EL PLAN DE LA SINAGOGA DE SATANÁS

PARA GOBERNAR EL MUNDO

Por Tito Martínez

(Estudiante de la Biblia)

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21 de septiembre de 2005

 

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EL TALMUD DE LOS JUDIOS

 

Para Dios no le importa que uno sea judío o gentil, pues Dios no hace acepción de personas. El ser descendiente físico de Abraham es absolutamente irrelevante para Dios, pues mira lo que dijo el Mesías a un grupo de judíos que se gloriaban de ser descendientes de Abraham: "y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras." (Mt.3:9).

Cuando en Romanos 3:1-4 Pablo dijo que el judío tiene una ventaja sobre el gentil, no estaba diciendo que el judío sea más importante para Dios que el gentil, lo que estaba diciendo es que a ellos les fue entregada la Palabra de Dios, pero esto de ninguna manera significa que el judío tenga más valor que el gentil para Dios. La interpretación que la sinagoga de Satanás hace de esas palabras de Pablo es absolutamente PERVERSA, ANTICRISTIANA Y FALSA, fruto solamente del racismo judaico anticristano, donde se dice -por ejemplo en el Talmud judío- que los gentiles somos como excremento, sin valor alguno para Dios. Voy a citar unos cuantos párrafos del Talmud judío, para que todos vean cual es la forma de pensar del judaismo satánico y anticristiano (la sinagoga de Satanás); lo siguiente lo he tomado de esta excelente página Web: http://www.animalweb.cl/n_o_imperial/zionismo/raza_de_amos.htm , y que el lector ponga mucha atención a estas palabras, que revelan un racismo y un odio anticristiano fuera de lo común:

"Nuestra raza es raza de amos. Somos dioses divinos en este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparando nuestra raza, las otras razas son bestias y animales, a lo más ganado. Las otras razas son consideradas como excremento humano. Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado por nuestro líder con una vara de hierro. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como esclavos... 

 

"Jesús es un bastardo", dice el Talmud judío.

 

Incluso los líderes de "Israel mi Gloria", un ministerio fanáticamente pro Zionista, supuestamente cristiano, ha señalado la extraña visión de los judíos tal como se encuentra en su propio libro de leyes y tradiciones, el Talmud judío. La revista de la organización (Dic/enero 1995/1996) publicó un revelador artículo que detalla muchas de las creencias Talmúdicas, llenas de odio, de los Rabinos y sus seguidores Zionistas. Estas creencias incluyen la enseñanza que Jesús nació bastardo y su madre, María, era una ramera (Mishna Yebamoth 4,13); que Jesús practicó artes de magia negra (Sanhedrin 1076), y que Jesús está ahora sufriendo el castigo eterno en una tinaja hirviente de sucio excremento (Mishna Sanhedrin X, 2). Estas referencias vienen de la traducción inglesa del Talmud conocido como El Talmud Soncino. De hecho, la odiosa, anti cristiana película, La Última Tentación de Cristo, producida por los Estudios Universales y su Presidente, Lewis Wasserman, judío, fue una exacta, quizás repugnante reflexión de eso que el libro más santo de los judíos, el Talmud, enseña. Y justo los Rabinos y los líderes del Centro judío Simón Wiesenthal, la liga antidifamacíon y el Centro de la Ley de Pobreza Del Sur tienen la audacia para destruir y criticar la próxima película de Mel Gibson meramente porque cuenta la verdad del evangelio sobre el juicio y muerte de Jesús. ¡Qué hipócritas!

 

La memoria de Jesús debe ser ocultada

 

El Talmud está lleno de un lenguaje que retrata a los judíos como la Raza de Amos de Dios y describe a todas las otras razas como basuras y desechos. Advierte a los judíos de mantenerse aparte de los cristianos porque se dice que los cristianos son "sucios" y "asesinos."

Por otro lado, un judío es descrito como uno del Pueblo Escogido de Dios. Se dice que el judío posee una dignidad tan grande que nadie, ni tan siquiera un ángel, puede igualarse a él. De hecho, se dice que un judío es igual a Dios. El Rabino Chanina dice que, "Aquel que ataca a un Israelita actúa como si golpeara la cara de la Divina Majestad de Dios.

Porque el Cristiano es considerado sucio, un asesino y un idólatra, él debe ser exterminado, matado sin piedad, aplastado como un bicho. "La memoria de ese hombre (Jesús) debe ocultarse para siempre.

 

"Mate a todos los Cristianos"-Talmud

 

El famoso rabino judío, Maimonides, aclamado por los apologistas cristianos y los defensores del Zionismo como "un gran hombre de Dios", animaba a los judíos a matar a todos los Cristianos. En el Talmud (Hilkoth Akrum, X, 1), Maimonides dice, "no tenga piedad por ellos. No muestre misericordia hacia ellos. Por consiguiente, si usted ve uno en la dificultad de ahogarse, no vaya en su ayuda... es justo matarlo con sus propias manos empujándolo al agua o de alguna otra manera."

El monstruoso y bárbaro trato que Israel da a los Palestinos y otros Árabes que ha sido tomados prisioneros se entiende fácilmente cuando nosotros comprendemos que el propio libro santo de los judíos, el Talmud, ordena que los herejes y traidores se maten sin tardanza (Abhodah Zarah, 266) y que un Gentil tomado prisionero puede matarse, "incluso antes de que él confiese... cuanto antes mejor" (Choschen Hammischpat, 388, 10).

 

El asesinato de Gentiles ensalzado como "Santo Sacrificio"

 

Es más, el asesinato de Gentiles por judíos se dice en el Talmud que es un "Santo sacrificio" a Dios (Zohar, III, 2276 y yo, 38b y 39a). La muerte de Gentiles por decapitación es la forma recomendada sobre cualquier otra (Pesachim, 49b).

La película galardonada de propaganda judía, La Lista de Schindler, describe a Schindler lamentando los pocos judíos que el pudo salvar de los campos de trabajo forzado nazis. Pero un viejo y pequeño anciano judío le dice, "En nuestro libro santo, el Talmud, se dice que si usted salva simplemente una vida, es como si usted hubiese salvado el mundo entero". Realmente, la redacción exacta en el Talmud dice que si usted salvara solo una vida judía, es como si usted hubiese salvado al mundo entero. Según el Talmud, las vidas de los Gentiles, por supuesto, no tienen ningún valor.

Es importante recordar que, para los judíos, el Talmud no es un documento obsoleto y añejo. Los rabinos enseñan que es un documento instruccional viviente y respirando, un libro actual, el libro santo indispensable. La Ministra de la Corte Suprema de justicia norteamericana, Ruth Bader Ginsburg, una ardiente creyente judía, fue citada en The New York Times acreditando al Talmud por su éxito en el estrado. "El Talmud", dijo Ginsburg, "es mi guía sagrada para el diario vivir."

 

El verdadero judío y el Anticristo

 

No soy yo quien dice que los judíos que rechazan a Yeshúa como el Mesías son el anticristo, ¡sino que es el apóstol Juan quien lo dijo!: "¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Yeshúa es el Cristo (el Mesías)? Este es anticristo (antimesías), el que niega al Padre y al Hijo. " (1Jn.2:22). Por lo tanto, todos los judíos que niegan que Yeshúa es el verdadero Mesías son EL ANTICRISTO, o como dijo el Mesías, LA SINAGOGA DE SATANÁS (Ap.2:9), ya que en realidad esos judíos anticristo no son verdaderos judíos, ya que, como dijo el apóstol Pablo: "Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios." (Ro.2:28-29).

Cuando Pablo dijo que aun queda en Israel un remanente escogido por gracia, claramente se estaba refiriendo a los judíos CRISTIANOS, ¡y no a los judíos anticristo!, porque cuando Pablo habló de ese remanente, dijo lo siguiente: "PORQUE YO MISMO SOY ISRAELITA..." ¿lo entiende usted?, ese remanente escogido por gracia se refiere a los judíos cristianos como el apóstol Pablo, los cuales han sido escogidos por gracia, sin embargo, la interpretación que ofrecen los judíos anticristo es absolutamente falsa, perversa y anticristiana, ya que ellos enseñan la salvajada de que ese remanente escogido por gracia son todos los judíos que rechazan a Yeshúa como su Mesías. ¡Por supuesto que Dios sigue siendo fiel a sus promesas!, él ha prometido la futura restauración de Israel y el regreso de ellos a su tierra prometida, tal como leemos en los profetas hebreos, pero esto no quita para decir que los judíos anticristo son la sinagoga de Satanás, ya que tienen por padre al Diablo, y que el propósito de ellos es establecer su gobierno mundial illuminati y anticristiano, liderado por la bestia y su aliado el falso profeta, para poder exterminar a todos los cristianos, tal como está predicho en Apocalipsis 13, y tal como lo proclama claramente el Talmud judío.

Los judíos anticristo doblan su rodilla, pero no ante el antiguo dios Baal, sino ante MAMON, el dios de las riquezas! (Lc.16:12), porque eso es lo que adoran actualmente los judíos anticristo, la sinagoga de Satanás: al dinero, las riquezas y el poder, y la prueba de ello es que es la sinagoga de Satanás quien domina y controla el mundo, por medio de la banca mundial, la masonería y los illuminati, ¡controlados todos ellos por los JUDÍOS ANTICRISTO!

Eso que dicen los judíos anticristo, de que ellos doblan su rodilla solamente ante el Dios de Israel, el IEVE  Padre, es una vulgar mentira satánica, ya que Yeshúa dijo bien claro que QUIEN NO HONRA AL HIJO NO HONRA AL PADRE QUE LE ENVIÓ, (Jn.5:23), y el apóstol Juan dijo bien clarito esto: "Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre." (1Jn.2:23).

¿Lo lee usted bien?, aquel que no honra al Hijo, a Yeshúa, no honra entonces al Dios Padre, a IEVE , y quien niega al Hijo, está negando al IEVE  Padre que le envió.

 

LA SINAGOGA DE SATANÁS MIENTE CUANDO DICE QUE YESHÚA SE SUBLEVÓ CONTRA EL IMPERIO ROMANO

 

En un debate en mi foro de teología bíblica, en Internet, que mantengo con un lacayo de la sinagoga de Satanás este dice una de las mayores mentiras que se puedan decir sobre Yeshúa. Cito textualmente lo que dice la sinagoga de Satanás: “Jesús era un líder Judío que se había sublevado contra la opresión romana y había despertado simpatías y esperanzas en un gran sector judío que lo seguía. Precisamente por eso Pilatos lo mandó detener y lo castigó con la crucifixión, pena aplicada por Roma a los insurrectos incluyendo al denominado “Rey de los Judíos” (Lex Julia Majestatis). Esa fue la razón por la que fue capturado casi a escondidas.”

Esas palabras son una de las mayores mentiras o fábulas judaicas inventadas por los mayores enemigos de Yeshúa, y ya el propio apóstol Pablo nos previno contra ese tipo de mentiras judaicas (Tito 1.14). Cualquier persona que lea el Nuevo Testamento se dará cuenta a primera vista que ni Yeshúa, ni sus apóstoles, se revelaron o sublevaron jamás contra la autoridad del Imperio Romano ni el César, al contrario, el propio Yeshúa dijo lo siguiente: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Mt.22:21), si leemos el contexto veremos que se trababa del tributo o impuesto al Imperio Romano, pero en lugar de decir Yeshúa a los judíos que había que sublevarse contra el Imperio y dejar de pagar el tributo, lo que les dijo a esos judíos es que había que dar el tributo al César, y dar a Dios lo que es de Dios. Los propios judíos quisieron hacer rey a Yeshúa, pero cuando Yeshúa se enteró de esto se alejó de ellos y se marchó al monte solo (Jn.6:9-15). Ahora bien, si Yeshúa se hubiera sublevado contra el Imperio Romano esta habría sido la ocasión ideal para recibir la corona de los judíos y formar un gran ejército para sublevarse contra Roma, pero en lugar de hacer eso, Yeshúa rechazó lo que esos judíos querían, y se apartó de ellos al monte, ¿por qué?, ¡porque el propio Yeshúa dijo a Pilato que SU REINO NO ES DE ESTE MUNDO! (Jn.18:36), es decir, su poder o reinado no procede de este mundo, ni está defendido por ejércitos como los de este mundo, sino que su poder o reinado procede del Reino de los cielos, y sus ejércitos son celestiales, y esta es la razón por la cual el gobernador romano Poncio Pilato, al oír esas palabras de Yeshúa, entendió que él de ninguna manera era un peligro para el poder de Roma, y por eso decidió dejarlo libre, no encontrando en él causa alguna de muerte (Jn.18:38, 19:4, 12). Sin embargo, seguidamente los JUDÍOS ANTICRISTO, liderados por los sacerdotes y líderes de Jerusalén, comenzaron a gritar como energúmenos, presionando a Poncio Pilato para que condenara a muerte a Yeshúa (Jn.19:12), entonces Pilato, por miedo a que esos judíos malvados le acusaran falsamente de ser un enemigo del César si dejaba libre a Yeshúa, les entregó a Yeshúa para ser crucificado (Jn.19:13-16).

Observemos que la responsabilidad plena del asesinato del Mesías Yeshúa fue totalmente de los judíos anticristo, fueron ellos los que le condenaron a muerte, presionando y coaccionando al gobernador romano Pilato para que ejecutara la sentencia de muerte. ¡Pilato en ningún momento consideró culpable a Yeshúa!, al contrario, él le veía inocente, e hizo todo lo posible para dejarlo libre, sin embargo, los gritos de los judíos anticristo y sus amenazas de acusar a Pilato de ser un enemigo del Cesar fue lo que hizo que al final Pilato cediera al deseo maléfico de esos judíos anticristo.

