha declarado recientemente en el canal americano MSNBC que estamos en la tercera guerra mundial.
Aquí y ahora te comunico que esos dos acontecimientos, la falsa pandemia y la tercera guerra mundial, y en ese mismo orden, están escritos en la Biblia, en concreto en el libro del Apocalipsis o "Revelaciones" escrito por el apóstol Juan en el siglo 1.
Veamos primero el primer suceso, la falsa "pandemia" del coronavirus.
Acompáñame a leerlo.

Apocalipsis 6, versículo 2.
"Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer."

Si leemos este versículo a la luz de los textos originales griegos la palabra arco es "toxon", que significa lazo. Y es la palabra que derivó en la actual palabra conocida como tóxico o veneno.
Por lo cual, es un evento con un lazo de amarre tóxico, venenoso, y disfrazado de victoria y pureza con la pretensión de salvar a la humanidad, ya que el caballo blanco en la Biblia significa victoria, además dice que el jinete que monta ese caballo blanco le es dada una corona indicando así una importancia planetaria y que nada se puede hacer para luchar contra ese evento (censura, amarre poblacional, apariencia de salvación, manipulación mediática y lavado de cerebro en masa)
Ahora sabemos que después de analizar al microscopio muchos viales de esas mal llamadas vacunas del covid 19 resulta llevan un tóxico o veneno llamado óxido de grafeno que daña el organismo y produce la muerte por coagulación de la sangre o por infartos. Así mismo también tienen componentes que cambian y modifican el ADN humano mediante la tecnología ARN. Ese es el tóxico que nos habla la biblia en Apocalipsis 6:2 y que la mayoría de la población mundial que se dejaron inyectar ese veneno ya tiene dentro de sus cuerpos. Ese veneno al que llaman vacuna fue creado sencillamente para reducir en gran manera la población mundial, y también para modificar el ADN humano.

El siguiente evento profético es la tercera guerra mundial, en la cual ya estamos inmersos, simbolizada por el jinete que monta el caballo rojo y que tiene una gran espada en su mano, símbolo de una gran guerra mundial y también símbolo de una gran arma, como son las armas nucleares.
Vamos a leerlo.

Apocalipsis 6, versículo 3.
"Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada."

En este segundo evento podemos observar que la paz será quitada de la tierra y vendrá una gran guerra mundial, se trata de una gran guerra donde la paz deja de existir y empiezan a matarse unos a otros. La gran espada simboliza una gran guerra y también puede simbolizar una gran arma, como son las armas nucleares.
Esa es la gran guerra que ha empezado entre Rusia y Ucrania en febrero del año 2022, pero que ya se ha extendido a un conflicto entre Rusia y lo países de la OTAN, liderados por Estados Unidos, es decir, ya es un conflicto mundial. Pero irá a más, habrá guerra también entre Israel e Irán, China con la India y Taiwán, EEUU contra China, Corea del Norte contra Corea del Sur y Japón, guerras civiles en estados fallidos como Perú, Colombia etc.
Ucrania simplemente es el primer escenario de batalla, pero habrá muchos otros y las consecuencias serán terribles.
Este evento de guerra mundial llega justo después del caballo blanco. ¿No te parece casualidad?
Inyecciones tóxicas y mortales que hacen pasar por “vacunas” y una gran guerra mundial. Todo ello ya profetizado hace dos mil años atrás en ese mismo orden.
El siguiente evento a la gran guerra es la gran escasez de alimentos y la hambruna a nivel mundial, simbolizado por el jinete que monta el caballo negro, tal como leemos en Apocalipsis 6, y después de eso la caída del sistema mundial actual, economía, sanidad, sistema de valores, habrá pestes, anarquías,  caos, etc, simbolizado por el jinete que monta el caballo amarillo.
¿Qué ocurrirá después de estos eventos proféticos?
También está escrito y profetizado.
Usted va a ver el descenso de Satanás a la tierra con todos los ángeles malvados y extraterrestres. Es decir, ¡¡va a venir una invasión extraterrestre de Satanás y de sus ángeles malvados a la tierra!!, tal como se predice en Apocalipsis 12.

La Biblia nos dice que Satanás se disfraza de ángel de luz (2 Corintios 11:14), es decir, Satanás se hace pasar por benefactor de la humanidad, para así poder engañar a millones de personas, y cuando llegue el momento él será arrojado a la tierra y descenderá con miles de ángeles suyos extraterrestres engañando a millones de personas haciéndoles creer que el Reino de Dios ha venido a la tierra para gobernarla.

En Apocalipsis 13 leemos como Satanás, disfrazado como ángel de luz, entregará su poder, su autoridad y su trono a un emperador, que el Apocalipsis llama la bestia. Este emperador malvado se hará pasar por el mesías salvador, y hará la guerra a los verdaderos cristianos, los santos, y entonces unos serán encarcelados, y otros serán decapitados (Apocalipsis 13:1-10).

Ese falso reino de Dios, que será el gobierno de la bestia, durará solamente 42 meses, tres años y medio (Apocalipsis 13:5), ya que al final será totalmente destruido por la mayor invasión extraterrestre de toda la Historia de la Humanidad, que será la segunda venida gloriosa de Cristo a la tierra acompañado por millones de ángeles (Apocalipsis 19:11-17). Esa verdadera venida del Reino de Dios y de Jesucristo a la tierra traerá la justicia y la paz al mundo entero, y una nueva era de felicidad y prosperidad en todas las naciones, que primero durará mil años, y luego será creado un nuevo cielo y una nueva tierra, sobre la cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén, tal como leemos en los capítulos 19 al 22 del Apocalipsis.

Usted que está leyendo este mensaje urgente tiene ahora la oportunidad de vivir para siempre en ese glorioso Reino de Dios y de Cristo que vendrá a la tierra y gobernará el mundo entero, simplemente tiene que arrepentirse de sus pecados, bautizarse en el nombre del Señor Jesucristo en agua y por inmersión para el perdón de los pecados, y entonces recibirá el regalo del espíritu de Dios (Hechos 2:38), y cuando Jesucristo venga del cielo con todos sus ángeles, con gran poder y gloria, heredará la vida eterna en ese glorioso y eterno Reino de Dios.

 

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Por Tito Martínez

2 de febrero de 2021

 

 

1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman JEHOVÁ, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre JEHOVÁ, ya que el nombre de JEHOVÁ está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de JEHOVÁ que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: JEHOVÁ, sin embargo, uno es el JEHOVÁ supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el JEHOVÁ menor, es decir, el Mensajero o Ángel de JEHOVÁ, el cual también se llama JEHOVÁ (Ex.23:20-21), y era este JEHOVÁ menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este JEHOVÁ menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de JEHOVÁ quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El JEHOVÁ supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados JEHOVÁ. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el JEHOVÁ menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este JEHOVÁ menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor JEHOVÁ mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

 

 

 

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