Por consiguiente, lo que enseña la sinagoga de Satanás es totalmente mentira, ya que ni Yeshúa se sublevó jamás contra el poder de Roma, ni el gobernador Poncio Pilato quiso matar a Yeshúa, ¡fueron los judíos anticristo los culpables de dicho crimen brutal!, y sabiendo lo propios judíos anticristo que ellos mismos eran los culpables de ese vil crimen, esta es la razón por la cual se dijeron a sí mismo esta maldición: Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.” (Mt.27:25). Observemos este pasaje, pues dice claramente “todo el pueblo”, es decir, fue TODO EL PUEBLO JUDÍO Y ANTICRISTO quien se maldijo a sí mismo, haciéndose culpable del asesinato del propio Mesías Yeshúa. Sin embargo, ahora, vienen los judíos anticristo, con la astucia y malicia satánica que los caracteriza, y con el poder que tienen en los medios de comunicación rechazan esta verdad histórica y bíblica, y deforman las propias Escrituras, ¡para que creamos la gran mentira que ellos no fueron los culpables del asesinato del Mesías Yeshúa!, sino que los culpables fueron los romanos liderados por Poncio Pilato, ¿se puede ser más embustero?, no es extraño que el propio Yeshúa les dijera a esos judíos anticristo que ellos tienen por padre al Diablo, el padre de la mentira (Jn.8:44), estos judíos anticristo son la sinagoga de Satanás (Ap.2:9), pues las blasfemias solapadas y astutas que ellos profieren contra Yeshúa solo pueden provenir de Satanás, el padre de la mentira. Por eso es que el apóstol Pablo dijo estas tremendas palabras de los judíos anticristo:  "...pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Yeshúa y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo." (1Ts.2:14-16). ¿Lo ha leído bien?, ¿qué dijo el apóstol Pablo en ese pasaje?, ¡que fueron los JUDÍOS (no los romanos) quienes condenaron y mataron a su propio Mesías, a los profetas y también perseguían a los primeros cristianos!, y por eso es que esos judíos anticristianos odiaban y AUN ODIAN tanto al apóstol Pablo, diciendo que él no era apóstol verdadero. Pablo dijo bien claro que todos estos judíos NO AGRADAN A DIOS, y se oponen a todos los hombres, otras versiones bíblicas dicen que ellos "están en contra de la Humanidad", ¿por qué?, porque durante muchos siglos ellos han estado conspirando secretamente contra los reyes y gobiernos gentiles que se oponían a sus siniestros y malvados planes de gobierno mundial, creando guerras entre las naciones y odio generalizado hacia el Cristo Yeshúa y hacia todas las iglesias que dicen ser cristianas, el objetivo de ellos es claro: implantar en el futuro su gobierno mundial de la bestia (el falso mesías), y su aliado religioso judío: el falso profeta, predicho en Apocalipsis 13. Fueron estos malvados judíos anticristo quienes crearon el Comunismo ateo y anticristiano en el siglo 19 (Marx, Lenin y Stalin eran judíos), un Comunismo diabólico y asesino que durante décadas ha masacrado a cientos de millones de seres humanos en muchos países que se oponían a su dominio mundial, un Comunismo anticristiano y judío con un odio especial hacia todo lo que huela a cristiano.

Fueron estos judíos anticristo quienes crearon también la poderosísima secta satánica-luciferina de los illuminati, en el siglo 18, pues su fundador era también un judío alemán, y son ellos los que más odian a los cristianos, teniendo como objetivo supremo gobernar el mundo desde un nuevo templo judío reconstruido en la ciudad de Jerusalén, para después exterminar a todas las iglesias y sectas cristianas del mundo, para implantar su propia religión mundial: la adoración a Satanás y a la bestia: "... y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón (Satanás) que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?" (Ap.13:3-4).

Esa futura religión mundial de adoración a Satanás y a la bestia estará liderada por la segunda bestia, es decir, por el falso profeta, el último papa judío (Ap.13:11-18), ¡y ese gobierno mundial de la bestia y su aliado el falso profeta está ahora más cerca que nunca!, se implantará en el mundo justo después de la tercera guerra mundial, tal como ellos planearon hace unos 200 años, ¡pero el Apocalipsis dice que ese gobierno mundial illuminati y bestial durará solamente 42 meses! (Ap.13:5), pues el propio Cristo Yeshúa lo pulverizará cuando venga del cielo con gran poder y gloria, acompañado por todos sus ángeles, para implantar el Reino de Dios en la tierra (Ap.19:19-21, 20:1-7).

 

 

Tito Martínez

(Estudiante de la Biblia)

 

 

LOS 24 PROTOCOLOS DE LA SINAGOGA DE SATANÁS

(Conocidos como “los Protocolos de los sabios de Sion”)

 

SERGE NILUS

 

INTRODUCCIÓN


 

 

HISTORICIDAD

 

A fines del año de 1919 Los Secretos de los sabios de Sión, aparecieron en Charlottenburgo y en Londres. Las dos traducciones fueron hechas del libro que publicó en ruso el profesor Serge Nilus: esto es incontestable. En Londres, el ejemplar ruso se encuentra en la Biblioteca del British Museum, con el número 3.296 d. 17, y lleva el sello de entrada “British Museum, 10 de agosto de 1906”. Este libro ruso es un ejemplar en octavo, bien presentado y encuadernado en piel negra, y consta de 417 páginas. Los Protocolos forman en esta obra sobre el Anticristo de Serge Nilus el Apéndice XII bajo el título El Anticristo corno posibilidad política inmediata. Los protocolos de los Sabios de Sión, 1902-1903 r. r.

Está dividido en 24 Protocolos que comprenden, se­gún el Morning Post de 17 de julio de 1920, aproximadamente treinta mil palabras y corresponden a las páginas 305 a la 417, o sea 112 páginas.

 

La Introducción de la edición alemana, nos permite precisar más algunos puntos importantes.

El profesor Serge Nilus es “un sabio que disfruta en Rusia reputación de erudito y creyente concienzudo y recto, de hombre distinguido por su elevación de miras. Aproximadamente tiene unos sesenta años y últimamente vivía en Ukrania”. En diciembre de 1901 tradujo al ruso las copias de los Protocolos que le mandaron. Sea cualquiera el procedimiento que emplearan para enviárselas, de lo que hablaremos luego, lo cierto es que el original estaba escrito en francés.

La primera edición de Los Secretos de los Sabios de Sión apareció en San Petersburgo en 1902; Serge Nilus los unió a la segunda edición de su libro titulado: Lo grande en lo pequeño, y el Anticristo como posibilidad inmediata de gobierno, que debió imprimirse en el célebre Mo­nasterio de San Sergio, situado en las cercanías de Moscú.

El mismo año de 1902, y también en San Petersburgo, apareció otra edición con el título La raíz de nuestros males. En la obra no aparece el nombre del editor. La edición alemana asegura que en 1903 aparecieron otras dos ediciones.

En 1907, una tercera edición se dio a la publicidad por el célebre escritor y polemista ruso, G. Gutmi. La obra se imprimió en la Institución de Sordomudos de San Petersburgo y llevaba por título El enemigo del género huma­no: el editor alemán posee estas tres ediciones.

Serge Nilus, hizo otra segunda edición en 1911, que se imprimió en el Monasterio de San Sergio. Esta es, la que tradujo el alemán Gottfried Zur Beeck. En fin, en 1917 Nilus lanzó su tercera edición que salió del mismo Mo­nasterio.

Ahora bien; el 28 de febrero, leemos en la Introducción alemana, los francmasones con la ayuda de sus hermanos franceses e ingleses, destronaron al zar y confiaron el gobierno al H.: . Príncipe Lwow. El 2 6 3 de marzo, la nueva edición de Nilus se entregó a las librerías. Los ejemplares estaban ya cargados en un vagón, cuando un grupo de hombres lo abrid a la fuerza, echó al suelo toda la edición y la quemó. Cuando el fuego la hubo consumido se marcharon los incendiarios sin tocar a los demás vagones.

Las ediciones anteriores habían desaparecido pocos días después de haberse puesto a la venta en las librerías, prueba más clara la tenemos cuando subió al poder el judío Kerensky, que inmediatamente hizo se registraran todas las librerías de Moscú y de San Petersburgo y se recogieran Los Protocolos de los Sabios de Sión y confiscaran todos los que encontraran; y a tal punto llegó, costando el libro, antes de la caída del zar, de 30 a 40 rublos, después se vendió a 500 y 600.

Según el traductor inglés, la edición del British Mu­seum apareció en 1905 en Tsarkois-Selo, en Rusia, Serge Nilus manifiesta en su Introducción, fechada en 1905, que tenía en su poder los Protocolos desde unos cuatro años antes, es decir, desde 1901. Habla del Anticristo y hace con este objeto una cita de W. Solowiew. Se trata sin duda de una segunda edición, tomada de la primera de 1902, que forma parte de una obra sobre el Anticristo como ya lo hemos notado. Por otra parte la edición de G. Butmi que ha de ser la tercera según el traductor alemán, lleva, según nos dice él mismo, la indicación de cuarta edición. No debe haber error, puesto que «la tenía en las manos», según él misma afirma, así como las de 1902 a 1911. Pero lo que es evidente es que no conocía la de 1905 que posee el British Museum.

En fin, en los Estados Unidos una nueva traducción apareció en 1920, bajo este título: Los protocolos y la re­volución mundial. Los editores hablan de la edición in­glesa, citan La Vieille France, n" 160 (febrero de 1920); el Times, el "Warning Post; pero se ve que no conocen las traducciones alemana y polaca. Su edición es la primera que aparece en los Estados Unidos; sin embargo en Fila­delfia el Public Ledger del 27 y 28 de octubre de 1919 dio largos extractos de los Protocolos. Estos artículos como los de L'Opinion en Francia, trataban de disimular la responsabilidad de los judíos, que el autor no nombra, pero que en todo el texto de la obra reemplaza con la palabra bolchevista. Por eso sin duda se puso a esos artículos por titulo: La Biblia Roja y la Propaganda bolchevista. Los editores de Boston, refutan esta interpretación semítica por el texto mismo de las actas y por la fecha auténtica de su publicación. Serge Nilus las recibió en 1901 y el partido bolchevista no se formó basta 1903 y fue muchísimo después cuando pudo organizarse para su ac­tuación revolucionaria.

 

Los judíos son los que han trazado el plan de la revolución mundial en sus Protocolos; el bolchevismo comenzó su realización en Rusia, seguro de sembrar el germen de la anarquía en Oriente y Occidente.

La traducción de Boston se hizo de la edición que publicó Nilus en 1917, en la cual los Protocolos no forma­ban todavía más que un apéndice. En el encabezamiento del folleto, los editores reprodujeron la cubierta de la edición rusa que publicó Nilus en el reverso de la misma página, la versión inglesa que dice así:

 

¡ESTA CERCA, ESTA A NUESTRA PUERTA!

Mat., XXIV, 33.

Mc., XIII, 29.

Luc., XXI, 31.

Apoc., .1, 3; XXII, 10. Dan., XII, 4.

 

CONCERNIENTES A ALGUNAS COSAS QUE LOS HOMBRES NO DESEAN CREER Y QUE ESTÁN, SIN EMBARGO, TAN CERCA.

 

Cuarta edición del libro Proximidad de la venida del Anticristo y del reino de Satanás a la tierra, revisada y considerablemente aumentada por recientes estudios e investigaciones.

 

SERGE NILUS

 

Dedicado al pequeño rebaño de Cristo «Vosotros, hermanos míos, no os quedéis en la oscuridad a fin de que el día (del Señor) no os sorprenda como a unos ladrones. (1 Thess., V, 4). «El que sufre basta el fin, será salvo» (Mat., XXIV,13).

 

En la Introducción de su edición de 1917, traducida en Boston, Serge Nilus, nos da a conocer los orígenes de los Protocolos. Redactados en el Congreso Sionista de Basilea, como ya veremos más adelante, los extractos, que fueron copiados subrepticiamente, se remitieron a Nilus en 1901 por Alexis Nikolajevitch Suchotin, que en aquel tiempo era mariscal de la nobleza de Chern (Rusia Cen­tral) y más tarde vicegobernador de la provincia de Stavropol (Rusia Meridional). Alexis Nikolajevitch, rogó a Serge Nilus que viera lo que podía sacar de útil de los Protocolos desde el punto de vista religioso, puesto que, bajo el punto de vista político, según su opinión, era ya demasiado tarde para sacar algún provecho. A su vez, el gran duque Serge Alexandrovitch, al que Nilus remitió los Protocolos antes de 1905, se los devolvió con sólo estas dos palabras: Trop tard! demasiado tarde!

Añadamos que, en el preámbulo de la traducción ame­ricaza se habla de otra edición de los Protocolos en lengua rusa publicada en 1918, por la casa editorial La Sen­tinelle en Novocluekassk (Rusia Meddional), bajo el tí­tulo Los Protocolos Sionistas. Los planes de la conquista del universo por los judíos-masones. En la Introducción de esta traducción rusa de 1918, se dice: «Los Protocolos son un programa cuidadosamente elaborado hasta en sus menores detalles, para la conquista del universo por los judíos.«

A propósito de los Protocolos, pudimos recoger en un convento benedictino de Inglaterra, el testimonio del ar­zobispo de Moihilev (Rusia), que fue preso y condenado a muerte por los bolcheviques, y que debió su libertad a la Intervención directa de Su Santidad Benedicto XV. Su Eminencia no duda un punto de la autenticidad de esta obra que le fue comunicada en Rusia y cuyos trágicos planes concuerdan con los sucesos actuales. El prelado conoce la edición polaca y a su traductor, y ha podido comprobar que la traducción que se editó en Boston, se reparte cada vez más en América, donde se lee ávidamente.

Ediciones italianas, no se ha conocido ninguna hasta hace poco. Después de nuestra primera edición han pu­blicado una excelente traducción perfectamente anotada y en su mayor parte tomada de nuestra obra.

 

A la edición polaca de 1919 dedicamos el Apéndice nº IV, y de la edición rusa en 1920 hacemos un análisis detallado en el Apéndice nº III del presente libro.

La autenticidad de los Protocolos está basada en la buena fe de los traductores rusos, que afirman tener los originales en lengua francesa. Dos nombres son los que conocemos: Serge Nilus y G. Butmi; y las dos versiones concuerdan. Veamos lo que dice el traductor alemán respecto a este particular:

 

“Hace ya algunos años, los rusos nos dijeron que, los artículos relativos a los puntos de unión que tienen los judíos y la francmasonería, artículos que aparecieron en el Auf Vorposten, debían ser completados con Los Proto­colos de los Sabios de Sión, conocidos desde hacía más de diez años en los artículos de los iniciados. Pero nadie nos pudo procurar ese libro; constantemente nos respondían que las diferentes ediciones habían sido agotadas desde hacía tiempo. Por fin en el otoño de 1918, un ruso alemán, nos pudo proporcionar Los Protocolos, tanto tiempo buscados; casi al mismo tiempo por dos caminos distintos recibimos esa misma obra en dos ediciones diferentes. La comprobación entre los tres volúmenes hizo ver que el contenido de ellos era equivalente, y sin embargo, de pri­mera intención, hubiera podido creerse que entre ellos existía una gran diferencia. En resumen, son los informes de las 24 reuniones, en las que fueron tratadas, las cuestiones políticas más diversas. Los autores de las ediciones subsiguientes han agrupado esos informes de tal manera, que en cada sección sólo se tratan uno o dos temas: los editores han facilitado así la manera de comprenderlos; pero, al mismo tiempo, han roto el encadenamiento de las ideas y el todo lo han dividido en 27 secciones. Nosotros nos hemos atenido a la traducción de Nilus que corresponde a la copia francesa.”

 

El Morring Post del 19 de julio contiene algunas observaciones ingeniosas sobre la fecha de los Protocolos:

 

“Puede darse una prueba decisiva de la autenticidad de los Protocolos... El hecho más seguro sobre el cual puede fundamentarse es la fecha en que aparecieron; esta fecha está bien determinada, sin que pueda dudarse de ella, en el día en que se depositó en el British Museum un ejemplar de la edición de 1905 (10 de agosto de 1960).

Por lo que nosotros hemos podido enterarnos de los rusos, que se han refugiado en este país (Inglaterra), el libro cuando apareció apenas produjo ninguna impresión. Algunos de entre ellos, pretendían que toda la edición, salvo algunos ejemplares, fueron comprados por los judíos rusos, pero es imposible comprobado. Sólo, cuando la revolución realizó el espíritu y la letra de los Protocolos, comprendieron su importancia, y en el momento actual no se les caen de la boca, todos los creen auténticos, la prueba les parece inatacable: es la aplicación del proverbio The proof of the pudding lies in the eating. (La prueba de que el pudding existe, es tenerlo en la boca.)

Para la época en que aparecieron los Protocolos tenemos la aseveración de Nilus que, afirma que fueron co­nocidos en el Congreso Sionista de Basilea; este Congreso se celebró en 1897; pero el documento en cuestión no contiene ninguna prueba que induzca a creer que sus autores tomaron parte en el movimiento sionista. De hecho, el proyecto de dominación universal parece inutilizar el Sionismo.

La insinuación un poco temeraria de que fuera posible volar todas las capitales de Europa, colocando minas en los ferrocarriles subterráneos, nos demuestra que es un documento moderno. También se alude a uno de los hombres de Estado europeo que vive todavía, hombre de Estado que desempeña uno de los principales puestos en la Masonería, en la educación laica y en la Sociedad de las Naciones, y que los Protocolos mencionan, como «a uno de nuestros mejores agentes».

 

Y por fin encontramos esta curiosa indicación:

 

«Para que nuestro plan pueda tener ese resultado dirigiremos las elecciones en favor del Presidente que tenga en su pasado algún asunto dudoso y poco conocido; por ejemplo, un "Panamá" u otro negocio de ese género. Esos serán agentes dignos de confianza para el cumplimiento de nuestros designios sin tener miedo a las revelaciones.»

 

Recuérdese que la primera Sociedad de Panamá quebró en 1889 y que el escándalo que produjo tuvo intrigado al público francés por lo menos diez años.

Pero ¿cuál es el origen de este documento? Poseemos una doble versión sobre ese punto: La primera es la que da el editor alemán en su Introducción:

 

“El Gobierno ruso no se ha fiado nunca de las afirmaciones de los sionistas. Conoce el camino ensangrentado seguido por los judíos a través de los siglos. Sabía quiénes habían sido los inspiradores de los asesinos de sus príncipes y altos funcionarios; sabía, igualmente, que los ju­díos y francmasones habían elaborado el plan ejecutado en el siglo XVIII, para destruir todos los tronos y todos los altares; sabía también que sería perseguido por ellos. Cuando los periódicos anunciaron un Congreso Sionista en Basilea, durante el otoño de 1897, para discutir el establecimiento de un Estado judío en Palestina, también lo sabían y el Gobierno envió un espía a esa ciudad, como luego lo supimos por cierto ruso, que ocupaba desde hacía muchos años un alto puesto en un ministerio de San Petersburgo. Este espía sedujo a un judío que gozaba de confianza de la dirección suprema de los francmasones fue encargado al final del Congreso de llevar a Francfort-a-Mein, las notas de todas las sesiones, bien entendi­do que deban ser ignoradas del público. Existe, en efecto, en Francfort-a-Mein una logia fundada por los judíos, el 16 de agosto de 1807, bajo este nombre significativo: La aurora que se levanta; esta logia, desde hace un siglo está en relación con el Gran Oriente de Francia. Este viaje ofreció una ocasión favorable para la traición proyectada. Durante el viaje, el portador de las manuscritos se detuvo una noche en un pueblecito en donde el espía ruso le esperaba, acompañado de personal apto, para que durante toda la noche pudiera copiar los documentos. De aquí resulta que quizás no pudieran copiar todos los Protocolos por no poder disponer del original más que una noche; que además estaba en francés.”

 

En la Introducción del ejemplar del British Museum, escribe Serge Nilus en el mismo sentido:

 

“Es necesario fijarse que el título no corresponde del todo a las materias contenidas en la obra. No se encuentran exactamente en ellas las notas tomadas de las sesiones, pero sí una relación hecha por un hombre capaz, y dividida en diferentes partes que no siempre se siguen un orden lógico. Estos Protocolos hacen la impresión de que sólo son parte de un algo amenazador y de gran importancia, aunque le falta el principio. El origen de este documento, del que hemos hablado más arriba, es tan claro que no es necesario insistir.”

 

Ahora bien: lo anteriormente indicado nos hace ver que su origen es distinto del relato alemán: los Protocolos, debieron ser compuestos con notas tomadas de los discursos pronunciados en presencia de los estudiantes judíos en París, en 1901; Serge Nilus escribe:

 

“Hace aproximadamente cuatro años (1901) que estos documentos me fueron dados, con la absoluta seguridad de que eran copia exacta de los documentos originales, robados por una mujer a uno de los jefes más influyentes y de la más alta graduación en la Francmasonería (G.:. O.:. de Francia). El robo se cometió después de una asamblea secreta que celebraron los iniciados en Francia, ese nido de conspiraciones judío-masónicas.”

 

Es difícil, después de leídos los dos comentarios transcritos, ver cuál de ellos sea el verdadero, respecto al origen y transmisión de los Protocolos; haría falta encontrar el original francés que tiene que estar en Francia o en Alemania. Serge Nilus escribe:

 

“No estaría falto de razón quien nos hiciese un cargo sobre el origen apócrifo de ese documento; pero suponiendo que pudiera probarse la existencia de esta conspiración mundial por cartas o por declaraciones de testigos, y desenmascarar a esos jefes que tienen entre sus manos los hilos sangrientos del complot, ya por este solo hecho, los misterios de iniquidad serían descubiertos. Para que esa conspiración se haga palpable, es necesario, no perturbarla hasta el día en que encarne en el «Hijo de Perdición”.

 

El «Hijo de Perdición», es decir, el Anticristo, del cual Nilus se ha ocupado en su obra, cuyo final, los Protocolos, no son más que un apéndice, no puede decirse que haya nacido; mientras que la conspiración judía existe desde hace mucho tiempo; lo que, como luego veremos, es prueba de la autenticidad de los Protocolos. Así lo entiende el Morning Post del 20 de julio último:

 

“Si consideramos, dice, el caso con sinceridad, notaremos una prueba evidente: ese documento predice una revolución mundial obra de una organización judía, y la revolución hoy en marcha, la revolución bolchevista, de hecho está dirigida por judíos, y forma parte de un ensayo de la revolución mundial.

Y no pasaremos más adelante. Si nuestros lectores creen que una profecía de este género ha podido hacerse sin presciencia por un antisemita fanático, seguramente no tendrán el documento como auténtico. Si por otra parte, consideran tal hipótesis como insostenible, no queda otro camino que reconocer su autenticidad. Los primeros, pueden descansar tranquilamente; pero los restantes, deben ver en los Protocolos la advertencia formal de una amenaza temible. Confórtense, sin embargo, pensando que, estar prevenidos es estar armados.”

 

La edición de 1917 que sirvió para la traducción ameri­cana, contiene datos de gran interés. No solamente nos hace saber Nilus que los manuscritos de los Protocolos le fueron entregados por Alexis Nikolajevitch Suchotin, sino que determina cuál fue su origen, por una revelación que le han hecho:

 

“En este momento me entero, (dice en su Introducción) por conducto de un judío autorizado, que esos Protocolos no son más que un plan estratégico para la conquista del mundo, con objeto de colocar el universo bajo el yugo de Israel «que lucha apoyado por el Señor». Plan elaborado por los jefes del pueblo judío durante los siglos de su dispersión (desde la ruina de Jerusalén, por Tito), y finalmente, presentado al Consejo de Ancianos por el «Príncipe del Destierro», Teodoro Hertz!, en el primer Congreso Sionista reunido por él en Basilea en agosto de 1897.”

 

El objeto de Hertzl, promotor de dicho Congreso, no era la fundación de un Estado judío, pero sí, el dominio mundial de su nación. El editor alemán da la explicación siguiente:

 

“Los Protocolos de los Sabios de Sión están materialmente unidos al movimiento sionista. El doctor Theodor Hertlz, hasta entonces poco conocido en el mundo no judío, publicó a principios de 1896 en la librería Breitenstein de Viena, un libro titulado Der Judenstaat (el Estado judío), en el cual insinuaba el modo de buscar una solución a la cuestión judía. Por esta época el doctor Theodor ertzl pidió que fuera creado en Palestina o en la Argentina, un Estado judío que ofreciera a los de su raza, que no quieran asimilarse a los pueblos que los acogen, la posibilidad de realizar su nacionalismo en un Estado que les será propio. También pidió entonces la jornada de siete horas. “Debemos lanzar en todo el mundo, como llamamiento para agruparse a aquellos de los nuestros que desean ser libres, la idea de fundar una tierra prometida.”

 

Probablemente Hertzl preveía la jornada internacional de trabajo. Hertz! escribía que los judíos, tendrán ciertamente defectos capaces de mantener vivo el antisemitismo existente; y reconocía que, había en ello un peligro para su pueblo, ya que de una parte, los judíos son los cabecillas de todos los partidos revolucionarios, y de otra los que 'constituyen el grupo principal de la terrible Internacional del dinero. Los judíos no pueden mezclarse con los pueblos, aunque algunos de ellos se separan de sus hermanos. En efecto, la judería ha probado, no desde el comienzo de nuestra Era, sino desde hace miles de años, que tal asimilación, tal fusión, sin dificultad lograda entre los pueblos arios, para los judíos es imposible. Hertzl conquistó con su talento, no sólo la parte más vigorosa de su pueblo, sino también la de algunos centros no judíos.. La afirmación franca y paladina que hace de su condición de judío, contrasta favorablemente con la actitud y las promesas mentirosas de los judíos liberales, que presumían de ser alemanes, franceses e ingleses y no reconocían que no eran más que extranjeros en los pueblos que los albergaban, lo mismo que los sionistas de aparente buena fe. De fijo que, no hay más que un reducido número de no judíos que se hayan percatado de que el proyecto del Estado judío no era en modo alguno el objeto supremo de las aspiraciones judías, sino simplemente un medio de llegar a la hegemonía, que desde hace tantos miles de años fue prometida a los judíos por sus profetas. El nuevo reino de Sión, ¿está reservado a los judíos pobres que, forman una multitud incalculable, sobre todo en Rusia, y que sus instituciones no pueden alimentar? No, ese Estado judío debe ser en adelante, el centro del poder de los jefes judíos del mundo. El mundo exterior se dejó engañar por la estrategia sionista; solamente por la publicación de los Protocolos de los Sabios de Sión se ha podido descubrir el gran plan de guerra de los judíos dirigentes.

 

En las circulares del Comité Sionista, y particularmente en la de 1901, que lleva el número 18, Hertzl se lamenta de las indiscreciones que han hecho conocen el secreto de los Protocolos, los cuales fueron firmados, nos dice Nilus, por los representantes sionistas del grado 33, el más alto de la iniciación. Nilus, termina afirmando que, esos Protocolos, fueron secretamente sacados de la serie comple­ta de los Protocolos que ahora sabemos fueron redactados en el primer Congreso Sionista de Basilea en 1879. La sustracción debió hacerse de las arcas secretas del centro principal sionista, actualmente en Francia.

De este modo, en 1917, Nilus ha precisado el origen de la redacción de los Protocolos de los que, las notas que recibió y editó, no son más que largos extractos. Esta redacción definitiva procede del Congreso de Basilea en 1897, lo que concuerda con la Introducción de la edición alemana y hace más verídico el traslado ya dicho de los Protocolos, de Basilea a Francfort-á-Mein. Sin embargo, Nilus es fiel a la segunda versión en la que se indica que el robo fue hecho en París, lo cual no impide que el plan mundial de los judíos se haya desenvuelto en conferencias especiales de sionistas, como fue la celebrada en Basilea.

De manera que la cuestión de autenticidad se reduce a saber si los Protocolos son de origen semita o antise­mita. Aparte de los acontecimientos y datos que nosotros aportaremos, los que nos darán la verdadera respuesta, Serge Nilus hace resaltar “la acrimonia y el odio” que inspiran estas notas. Ve, con razón una firma judía “en este odio arrogante y profundamente arraigado que tan bien han sabido disimular durante tanto tiempo, odio de raza y de religión que se lee entre líneas y que después salta y se esparce a borbotones, como de un vaso lleno de rabia y de venganza, perfectamente consciente de que el triunfo final está próximo.

 

El editor alemán no es menos explícito. Bajo el títu­lo La Judería al desnudo, escribe:

 

“Según la exposición que hemos hecho sobre la forma en que han sido publicados los Protocolos de las sesiones de los Sabios de Sión pudiera ser que los judíos no acep­taran su autenticidad, pero el lector no judío reconocerá que cada palabra de esos Protocolos respira el espíritu judío, y cada idea responde a la que tienen ellos del mundo, y que la judería desde que ha entrado a formar parte de la historia universal, persigue esos fines tal como allí quedan indicados.

Algunos lectores objetarán, quizás, que los judíos son demasiado listos para haber puesto por escrito esos planes, pues podían prever la posibilidad de que, por una casualidad, pudieran caer en manos de sus enemigos. Los que hacen estas consideraciones no tienen en cuenta la mentalidad especial del pueblo judío.

La particularidad más chocante que distingue a los judíos de los arios puede compararse con la diferencia que existe entre la magia negra y la blanca: es su presun­ción desmesurada de la que sólo pueden formarse idea aquellos qué conocen a fondo el pueblo judío. Mucha gente estima que esta presunción es análoga a la de un palurdo enriquecido que no tiene la suficiente noción de educación ni de tacto, y pretende figurar en sociedad y ocuparse de grandes negocios. ¿Cuál no será la presunción de los escritores judíos que en los pueblos que les albergan a ellos y a sus congéneres?.

La presunción particular de la judería, la que carac­teriza a todo judío, toma su origen en la historia de ese pueblo nómada. Después de miles de años que vive confundido con las demás razas no ha sabido mantenerse entre ellas, cual soldado en campo enemigo, sino a fuerza de engaños y disfraces. Esta práctica milenaria ha dado a la judería una maestría perfecta en este arte. El judío lanza su mirada de desprecio sobre los pueblos que le ofrecen hospitalidad y entre los cuales se mueve, sin ser reconocido, gradas a su disfraz. Heine decía que, “los judíos eran un misterio ambulante”. La experiencia durante largos años, así como las enseñanzas del Talmud y del Schulchan-Aruch, han elevado en el judío al más alto grado, sus disposiciones naturales a la presunción y al desprecio de los gentiles, que no puede ser superado más que por el odio que tienen especialmente a los cristianos.”

 

En el sentido estricto de la palabra, la autenticidad de los Protocolos no encuentra una prueba concluyente en los datos conocidos en la actualidad. Pero, a más de las probabilidades que hacen incontestablemente verídico el origen semítico de este documento, su veracidad aporta a todo espíritu de buena fe un testimonio irrecusable.

 

VERACIDAD

 

Serge Nilus escribía ya en 1905:

 

“No podemos exigir pruebas directas de la complejidad de tales hechos criminales, y forzosamente tendremos que contentarnos con la evidencia de casos que llenarán de indignación a todo observador cristiano.”

 

Los hechos hablan de manera bastante explícita para preocupar. Veamos lo que dice el traductor inglés, en su prefacio:

 

“Es imposible leer hoy ninguna de las partes de este volumen, sin que salte a la vista su carácter profético, del que todo él está lleno, no solamente en lo que concierne a la santa Rusia de antaño, sino también en lo que atañe al punto de vista de ciertas combinaciones siniestras, que pueden observarse por todo el mundo, en el momento actual. ¡Gentiles, preparaos!”

 

Por su parte el editor alemán escribe:

 

“Todo lo que ha pasado después de la publicación de Nilus: la guerra mundial, el derrumbamiento de los tronos de Rusia, Austria-Hungría, el de Alemania (y en el momento actual el de España), el caos, objetivo deseado por los francmasones, de donde saldrá la Liga humanitaria, bajo la dirección judío-masónica proyectada desde hace 200 años; todo esto aparece hoy con una claridad tan terrible que, no hace falta ninguna el explicar, por qué traducimos y publicamos los Protocolos de los Sabios de Sión. Esperamos que su publicación hará abrir los ojos, sobre los peligros de la francmasonería universal y de la judería y nos incitará a tomar las medidas definitivas, antes que nuestra Patria y la cultura germánica sean completamente aniquiladas.”

 

Sobre el mismo tema, leemos en el Morning Post del 19 de julio de 1920:

 

“En resumen, por lo que hace a su fecha, los Protocolos deben haber sido publicados o escritos entre 1880 y 1905. Ahora, debe tenerse como una prueba no del todo concluyente, pero de mucha fuerza, que, en aquella fecha, los redactores de las Notas tenían algún conocimiento anticipado o predicción del gran movimiento revolucionario que, actualmente tiene lugar. Los medios que debían traerlo, las guerras, la vida cara, la corrupción de los Gobier­nos, el empleo de agentes judíos; todos esos medios pueden aplicarse a la revolución rusa y a los amagos de revolución en Alemania y en Hungría. Se sabe por ejemplo que, los dos aleaderss espartaquistas eran judíos; que Bela-Kun, Szamuelly y que, en general todos los revolucionarios húngaros eran judíos; además del testimonio universal de los refugiados cristianos en Rusia que afirman que casi todos los comisarios de los soviets son ju­díos. Lenin es una de las pocas personalidades que son excepción, pero se casó con una judía... Parece que no será sólo Rusia, sino el mundo entero el que tenga que  pasar esas etapas, hasta que sea proclamado el rey de Sión.”

 

Los Protocolos resultan, pues, la predicción de un plan en vía de realización que, desgraciadamente, nos sería muy fácil comprobar. Lo que nosotros deseamos hacer resaltar es que de una manera o de otra, este plan se co­nocía desde hace mucho tiempo, pero nadie quiso ocuparse ni de la francmasonería. Los libros de Gougenot, de Mousseaux, Toussenel, de Drumont, del Abate Lemann, y otros, son la prueba; y si se exigieran testimonios de origen judío, publicamos dos, que dimos en nuestro primer número de la Revue Internationale des Sociétés, en enero de 1912.

El primero, es el discurso de un gran rabino pronunciado en 1880, es decir, 17 años antes del Congreso de Basilea, y publicado por Sir John Readclif, bajo el título de Reseña de los acontecimientos político-históricos acaecidos en los diez últimos años; está tomado de El Contenporáneo de 1.° de julio de 1886. El segundo es la reproducción reducida del primero, por un rabino en el Congre­so de Lemberg en 1911.

 

PRIMER DOCUMENTO

 

Nuestros padres han legado a los elegidos de Israel el deber de reunirse una vez cada cinco años alrededor de la tumba del Gran Maestre Caleb, Santo Rabino Simeón-Ben-Jhuda, cuya ciencia proporciona a los elegidos de cada generación el poder sobre toda la tierra y la autoridad sobre todos los descendientes de Israel.

Pensad que, desde hace 18 siglos dura la guerra de Israel contra esa potencia que fue prometida a Abrahán, pero que le fue arrebatada por la Cruz. Arrojado a sus pies, humillado por sus enemigos, sin cesar amenazado de muerte, persecuciones, raptos y violaciones de todas clases, el pueblo de Israel no ha sucumbido, y si está disperso por toda la tierra, es señal de que toda la tierra le pertenece.

Desde hace 18 siglos, nuestros sabios luchan con gran valor y con gran perseverancia, sin conseguir abatir la Cruz. Nuestro pueblo se levanta gradualmente y su poder se engrandece cada día. A nosotros pertenece ese Dios, desde el día en que Aarón, levantó en el destierro el Becerro de Oro, esa divinidad universal de la época.

Y entonces, cuando nos hayamos hecho los únicos poseedores de todo el oro de la tierra, el verdadero poder pasará a nuestras manos y entonces se cumplirán las promesas que fueron hechas a Abrahán.

El oro, la más grande potencia de la tierra... el oro, que es la fuerza, la recompensa, el instrumento de todo poder, es todo lo que el hombre teme y lo que desea... he ahí, el único misterio, la ciencia más profunda que rige la inteligencia del mundo. ¡Ese será el porvenir!

Dieciocho siglos han pertenecido a nuestros enemigos, el siglo actual y los sucesivos nos deben pertenecer a nosotros, pueblo de Israel, y nos pertenecerán seguramente.

Es la décima vez, desde hace mil años de lucha atroz e incesante con nuestros enemigos, que se reúnen en ese cementerio, alrededor de la tumba de nuestro Gran Maestro Caleb, Santo Rabino Simeón-Ben-Ihuda, los elegidos de cada generación del pueblo de Israel, a fin de ponerse de acuerdo sobre los medios que deben emplear para, de las grandes faltas y pecados que no cesan de cometer nuestros enemigos los cristianos, sacar las mayores ventajas para nuestra causa

Siempre el nuevo Sanhedrín, ha proclamado y predicado la guerra sin cuartel contra nuestros enemigos; pero en ninguno de los siglos precedentes lograron nuestros antepasados concentrar entre nuestras manos tanto oro, y por lo tanto el poder que es lo que nos ha legado el siglo XIX Podemos enorgullecemos sin hacer ninguna ilusión temeraria de que pronto alcanzaremos nuestro objetivo, pudiendo mirar con tranquilidad el porvenir.

La persecución y las humillaciones, esos tiempos sombríos y dolorosos que el pueblo de Israel ha soportado con una heroica paciencia, afortunadamente han pasado ya para nosotros, gracias al progreso de la civilización de los cristianos, y ese progreso es el mejor escudo, detrás del cual podemos protegernos y obrar, para franquear con paso rápido y seguro el espacio que nos separa de nues­tro supremo objetivo.

Echemos una mirada sobre el estado material de Eu­ropa y analicemos los recursos que han sabido procurarse los israelitas a partir del siglo actual, por el solo hecho de saber concentrar entre sus manos inmensos capitales, de los que pueden disponer en todo momento... En París, Londres, Viena, Berlín, Amsterdam, Hamburgo, Roma, Nápoles, etc., en manos de los Rothschild: siempre son los judíos los amos de la situación financiera por disponer de miles de millones, sin contar que en cada localidad de segundo y tercer orden, ellos son siempre los que manejan el dinero en circulación y ninguna operación financiera, ningún trabajo importante podría hacerse sin los hijos de Israel.

Hoy, todos los emperadores, reyes y príncipes reinantes están llenos de deudas contraídas para el sostenimiento de grandes ejércitos permanentes, para poder sostener sus tronos que se tambalean. La Bolsa cotiza y regula esas deudas, y nosotros, somos, en gran parte, los dueños de las Bolsas de casi todas las plazas. Por consiguiente, facilitar cada vez más y más estos empréstitos es a lo que tenemos que aplicarnos, a fin de que seamos los re­guladores de todos los valores, y siempre que podamos tomemos en prenda los capitales que proporcionemos a los distintos países, la explotación de los ferrocarriles, sus minas, sus bosques, manufacturados de hierro, fábricas, inmuebles y si posible fuera, sus impuestos.

Siempre quedará la agricultura, como la riqueza más grande de cada país; la posesión de grandes propiedades territoriales, siempre proporcionará al poseedor honores e influencia. Por lo tanto, nuestros esfuerzos deben dirigirse también a que nuestros hermanos de Israel procuren hacer importantes adquisiciones territoriales. Nuestro deber será, en lo posible, tratar de que las grandes propiedades sean fraccionadas, a fin de que podamos adquirirlas más fácilmente.

Bajo el pretexto de que tratamos de ayudar a las cla­ses trabajadoras, es necesario que los grandes terratenien­tes sufran todo el peso de los impuestos y cuando las propiedades hayan pasado a nuestras manos todo el trabajo del proletariado cristiano será para nosotros fuente de inmensos beneficios.

Siendo la Iglesia cristiana uno de nuestros más poderosos enemigos, tenemos que trabajar con perseverancia para que su influencia disminuya; es necesario implantar siempre que sea posible en los que profesan la religión cristiana, las ideas del libre pensamiento, del escepticismo, del cisma, y procurar disputas religiosas que tan fecundas son en divisiones y sectas del cristianismo.

Lógicamente, hay que empezar por despreciar a los sacerdotes de esa religión; les declararemos una guerra abierta, procuraremos se dude de su devoción y de su conducta privada; y por el ridículo y la burla, daremos cuenta de la consideración que se debe a su estado y a su hábito.

Cada guerra, cada revolución, cada conmoción política o religiosa acerca el momento en el que alcanzaremos el punto supremo hacia el cual nos dirigimos.

El comercio y la especulación, dos ramas fecundas y beneficiosas, no deben salir nunca de manos de los israelitas, y una vez que seamos los propietarios, sabremos con nuestras zalamería y la perspicacia de nuestros agentes, introducirnos hasta en las bases de la verdadera influencia y el poder. Se sobreentiende que no se trata más que de aquellos empleos a los que van unidos los honores, el poder o los privilegios; aquellos que exigen saber, trabajo, o pueden proporcionar disgustos, pueden y deben ser abandonados para los cristianos. La magistratura es para nosotros una cosa de primera necesidad. La carrera de abogado desarrolla mucho la facultad de sociabilidad y es la que más nos inicia en los asuntos de nuestros enemigos naturales, los cristianos, y con ella podemos reducirlos a nuestro gusto. ¿Por qué los israelitas no llegan a ser ministros de Instrucción, cuando con tanta frecuencia lo son de Hacienda? Los israelitas deben aspirar a ejercer cargos en la legislatura con el objeto de poder derogar las leyes hechas por los Goim, «infieles pecadores», contra los hijos de Israel, verdaderos fieles por su invariable acatamiento a las santas leyes de Abrahán.

Por lo demás, bajo este punto, nuestro plan toca su más completa realización puesto que con el progreso nos han reconocido por todas partes los mismos derechos de ciudadanía que a los cristianos, pero lo que debemos obtener, lo que debe ser el objeto de nuestros incesantes trabajos, es una ley menos severa, para castigar las quiebras. Conseguiremos así para nosotros hacer una mina de oro mil veces más rica que lo fueron hace tiempo las minas de California.

El pueblo de Israel debe dirigir sus ambiciones hacia los puestos más elevados del poder de donde dimanan la consideración y los honores; el medio más seguro para llegar es conseguir el dominio de todas las operaciones industriales, financieras y comerciales, precaviéndose de todo engaño y artificio que pudiera exponerles al peligro de persecuciones judiciales ante los tribunales del país. Elegirán sus sistemas de especulación con la prudencia y el tacto que les son inherentes en toda clase de negocios.

Nunca debemos ignorar nada de todo lo concerniente a aquel que llega a ocupar un puesto elevado en la sociedad: filosofía, medicina, derecho, economía política, en una palabra, todas las ramas de la ciencia, del arte y de la literatura, deben darnos ocasión a que los triunfos nos abran ancho campo y pongan de relieve nuestras aptitudes.

Estas vocaciones son inseparables de la especulación. Así, la producción de una composición química, aunque sea mediana, nos proporcionará una coyuntura plausible, para levantar un pedestal y rodear de una aureola al israelita que fuere el autor. En cuanto a la ciencia, medicina y filosofía, deben formar siempre parte de nuestro dominio intelectual.

Un médico está siempre iniciado en los más altos secretos de la familia y tiene entre sus manos la salud y la vida de nuestros mortales enemigos, los cristianos.

Debemos favorecer los casamientos entre israelitas y cristianos, puesto que el pueblo de Israel, sin exponerse a perder por esta unión, puede tener la suerte de ganar con esa alianza; la mezcla de cierta cantidad de sangre impura en nuestra raza, elegida por Dios, no podrá corromperla y nuestras hijas nos proporcionarán con esos casamientos uniones con familias cristianas que tengan algún ascendiente y poder. A cambio del dinero que nosotros les damos, es justo que tengamos un equivalente en influencia sobre lo que nos rodea. El emparentar con cristianos no nos aparta del camino que nos hemos trazado; al contrario, con un poco de maña, nos proporcionará ser los árbitros de su destino.

Será muy conveniente que los israelitas se abstengan de tener por queridas mujeres de nuestra santa religión, es mejor que para ese empleo las elijan entre las vírgenes cristianas. Sustituir el sacramento del matrimonio en la Iglesia, por un simple contrato hecho delante de una autoridad civil, será para nosotros de una gran importancia, porque entonces las mujeres cristianas se vendrán a nuestro campo.

Si el oro es la primera potencia de este mundo, la segunda, sin disputa, es la Prensa, pero ¿qué puede la segunda sin la primera? Como no podríamos realizar lo que anteriormente dejamos escrito sin la ayuda de la Prensa, es preciso que los nuestros se encarguen de la dirección de los periódicos diarios, en cada país. La posesión del oro, la habilidad en la elección de medios para manejar las capacidades fáciles de sobornar, nos convertirán en los árbitros de la opinión pública y nos darán el imperio sobre las masas.

Marchando de este modo paso a paso por este camino y con la perseverancia que es nuestra gran virtud, rechazaremos a los cristianos y anularemos su influencia. Dictaremos al mundo aquello en lo que debe tener fe, a lo que debe honrar y aquello que debe maldecir. Quizá, algunas individualidades se levantarán contra nosotros y nos lanzarán injurias y anatemas, pero las masas dóciles e ignorantes nos escucharán y tomarán nuestro partido.

Una vez dueños absolutos de la Prensa podremos cambiar las ideas sobre el honor, sobre la virtud, la rectitud de conciencia, y dar así el primer golpe a una institución sacrosanta hasta ahora, la familia, y consumar su disolución.

Podremos extirpar las creencias y la fe en todo aquello en que nuestros enemigos los cristianos han venerado hasta este momento y procurando cultivar entre ellos sus pasiones, declararemos guerra abierta a todo aquello que han respetado y venerado.

Que todo se comprenda y se anote y que cada hijo de Israel se penetre de estos verdaderos principios. En­tonces, nuestra potencia crecerá como un árbol gigantesco, cuyas ramas producirán frutos que se llamarán riquezas, goces y poder, en compensación de esa vida desagradable que durante largos siglos ha sido el único premio del pueblo de Israel. Cuando uno de los nuestros dé un paso adelante, que otro le siga de cerca; si el pie le resbala, que sea socorrido y levantado por sus correligionarios. Si un israelita es llamado ante un tribunal del país en que reside, que sus hermanos en religión se apresuren a prestarle ayuda y asistencia; pero solamente a aquellos que se hayan portado conforme a las leyes que Israel observa estrictamente y guarda desde hace tantos siglos.

Nuestro pueblo es conservador, fiel a las ceremonias religiosas y a las costumbres legadas por nuestros antepasados.

Nuestra fuerza está en que aparentemos gran celo e interés todo por las que se refieren a la suerte del obrero; pero en realidad, nuestros esfuerzos deben tender a apoderarnos del movimiento de la opinión pública y a dirigirla.

La ceguera de las masas, la propensión a dejarse arras­trar por la oratoria hueca y sonora, hacen de ellas fácil y doble instrumento de popularidad y de crédito. Encontramos sin dificultad entre los nuestros, muchos que sean capaces de imitar, con tal elocuencia, sentimientos falsos que, a los cristianos sinceros, lleguen a entusiasmar.

Es necesario, en lo que posible sea, entretener al proletariado y someterlo a aquellos que manejan el dinero. De este modo podremos sublevar las masas cuando queramos; las llevaremos producir trastornos revolucionarios, y cada una de esas catástrofes dará un gran avance a nuestros íntimos intereses y nos acercará rápidamente a nuestro único objetivo: reinar sobre la tierra, como fue prometido a nuestro Abrahán.

 

SEGUNDO DOCUMENTO

 

Reproducción reducida del anterior por un rabino en el Congreso de Lemberg en 1911. (El editor alemán pone (p: 35) la primera parte de este discurso, que ha producido del Bauerndümdler (Confederación de Aldeanos) de Viena de 1.° noviembre de 1912.)

 

Hermanos míos, hace diecinueve siglos que los judíos luchan por apoderarse del gobierno del mundo, cosa que Dios ha prometido al patriarca Abrahán. Sin embargo, la Cruz ha salido victoriosa y abatió a los judíos. Estos, dispersos por todas las partes del mundo, fueron durante mucho tiempo el objeto de persecuciones atroces. ¡Pero, esperemos!; el hecho de que los judíos estén dispersos por todos los continentes, prueba que todas esas tierras les pertenecen. Asistimos a un importante espectáculo: Israel es cada vez más fuerte.

Los centros bursátiles; las Bolsas de París, Londres, Viena; Berlín, Hamburgo y Amsterdam, son nuestras. En todas partes los judíos, disponen de enormes capitales.

Pero es aún necesario que los judíos se apoderen de las tierras, sobre todo de los latifundios. Si las grandes propiedades pasan a manos de los judíos, entonces los obreros cristianos que en ellas trabajan, procurarán a los judíos grandes rentas.

Todos los Estados están llenos de deudas; estas deudas obligan a los Estados a dar en garantía a los judíos todas las minas, ferrocarriles y, en general, todas las fábricas del Estado.

Hemos estado encorvados bajo el yugo durante diecinueve siglos; pero ahora, en el momento actual, nos hemos hecho mucho más grandes que nuestros opresores. Es verdad que algunos judíos se hacen bautizar; estos mismos terminan por darnos más fuerza, porque un judío bautizado no deja por eso de ser judío. Vendrá el tiempo en que los cristianos querrán hacerse judíos, pero el pueblo de Judá los rechazará con desprecio.

El enemigo por excelencia de los judíos, el enemigo por su naturaleza, es la Iglesia católica. Ved por qué los judíos hemos injertado a ese árbol maldito el espíritu de la incredulidad. Tenemos también que estimular las luchas y las disensiones entre las diferentes confesiones cristianas.

En primer lugar, debemos luchar implacablemente y en todos los terrenos, contra los sacerdotes católicos. Debemos arrojar sobre su cabeza todas las burlas, imprecaciones y escándalos de su vida privada, para entregarlos al desprecio y a la irrisión de todo el mundo.

Tenemos que acaparar las escuelas. La religión cristiana tiene que desaparecer. La Iglesia perderá su influencia y al empobrecerse, todas sus riquezas serán el botín de Israel.

Los judíos deben acaparar todo entre sus manos y sobre todo el poder y los empleos y cargos. La abogacía, la magistratura y la medicina tienen que ser judías. Un médico judío dispone de la mejor ocasión para entrar en relaciones íntimas con familias cristianas.

Los judíos deben poner fin a la indisolubilidad de los casamientos cristianos, y establecer por todas partes los matrimonios civiles. Francia está ya en nuestro poder, ahora le toca el turno a Austria. En fin, debemos apoderarnos de la Prensa, y entonces será cuando nuestro rei­nado estará seguro y completo.

El oro ante el cual se inclina la humanidad, el oro tan venerado, está casi todo él en manos de los judíos; y el oro es el porvenir de Israel. Los tiempos de las persecuciones pasaron ya. El progreso y la civilización de los pueblos cristianos constituyen las mejores defensas para cubrir a los judíos y facilitar sus planes. Nosotros, los judíos, hemos conseguido apoderarnos de los principales centros bursátiles; las Bolsas de París, Londres, Viena; Berlín, Hamburgo y Amsterdam, son nuestras. En todas partes los judíos, disponen de enormes capitales.

Pero es aún necesario que los judíos se apoderen de las tierras, sobre todo de los latifundios. Si las grandes propiedades pasan a manos de los judíos, entonces los obreros cristianos que en ellas trabajan, procurarán a los judíos grandes rentas.

Todos los Estados están llenos de deudas; estas deudas obligan a los Estados a dar en garantía a los judíos, todas las minas, ferrocarriles y, en general, todas las fábricas del Estado.

Hemos estado encorvados bajo el yugo durante diecinueve siglos; pero ahora, en el momento actual, nos hemos hecho mucho más grandes que nuestros opresores. Es verdad que algunos judíos se hacen bautizar; estos mismos terminan por darnos más fuerza, porque un judío bautizado no deja por eso de ser judío. Vendrá el tiempo en que los cristianos querrán hacerse judíos, pero el pueblo de Judá los rechazará con desprecio.

El enemigo por excelencia de los judíos, el enemigo por su naturaleza, es la Iglesia católica. Ved por qué los judíos, hemos injertado a ese árbol maldito el espíritu de la incredulidad. Tenemos también que estimular las luchas y las disensiones entre las diferentes confesiones cristianas.

En primer lugar, debemos luchar implacablemente y en todos los terrenos, contra los sacerdotes católicos. Debemos arrojar sobre su cabeza todas las burlas, imprecaciones y escándalos de su vida privada, para entregarlos al desprecio y a la irrisión de todo el mundo.

Tenemos que acaparar las escuelas. La religión cristiana tiene que desaparecer. La Iglesia perderá su influencia y al empobrecerse, todas sus riquezas serán el botín de Israel.

Los judíos deben acaparar todo entre sus manos y sobre todo el poder y los empleos y cargos. La abogacía, la magistratura y la medicina tienen que ser judías. Un médico judío, dispone de la mejor ocasión para entrar en relaciones íntimas con familias cristianas.

Los judíos, deben poner fin a la indisolubilidad de los casamientos cristianos, y establecer por todas partes, los matrimonios civiles. Francia está ya en nuestro poder, ahora le toca el turno a Austria. En fin, debemos apoderamos de la Prensa, y entonces será cuando nuestro reinado estará seguro y completo.”

 

Si comparamos estos documentos con los Protocolos de los Sabios de Sión se advertirá inmediatamente su identidad; si los comparamos con acontecimientos que hoy presenciamos, nos chocará su veracidad. Es imposible que los judíos opongan ante tales pruebas sus negativas más rotundas: no podremos aceptarlas. La autenticidad de nuestros documentos puede proporcionar datos para man­tener interminables discusiones, pero su veracidad es concluyente. Nuestros dos documentos tienen que impresionar a todo entendimiento que vaya de buena fe. La identidad de doctrina, que en ocasiones llega hasta la igualdad. en los conceptos, acusa a los judíos, una continuidad perfecta en sus tradiciones en el transcurso de los siglos. Así como todas las Constituciones masónicas pueden condensarse en último término en la Constitución de Anderson, de 1723; así todas las aspiraciones de Israel y sus terribles reivindicaciones, están basadas en un plan secular de que los discursos de los rabinos que quedan transcritos y los Protocolos del Congreso de Basilea no son más que unos resúmenes y extractos.

Las notas publicadas de los congresos sionistas no contienen los Protocolos que han sido precisamente objeto de las reuniones secretas, cuyas revelaciones se harán a su debido tiempo. Procuremos que en Francia y que en todos los países católicos, que más directamente estén amenazados, no tengamos que pronunciar nunca nuestra condenación, como lo hicieron los rusos, al pronunciar aquella sentencia lapidaria: «¡Demasiado tarde».

 

La tercera Internacional del hampa hebraica está sostenida por la Internacional poderosa de la alta Banca judía; y Disraelí, un verdadero judío, escribía con todo conocimiento de causa en 1844:

 

“El mundo está gobernado por muy distintas perso­nas de las que se pueden imaginar quienes no ven lo que pasa entre bastidores... Esta diplomacia misteriosa de Rusia que es el terror de Europa occidental, está organizada por los judíos, que son sus principales gentes... Esta poderosa revolución que se prepara y amasa en Alemania, la que será, seguramente, una segunda Reforma más considerable que la primera y de la que Inglaterra sabe todavía tan pocas cosas, se desenvuelve por entero bajo los auspicios de los judíos (DISRAELI, Coningsby, página 18).”

 

Esas líneas, que parecen escritas en 1920, lo fueron sesenta y seis años antes, puesto que, como ya he dicho, fueron escritas en el año 1844. (Podríamos aplicarlas con igual exactitud en el año 1932.)

El peligro judío-masónico es el verdadero nudo gordiano de la situación desesperada por que atraviesa el mundo.

¿Quién lo romperá de un sablazo?

¡Sólo Dios!

 

E. JOUIN

Protonotario Apostólico.

Cura de San Agustín


 

 

EXTRACTO DE LOS 24 PROTOCOLOS DE LA SINAGOGA DE SATANÁS

Los siguientes textos son únicamente un extracto selecto que he tomado de los 24 protocolos de la sinagoga de Satanás. Si usted desea bajar de Internet los 24 protocolos íntegros, haga clic en el siguiente enlace:

http://www.las21tesisdetito.com/protocolos2.zip

 

 


 

Tenemos delante de nosotros un plan en el que están estratégicamente expuestos los lineamientos de los que no podemos desviarnos sin peligro de ver destruidos el trabajo de muchos siglos

La violencia ha de ser un principio: la hipocresía y la astucia una regla para los gobernantes que no quieran dejar caer su corona en las manos de una fuerza nueva.

Este mal es el medio único de llegar al fin: el bien.

… Vosotros veréis en seguida que esto contribuye a vuestro triunfo: nos da, entre otras cosas, la posibilidad de obtener la victoria más importante: es decir, la abolición de los privilegios de la aristocracia de los Gentiles y del único medio de defensa que tenían contra nosotros los pueblos y las naciones. Sobre las ruinas de la aristocracia natural y hereditaria, hemos alzado nuestra aristocracia de la inteligencia y del dinero. Hemos tomado por criterio de esta aristocracia la riqueza, que depende de nosotros, y la ciencia que está dirigida por nuestros sabios.

Nuestra victoria ha sido tanto más fácil cuanto que nosotros, en las relaciones que tenemos con los hombres que necesitamos para nuestro fin, sabemos siempre herir las fibras más sensibles del espíritu humano: el cálculo, la codicia, la insaciabilidad de las necesidades materiales de los hombres; cada una de estas

debilidades explotada separadamente es capaz de ahogar el espíritu de iniciativa, poniendo la voluntad de los hombres a la disposición del que compra su actividad…

 

…Fijaos solamente en el éxito que hemos obtenido creando el darwinismo o el marxismo o el nietzchismo… CADA UNO DE LOS NUESTROS QUE HA SIDO SACRIFICADO VALE

DELANTE DE DIOS POR MILLARES DE GENTILES.

 

Hoy puedo anunciaros que nos encontramos ya cerca del fin. Nos queda por recorrer un poco de camino y el círculo de la Serpiente Simbólica, representación de nuestro pueblo, quedará cerrado. Cuando esto se verifique, los Estados de Europa quedarán aprisionados como con un fuerte tornillo.

… Los abusos del poder prepararán finalmente el derrumbamiento de todas las instituciones y todo caerá destruido a los golpes de las turbas enloquecidas.

… Nosotros debemos aparecer como libertadores del obrero de ese yugo que lo oprime, proponiéndole que se aliste en las filas de ese ejército de Socialistas, Anarquistas y Comunistas, que siempre mantenemos en pie, con el pretexto de solidaridad entre los miembros de nuestra Franc-Masonería social.

La Aristocracia que disfrutaba antes enteramente del derecho al trabajo de los obreros, tenía interés en que éstos vivieran bien alimentados, sanos y fuertes. A nosotros, por lo contrario, lo que nos interesa es que los Gentiles degeneren. Nuestra fuerza radica en el hambre crónica, en la debilidad del obrero. porque éstas lo subyugan a nuestro capricho, y porque así carecerá en su impotencia de la energía y la fuerza necesarias para oponerse a ese capricho. El hambre dará al Capital más derechos sobre el obrero que los que jamás otorgaron a la Aristocracia la ley y el poder de los monarcas (!!!).

Mediante la miseria, el odio y la envidia que ella produce, manejaremos y utilizaremos sus manos para aplastar a los que se oponen a nuestros designios (!!!).

 

Cuando llegue el tiempo de que nuestro rey universal sea coronado, esas mismas manos barrerán todo obstáculo que pudiera atravesarse en el camino a nuestro soberano.

Los Gentiles han perdido la costumbre de pensar por sí mismos algo que sea distinto de lo que nuestros consejeros científicos les inspiran. Esta es la razón de que no vean la necesidad urgente de hacer ahora lo que nosotros haremos al advenimiento de nuestro reinado…

 

Acordaos, si no, de la Revolución Francesa, a la que nosotros hemos dado el calificativo de grande; los secretos de su preparación no son demasiado conocidos, porque esa revolución, tal como fue, es obra de nuestras manos.

Desde entonces vamos llevando al pueblo de un desengaño a otro, para que, al fin, abdique en nosotros su poder, en provecho del Rey Déspota de la sangre de Israel, que venimos preparando al mundo.

 

... La Franc-Masonería exterior no sirve más que para encubrir nuestros designios; el plan de acción de esta fuerza, el punto mismo en que se apoya, quedarán siempre para el pueblo en el más absoluto misterio. Aun la libertad podría ser inofensiva y existir en el Estado, sin dañar a la prosperidad de los pueblos, siempre que descansara sobre el principio de la creencia de Dios, y de la verdadera fraternidad humana, excluyendo la idea de igualdad, a la que aun las leyes mismas de la creación son contrarias, supuesto que éstas establecen la subordinación necesaria. Con esa fe, el pueblo se dejaría gobernar bajo la tutela de sus pastores espirituales, y caminaría sumiso y tranquilo bajo la mano de su párroco, resignado con la distribución que Dios ha hecho de los bienes de la tierra. He aquí por qué es necesario que nosotros arruinemos la fe y arranquemos de los espíritus Gentiles el principio mismo de la Divinidad sustituyéndolo por los cálculos y las necesidades materiales (!!!).

Así, pues, para que los espíritus Gentiles no tengan tiempo para pensar y reflexionar, es necesario distraerlos por medio de la industria y del comercio. De esta suerte todos los pueblos buscarán su provecho material, y luchando cada uno por sus propias ventajas, no darán ninguna importancia al enemigo común.

Pero para que la libertad pueda de esa manera disolver y destruir completamente las Sociedades Cristianas, se necesita hacer de la especulación la base de la industria, de tal manera que toda la riqueza que la industria extraiga de la tierra, no quede en manos de los industriales, que se emplee en especulaciones, es decir, venga a parar a nuestras cajas.

 

... La unción divina ha caído de la frente de los reyes, después que nosotros arrebatamos al pueblo su creencia en Dios; su autoridad ha rodado por las calles, esto es, por los lugares que son de pública propiedad, ... Únicamente los jesuitas podrían igualarnos en este respecto, pero ya hemos tenido

buen cuidado de desacreditarlos a los ojos de las multitudes estúpidas; porque ellos forman una organización visible, en tanto que nosotros permanecemos en la sombra con nuestra organización secreta. Por lo demás, ¿qué importa al mundo quién será su amo? ¿Qué le importa que sea el Jefe del Catolicismo o nuestro Déspota de la sangre de Sión?. Pero para nosotros, que formamos el pueblo elegido, la cuestión

está muy lejos de sernos indiferente. Una alianza universal de los Gentiles podría, tal vez, dominarnos por algún tiempo; pero nos hemos precavido contra este peligro por medio de los gérmenes de profunda discordia que hemos procurado sembrar en sus corazones y que nadie puede ya desarraigar. Hemos enfrentado unos a otros los cálculos individuales y nacionales de los Gentiles; sus odios religiosos y radicales que venimos fomentando y cultivando desde hace veinte siglos. Por esto, ningún gobierno encontrará auxilio en parte alguna.

Cada uno pensará que una alianza contra nosotros es desfavorable a sus intereses.

Somos muy fuertes. Es necesario que se nos tome en cuenta. Las Potencias no pueden concluir el más insignificante tratado sin que nosotros también tomemos parte en él.

Per me reges regnant, "por mí reinan los reyes", han dicho nuestros profetas, y que somos los elegidos por Dios mismo, para dominar toda la tierra. Dios nos ha dado el genio para que podamos llegar hasta el fin de este problema.

 

... NOSOTROS CANSAREMOS DE TAL MANERA A LOS GENTILES CON ESTA LIBERTAD, QUE LES OBLIGAREMOS A QUE NOS OFREZCAN UN PODER INTERNACIONAL CUYA DISPOSICIÓN SERÁ TAL QUE SIN ROMPERLAS, PUEDA ENGLOBAR LAS FUERZAS DE TODAS LAS NACIONES DEL MUNDO Y FORMAR EL SUPER GOBIERNO UNIVERSAL. En lugar de los actuales Gobiernos, estableceremos uno verdaderamente terrible que se llamará ADMINISTRACIÓN DEL SUPERGOBIERNO. Sus manos alcanzarán a todas partes, a manera de unas enormes tenazas, y su organización será tan colosal que ningún pueblo podrá dejar de sometérsenos.

 

Necesitamos por todos los medios posibles tratar de explicar y desarrollar la importancia de nuestro Super Gobierno, representándolo como el protector y remunerador de todos los que

voluntariamente se le sometan.

… todos los Gentiles se inclinarán ante nosotros para tener como único derecho el de existir.

Para arruinar la industria de los Gentiles daremos un gran impulso a la especulación y al gusto por el lujo, ese lujo que todo lo devora.

Haremos subir los salarios, pero de tal manera que esta alza no reporte ningún provecho a los obreros, porque al mismo tiempo habremos provocado el encarecimiento de todos los artículos de primera necesidad, haciendo creer que ese encarecimiento es debido a la decadencia y postración de la agricultura y a la misma elevación de los jornales, y minaremos además profundamente las fuentes de producción habituando al obrero a la anarquía y a la embriaguez, y tomaremos también todas las medidas posibles para quitar la tierra de las manos de los Gentiles inteligentes.

Para impedir que esta situación sea conocida antes de tiempo bajo su verdadero aspecto, disfrazaremos nuestros verdaderos designios con el aparente deseo de servir y ser útiles a los obreros y de propagar los grandes principios económicos que enseñamos en los tiempos actuales.

 

El aumento de los Ejércitos y de la Policía es complemento necesario del plan que hemos expuesto. Es necesario que en todos los Estados no queden fuera de nosotros sino las masas de proletarios, algunos millonarios que nos sean adictos, policías y soldados.

En toda Europa, lo mismo que en los otros continentes, tenemos que suscitar la discordia, el odio y el desorden.

... De esta suerte, los pueblos y los gobiernos de los Gentiles, a quienes tenemos ya acostumbrados a no ser más que la apariencia de las cosas que les presentamos, nos tendrán una vez más por los bienhechores y salvadores del género humano.

A cualquier oposición que surja deberemos estar en aptitud de hacer declarar la guerra por la Nación vecina a los que se atreven a enfrentársenos; y si esta Nación vecina tuviera el atrevimiento de formar una alianza contra nosotros, deberemos rechazarla por una guerra general.

... les haremos ver nuestra fuerza por medio de los atentados, esto es, del terror; a todos, si es que todos se revuelven contra nosotros, contestaremos con los cañones americanos, chinos o japoneses.

 

… Cuando llegue nuestro reinado, sustituiremos nuestras palabras de orden liberal LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD no por otras palabras de orden, sino por las mismas trasladadas a su rango de meros conceptos abstractos; nosotros diremos: el derecho a la libertad; el deber de la igualdad; el ideal de la fraternidad.

 

... el Antisemitismo nos es en cierto modo necesario para gobernar a nuestros hermanos menores.

No os explicaré esto con mayor claridad, pues es punto que más de una vez ha sido tratado en nuestras reuniones.

En realidad, no hay ya más obstáculos que nos detengan en nuestro camino.

Nuestro Super-Gobierno se halla en las condiciones extralegales que se ha convenido en llamar con una palabra demasiado enérgica: DICTADURA.

... Tenemos en nuestras manos ambiciones desmedidas, avideces ardientes, venganzas despiadadas, odios rencorosos. De nosotros proviene ese terror que todo lo ha invadido. Bajo nuestras órdenes militan hombres de todas las opiniones, de todas las creencias; restauradores de la monarquía, demagogos, socialistas, comunistas, y todo género de utopías; a todo el mundo hemos enganchado en nuestra empresa, y cada uno de ellos va minando las ruinas de poder y se afana por acabar de derribar lo que aún queda en pie.

Todas las naciones experimentan convulsiones y reclaman tranquilidad; están prontas a sacrificarlo todo a cambio de un poco de paz; pero esa paz anhelada no se la daremos mientras no reconozcan nuestro Super-Gobierno abiertamente y con completa sumisión. El pueblo todos los días está gritando que es necesario dar una solución a la cuestión social por medio de un acuerdo internacional en la materia. La

división del pueblo en partidos lo ha puesto en nuestras manos, pues para sostener una lucha es indispensable dinero, y el dinero somos nosotros los que lo tenemos en nuestro poder.

.. Y vosotros diréis que si los pueblos se dan cuenta antes de tiempo de estas maniobras, se revolverán contra nosotros con las armas en la mano; pero si llegara este caso, en todos los países de Occidente tenemos preparada una maniobra tan terrible, que aún los ánimos más esforzados temblarán: en todas las grandes capitales se irán estableciendo los metropolitanos (tranvías subterráneos) y nosotros los volaremos por medio de la dinamita con todas las organizaciones y

todos los documentos del país.

 

Una vez dado nuestro golpe de estado diremos a los pueblos: Todo iba horriblemente mal; todos hemos tenido que sufrir por una causa o por otra; esto era ya insoportable. Hemos destruido las causas de vuestros sufrimientos, las nacionalidades, las fronteras, la diversidad de monedas. Indudablemente que sois muy libres de jurarnos obediencia o no; ¿pero podéis hacerlo con justicia si lo hacéis antes de experimentar lo que os hemos dado?... Entonces nos exaltarán y llevarán en triunfo con un entusiasmo unánime, y lleno de esperanzas.

 

… Estas medidas nos darían el medio de destruir poco a poco y paso a paso todo aquello que en el momento de posesionarnos del poder nos hayamos visto obligados a incluir en las Constituciones de los pueblos; por este medio pasaremos insensiblemente a la supresión de toda Constitución cuando llegue la ocasión y el momento de agrupar todos los gobiernos bajo nuestra autocracia. El reconocimiento de ella puede llegar antes de la supresión de la Constitución, si los pueblos, cansados de tantos desórdenes y de la frivolidad de sus gobernantes dan en gritar: ¡Echadlos y dadnos un rey universal que pueda unirnos y acabar con las causas de nuestras discordias: las fronteras internacionales, las religiones, los cálculos e intereses de Estado: un rey que nos dé esta paz, esta tranquilidad que no podemos

alcanzar con nuestros gobernantes y representantes!

Sabéis muy bien vosotros que para que estos deseos se realicen es necesario perturbar constantemente en todos los pueblos las relaciones entre ellos y sus gobiernos, con el propósito de cansar a todo el mundo con la desunión, la enemistad, el odio, y aun con el martirio, el hambre, la propagación de enfermedades y la miseria para que los Gentiles no encuentren otra salvación que la de recurrir a nuestra plena y absoluta soberanía. Si damos a los pueblos una tregua para respirar,

tal vez el momento favorable no llegará jamás.

 

... Los Gentiles son un rebaño de carneros y nosotros somos para ellos los lobos. Y ¿ya sabéis lo que sucede a los corderos cuando el lobo llega a penetrar en el redil?

 

... Esto nos ha servido de base para nuestra organización de la Franc-Masonería secreta, que no es conocida y cuyos designios ni aun siquiera sospechan los imbéciles Gentiles, alistados por nosotros en el ejército visible de las logias para distraer las miradas de los hermanos.

Dios nos ha dado a nosotros, su pueblo elegido, la dispersión, y en esta debilidad de nuestra raza radica nuestra fuerza que hoy nos conduce al solio de un reino universal.

Poco es lo que nos falta edificar sobre estos cimientos.

 

... ¿qué será cuando seamos los dueños reconocidos como tales del mundo, en la persona de nuestro rey universal?.

 

... La necesidad del pan de cada día hace a los Goim (los Gentiles) callar, y los convierte en nuestros humildes servidores.

Con el objeto de que no lleguen a nada por medio de la reflexión, les distraeremos de pensar en cosas serias por medio de las diversiones, de los juegos, de los pasatiempos, de las satisfacciones de las pasiones, de las casas públicas... porque hemos trastornado la cabeza a esos imbéciles Gentiles con éxito completo por medio de esa palabreja: PROGRESO, y no existe entre ellos uno solo que vea que tras de esta palabra se oculta un error en todos los casos en que se trate de inventos materiales, pues LA VERDAD ES UNA Y NO SABE NI PUEDE PROGRESAR EL

PROGRESO, COMO UNA IDEA FALSA, SIRVE PARA OSCURECER LA VERDAD A FIN DE QUE NADIE LA CONOZCA FUERA DE NOSOTROS, LOS ELEGIDOS POR DIOS, LOS DEPOSITARIOS DE LA VERDAD.

Cuando llegue nuestro reinado, nuestros oradores disertarán acerca de los grandes problemas que han conmovido a la humanidad para traerla finalmente bajo nuestro dominio. ¿Quién podrá entonces poner en duda que todos esos grandes problemas fueron planeados por nosotros, siguiendo un plan político que nadie pudo adivinar ni sospechar siquiera en el transcurso de tantos siglos?.

... Al advenimiento de nuestro reinado no reconoceremos la existencia de ninguna religión fuera de la de nuestro Dios único, con el que nuestros destinos están ligados íntimamente, porque somos el Pueblo Escogido, por el cual este mismo destino está unido a los de todo el mundo. Por esto tenemos que destruir todas las creencias. Si éstas han podido dar origen al Ateísmo contemporáneo, este estado

transitorio no perjudica nuestros objetivos, sino que servirá de ejemplo a las generaciones que oirán nuestras predicaciones sobre la Religión Mosaica, cuyo sistema estoico y perfectamente concebido nos ha dado por resultado la conquista de todos los pueblos de la tierra.

 

... Cuando al fin comencemos a reinar con la ayuda de golpes de estado preparados en todas partes para el mismo día, después de la confesión definitiva de la nulidad de todos los gobiernos existentes (y para que esto llegue pasará todavía algún tiempo, tal vez un siglo), impediremos que se conspire contra nosotros. Para ello condenaremos a muerte a todos aquellos que acojan nuestro advenimiento al poder con las armas en la mano.

... Mientras llega el tiempo de nuestra dominación, crearemos y multiplicaremos las logias masónicas en todos los países del mundo. atraeremos a ellas a todos los que son y pueden ser agentes aptos. Estas logias formarán nuestro principal centro de enseñanzas y el medio mejor de nuestra influencia y difusión de nuestras actividades. Concentraremos todas esas logias en un gobierno solamente conocido por nuestros sabios. Las logias tendrán su representante, detrás del cual quedará oculto el gobierno de que hablamos, y ese representante será el que dé la palabra de orden y el programa.

Formaremos en esas logias el núcleo de todos los elementos revolucionarios y liberales.

... nadie más que nosotros manejamos los asuntos de la masonería, porque sabemos a dónde vamos, conocemos el objetivo final de toda acción, mientras que los Gentiles nada saben, ni aun del resultado inmediato;

 

... NOSOTROS NO HEMOS CONTADO A LOS IMBÉCILES GENTILES Y AUNQUE HAYAMOS SACRIFICADO A MUCHOS DE LOS NUESTROS, HEMOS DADO SOBRE ESTA TIERRA A NUESTRO PUEBLO UN PODER QUE JAMÁS SE HABRÍA ATREVIDO A SOÑAR!

 

... Si el rey de Israel pone sobre su frente la corona que le ofrecerá Europa, él será el patriarca del mundo. Las víctimas necesariamente sacrificadas por él para que pudiera llegar a este trono, no igualarán jamás en número a los sacrificados durante tantos siglos de locura y de grandezas por la rivalidad de los príncipes y gobiernos Gentiles.

 

... Borraremos de la memoria de los hombres todos los acontecimientos de los siglos pasados que no nos son gratos, no conservando sino los que dan a conocer las faltas de los gobiernos Gentiles.

... La libertad de conciencia está hoy proclamada en todas partes. Por lo tanto, sólo algunos años tendremos que esperar para ver la ruina completa de la religión Cristiana; lograremos aún más fácilmente la completa extinción de las demás religiones;

 

... El rey de los judíos será el verdadero papa del universo, el patriarca de la Iglesia internacional. Pero mientras no hayamos educado a la juventud en las nuevas creencias de transición, y después en las nuestras, no tocaremos de una manera manifiesta a las iglesias cristianas existentes; pero lucharemos contra ellas por medio de la crítica, provocando las disensiones.

 

... Las crisis económicas entre los Gentiles han sido promovidas por nosotros con el único fin de retirar la moneda de la circulación.

 

El soberano que sustituya a los Gobiernos actuales que han venido arrastrando su existencia en medio de sociedades desmoralizadas por nosotros y que han arruinado aun el mismo poder de origen divino, y en cuyo seno.

Por todos lados se levanta el fuego de la anarquía; este soberano, antes que nada, tendrá que extinguir esta llama devoradora. He aquí la razón que le obligará a condenar a muerte esas sociedades: tendrá que ahogarlas en sangre para hacerlas luego resucitar bajo la forma de un ejército bien organizado que sepa luchar y combatir conscientemente contra toda infección que pudiera invadir el organismo del Estado. Este elegido de Dios es nombrado de lo alto para sujetar las fuerzas locas y desatinadas movidas por el instinto, no por la razón, por la bestialidad y no por la parte noble de la humanidad. Esas fuerzas triunfan ahora, roban, cometen toda clase de atentados, toda suerte de violencias, bajo el pretexto de la libertad y de los

derechos. Ellas han destruido todo orden en la sociedad para levantar sobre estas ruinas el trono del rey de Israel; pero su papel terminará en el momento en que ese rey ascienda a su trono.

Entonces hay que alejarlas de su camino en el que no debe quedar el menor obstáculo. Entonces podremos decir a los pueblos: Dad gracias a Dios y prosternaos delante del que lleva en su frente el sello de la predestinación hacia la que Dios mismo ha guiado su estrella para que nadie, excepto ese predestinado, pueda libraros de todas las fuerzas y de todos los males.

 

 

(FIRMAS: REPRESENTANTES DE SION DEL GRADO 33.)


 

 

 

EXPLICACIONES NECESARIAS


 

Las actas de las 24 sesiones que quedan relatadas, fueron subrepticiamente tomadas del libro completo, de las actas del primer Congreso Sionista que tuvo lugar en Basilea en septiembre de 1897. Todo fue cogido del tesoro secreto de la gran Cancillería Sionista, que en la actualidad radica en Francia.

Francia obliga a Turquía a conceder ciertos privilegios a las escuelas y las instituciones religiosas de todos los cultos que en lo sucesivo se establezcan bajo el protectorado de la diplomacia francesa, en el Asia Menor. Esto no tiene nada que ver, naturalmente, con las escuelas e insti­tuciones católicas que fueron echadas de Francia, por los últimos Gobiernos. Este hecho demuestra claramente que la diplomacia dreifusista no tiene más que un deseo, pro­teger los intereses de Sión, y trabajar por la colonización del Asia Menor, para los judíos franceses. Sión, siempre ha tratado de congraciarse por todos los medios posibles, para conseguir su influencia por mediación de aquellos que el Talmud llama, sus bestias de carga, nombre con el designan siempre a los gentiles en general.

Según los anales secretos del sionismo judío, Salomón y otros sabios israelitas, elaboraron desde el año 929 antes de Jesucristo el proyecto de un sistema que debía conducirles a la conquista del universo entero para Sión, por procedimientos pacíficos.

A medida que el tiempo iba pasando, este sistema se ha ido estudiando poco a poco en detalle, por hombres que fueron iniciados en estos asuntos. Estos sabios decidieron trabajar y conseguir para Sión, por procedimientos pacíficos, la conquista del mundo. Para ello lo hicieron, primero, representativamente, con ayuda de la serpiente simbólica cuya cabeza representa el Gobierno judío, iniciado en los panes de los sabios que siempre quedarán ocultos, aun a su mismo pueblo.

Esta serpiente destruye y se apoderará de todas las fuerzas gubernamentales que no sean judías, a medida que se le van poniendo en el camino. Así ha de trabajar siem­pre, sujetándose estrictamente al plan preconcebido, hasta que termine el camino que debe recorrer, y esto ocurrirá en el momento en que su cabeza cierre el círculo, en Sión, cuando en fin, habiendo encadenado Europa entera abrace todo el mundo. Esto se conseguirá empleando todas las fuerzas posibles, para someter a todos los países, por las conquistas debidas, a las armas y a los medios económicos.

La vuelta de la cabeza de la serpiente de Sión no tendrá lugar sino a través de la ruina y desaparición de las potencias gubernamentales de todos los países de Europa, a lo que se llegará por los desórdenes y la ruina económica que Sion habrá introducido por todas partes. por la desmoralización de los espíritus y por la corrupción de las costumbres. Para llegar a este estado de cosas contribuirán principalmente los judíos fingiéndose franceses, italianos y españoles. Son los más seguros para hacer la propaganda del libertinaje en la vida de los hombres, colocados a la cabeza de las naciones.

Las mujeres colocadas al servicio de Sión, sirven de atracción para aquellos que por causa de ellas se encon­trarán constantemente necesitados de dinero y que, desde ese momento, venderá su conciencia a cualquier precio, con tal de conseguirlo. Este dinero, no es en realidad más que un adelanto hecho por los judíos, porque esas mismas mujeres no tardarán mucho en hacer que vuelva a parar a las manos de los judíos corruptores, y con estas transac­ciones se consigue comprar esclavos para la causa de Sión.

Naturalmente, para que tenga éxito una empresa como esta no hace falta que los funcionarios públicos o los particulares, sepan el papel que desempeñan en el conjun­to de la obra que realizan los Sabios de Sión. Para esto los directores se han constituido en una especie de casta religiosa, que vela con gran celo por la integridad de la ley mosaica y los reglamentos del Talmud.

El universo entero ha creído que la ley mosaica era la verdadera regla para la vida de los judíos, y en realidad no es más que un disfraz. Nunca ha podido nadie estudiar esas reglas de vida, porque los ojos sólo se fijan en la cantidad de oro que puede proporcionar nuestra casta y gracias al que puedan con entera libertad manejar sus intrigas económicas y políticas.

Examinando el croquis, se da uno cuenta del recorrido de la serpiente simbólica; su primera etapa en Europa data del año 429 antes de Jesucristo. Fue primero a Grecia en tiempo de Pericles; donde el reptil destrozó la potencia de aquel país. En la segunda etapa fue a Roma en tiempo de Augusto, poco tiempo antes de Jesucristo. En la tercera a Madrid bajo el imperio de Carlos V, en 1552. En la cuarta a París, hacia el año 1700, durante el reinado de Luis XIV. En la quinta a Londres, a partir de 1814, después de la caída de Napoleón. En la sexta a Berlín en 1871, después de la guerra franco-prusiana. En la séptima a San Petersburgo; donde se ve dibujada la cabeza de la serpiente en el año 1881.

Todos esos Estados que la serpiente ha atravesado han sido conmovidos, de hecho hasta sus cimientos, por el liberalismo constitucional y el desorden económico. Alemania con su apariencia de fuerza, no ha hecho excepción a la regla. Bajo el punto de vista económico, por el momento nada se hace por Inglaterra y Alemania; pero eso sólo durará hasta que la serpiente concluya de con­quistar a Rusia, sobre la cual están ahora concentrados todos sus esfuerzos. El resto del recorrido no se indica, pero las flechas marcan la dirección que la serpiente ha de recorrer: Moscú, Kiew y Odesa. En la actualidad el recorrido ha terminado.

Hoy sabemos ya con certeza hasta qué punto todas esas ciudades se han convertido en nidos de la raza judía militante. Constantinopla está indicada como la octava y última etapa, antes de llegar a Jerusalén. Es necesario fijarse que el croquis está hecho muchos años antes de la revolución turca.

No le queda ya al reptil más una corta distancia que recorrer, para cerrar el círculo fatal y unir su cabeza con la cola. Para que no encuentre obstáculos en su camino, Sión dicta las siguientes medidas que han de instruir a los obreros que deben trabajar en esta difícil empresa. Primeramente, y antes que nada, la raza judía fue organizada en forma que nadie pueda mezclarse con ella y sorprender sus secretos. Ha sido dicho a los judíos, por sus profetas, que Dios les había elegido para reinar sobre toda la tierra, reino invisible de Sión. Se les ha hecho saber que sólo ellos son los hijos de Dios, y la única raza digna de ser llamada humana; todas las otras no han sido creadas por Dios, más que para que sirvan de bestias de carga, esclavos de los judíos y a los que se les ha dado un as­pecto humano, para que los judíos no tengan tanta repug­nancia en aceptar sus servicios. En cuanto a los judíos, su misión consiste en conquistar para Sión, el imperio sobre el mundo entero.

Educan a los judíos en la idea de ser ellos unos superhombres que de ninguna manera deben mezclarse para nada con esos rebaños de que forman parte las demás naciones. Estas teorías, gracias a la educación recibida en las escuelas públicas o secretas y en el seno de la familia, hacen concebir a los judíos su superioridad sobre todos los demás hombres. Han llegado hasta divini­zarse ellos mismos considerándose, de derecho, los hijos de Dios.

Este aislamiento de la raza judía, se ha mantenido también por el sistema de «Kaghal», que les obliga a todos a prestar mutua ayuda a sus semejantes, independientemente de la asistencia que reciben de las administraciones autónomas locales de Sión, conocidas con diferentes nombres: Kaghal, Consistorio, Comisión de asuntos judíos, Despacho de percepción de bonos, etc., etc. Todas estas administraciones sirven para disimular el Gobierno de Sión, a los ojos de los gentiles. Estos últimos, por su parte, toman con gran valor la defensa de la autonomía judía, porque la consideran como una autonomía religiosa.

Las ideas inculcadas a los judíos, que anteriormen­te hemos citado, tienen una influencia considerable sobre su vida material.

Cuando leemos obras como Khopain, § 14. p 1; Eben-Gaezar, § 44, p. 8, XXXVI; Ebamot, 98, XXV; Kotubat, 3 b., XXXIV; Sahndrín, 74, XXX; Kodauschin, 68-a; todas escritas para glorificar a Sión, vemos que en realidad en ellas nos tratan y nos siguen tratando como si fuéramos animales. Creen que los pueblos, sus bienes y las vidas humanas les pertenecen, y que pueden deshacerse de ellas como les parezca, y desde luego sin miedo a ser castigados.

Con arreglo a sus leyes, todos los malos tratamientos que proporcionan a los gentiles les son perdonados el día de Año Nuevo, al mismo tiempo que reciben la autorización para poder cometer los mismos crímenes durante el año que empieza.

Para excitar el odio sin piedad de la raza contra los otros pueblos, los jefes judíos han procurado que los gentiles se enteren de algunos de los secretos del Talmud y de este modo han excitado el antisemitismo. Estas manifestaciones han sido siempre muy útiles a los jefes de Sión, porque, aparte de que fomentan el odio en el corazón de los judíos, inspiran en cambio compasión en el corazón de algunos gentiles, que tan útiles son a nuestra causa, sobre todo los que se conmueven y compadecen de la triste suerte de un pueblo que, en apariencia, es tratado tan injustamente. Este sentimiento hace que muchas personas se interesen por ellos y formen en las filas de los servidores de Sión.

 

El antisemitismo, causa de persecuciones contra los judíos de las clases inferiores, ha permitido a sus jefes el dominar y sujetar a sus correligionarios; y lo consiguen fácilmente porque tienen el talento de presentarse en el preciso momento en que parece que son ellos los que los salvan. Obsérvese que los jefes judíos nunca han sufrido nada en las convulsiones antisemitas, en lo que se refiere a sus bienes personales o a su situación oficial en los cargos públicos que desempeñan. Esto no tiene nada de sorprendente, puesto que esos mismos jefes lanzan contra los judíos humildes y pobres a los sabuesos cristianos y esos mismos sabuesos se encargan de mantener el orden entre ellos, lo que contribuye a consolidar a Sión.

Las órdenes de esos jefes no tienen más que un solo objeto: la formación de una unión universal de todos los sionistas, unión que poco a poco va quitándose el disfraz. Esta unión, según los sionistas, ha empezado ya a actuar como si fuera un supergobierno que dirija los Gobiernos del mundo entero según su capricho, y en tal forma, que los no judíos no puedan percatarse.

Naturalmente, la principal fuerza de Sión para sus conquistas radica en su oro, pero no basta sólo adquirir el oro, es necesario que progresivamente aumente su valor. El precio elevado del oro tiene tendencia a que llegue a servir de moneda corriente y por causa de las disensiones interiores e internacionales, se va acumulando todo entre las manos de Sión. La historia de la familia de los Rothschild que ha sido publicada en la Libre Parole de París lo prueba ampliamente.

La fuerza del capitalismo se estableció por medio de las crisis hechas bajo la bandera del liberalismo y la pro­tección de teorías económicas y sociales, manejadas científicamente. Esta apariencia científica, dada a esas teorías, ha proporcionado y sigue proporcionando inmensos servicios a Sión.

La existencia del escrutinio del voto, ha proporcionado siempre al Gobierno de Sión el conseguir todas las leyes que pueden ser favorables a sus designios, y para conseguirlo, echan mano del vino y de la corrupción de las gentes siempre que sea necesario, así como de una gran parte del populacho siempre que les pueda ser útil, social o políticamente. Los intelectuales en su miseria, los liberales cortos de vista y en general, todos los que se asemejan a ellos, han proporcionado grandes servicios a Sión. Pero a Sión, el Gobierno que más le conviene para sus manejos y del que más provecho puede sacar es el régimen republicano, porque es el que proporciona toda clase de libertades a los anarquistas, que es el ejército de Sión.

Esta es la causa de la propaganda intensiva del liberalismo que maneja la Prensa adicta a Sión. Esta Prensa calla cuidadosamente el hecho suficientemente probado de que en una república no existe la libertad individual, y sí sólo la de las mayorías para oprimir a las minorías, aunque el derecho esté de parte de estas últimas. Según esto, las mayorías siguen siempre a los agentes de Sión, popularizados por los anuncios y los artículos periódicos, a los que Sión, con el consejo de Montefiore, sabe gratifi­car espléndidamente.

Hoy, de una manera inconsciente o voluntaria, todos los Gobiernos del mundo obedecen las órdenes de este super-Gobierno de vividores que, en definitiva es el de Sión. El es quien organiza las coaliciones entre esas naciones, de las que es acreedor por sumas que nunca podrán pagar y crecerán indefinidamente.

Sión calcula los valores y los bienes, sin olvidar los territoriales; calcula qué hombres son los que pueden desempeñar mejor los altos puestos y aquellos que reúnen disposiciones determinadas para hacerles el reclamo, pone en tutela a aquellos que no le sirven para nada o que consideran indeseables. empleando para ello las denuncias o la astucia. También suele emplear para ello la Prensa de la que casi es dueño absoluto.

En nuestros días, para hacer su reclamo, Sión ha lan­zado frases como «ideas del tiempo», «teorías de la ciencia»... Sión hace que los hombres triunfen o se pierdan, por ser el amo de las Bolsas, del comercio y de la diplomacia; Sión dirige todo para reeducar los pueblos sobre la base del materialismo corruptor de las armas, de los principios, y del genio del creador. Los partidarios del materialismo transforman a los hombres en figuras mecánicas, que no ven más que los bienes materiales y los convierten, por el afán de lucrarse, en esclavos, ciegos y sin voluntad de los capitales de Sión.

Por ello, estos capitales, gracias al sistema de deudas gubernamentales han absorbido todos los de las naciones; y ese Gobierno, privado de sentimientos y lleno de odio por la humanidad, coloca a todos los no judíos en una esclavitud sin precedentes.

El fin ríe la libertad de los pueblos se acerca y también el de la libertad individual, que no puede existir allí donde el dinero da el poder a las masas y les permite maltratar a una minoría privada de toda clase de derechos, aunque ésta sea mucho más digna y mucho más inteligente.

La historia de los Rothschild demuestra que Francia debe su era republicana a Sión. Ningún diputado francés ha salido a delante si los votos de sus electores no concordaban con los propósitos del Gobierno sionista.

¿Qué le ha ocurrido a la pobre Francia?

¡El que tenga oídos para oír, que oiga!


 

 

FIN DEL EPILOGO DE NILUS

 

EDICIÓN DEL AÑO 1905

 


 

Según el testamento de Montefiore, Sión no escatima ni el dinero, ni los medios que crea necesarios para conducirle a su finalidad. En nuestros días todos los Gobiernos del mundo están, consciente o inconscientemente, sometidos a las disposiciones de ese gran super-Gobierno de Sión, porque todos los valores están entre sus manos, ya que todos los países son deudores a los judíos por sumas que nunca podrán pagarse. Todos los negocios, el comercio, así como la diplomacia, están en manos de Sión. Por medio de sus fabulosos capitales ha conseguido sujetar a todas las naciones. A fuerza de propagar y mantener la educación, sobre bases puramente materiales, los judíos han cargado con pesadísimas cadenas a los gen­tiles, que los sujetan a su super-Gobierno.

El fin de la libertad nacional está cerca, por lo tanto, la libertad individual toca a su fin, porque la verdadera libertad no podrá existir allí donde Sión puede utilizar su palanca formidable, el oro, para gobernar al populacho y dominar la parte más digna y razonable de la sociedad.

¡¡Los que tengan oídos para oír, oigan!!

Hará pronto cuatro años que los Protocols of the El­ders of Zion, están en mis manos. Dios sólo sabe los esfuerzos infructuosos que he hecho para darles forma y sobre todo, para hacerlos llegar a los que hoy están en el poder, haciéndoles ver la tormenta que se cierne sobre la apática Rusia que parece, para desgracia suya, haber perdido toda noción de lo que a su alrededor pasa.

Y ahora es cuando temo que sea ya muy tarde, ahora que consigo publicar mi obra en la confianza de poner en guardia a aquellos que tengan todavía oídos para oír y ojos para ver.

No puede ya ponerse en duda que el reino triunfante del rey de Israel se alza delante de nuestro mundo degenerado, como Satanás con su poder y sus terrores. El rey nacido de la sangre de Sión, el Anticristo, se prepara a subir al trono del imperio universal.

Los acontecimientos se precipitan en el mundo con rapidez aterradora; las disputas, las guerras, los rumores, las hambres, las epidemias y los temblores de tierra, todo aquello que ayer parecía imposible, son hoy hechos consumados. Diríase que los días pasan tan rápidos, en interés del pueblo escogido. No es este el momento de entrar minuciosamente en los detalles de la historia de la humanidad, desde el punto de vista de los «misterios de inquietud» revelados para probar la influencia histórica que han tenido los «ancianos de Israel» sobre las desgracias universales, y poder predecir el porvenir cierto, y ya tan próximo de la humanidad, o para dejar caer el telón tras el acto final de la tragedia del mundo.

Sólo la luz de Cristo y de su santa Iglesia universal, podrán sondear los abismos satánicos y revelarnos la magnitud de su perversidad.

Siento en mi corazón la sensación de que ha llegado la hora de reunir urgentemente el octavo Congreso Ecuménico, que tienda a unir a los pastores y representantes de toda la cristiandad. Será preciso que todos olviden sus querellas y las divisiones seculares, para no pensar más que en el advenimiento del Anticristo.


 

 

 

ANÁLISIS DE LOS «PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN»

 

POR EL DOCTOR WICHTL

 


 

El traductor y editor alemán Gottfried Zur Beek dice que la autenticidad de estos Protocolos nunca ha sido puesta en duda por los judíos ni los francmasones, pero que las primeras ediciones de la traducción de Nilus y del H. Butmi, han sido, en su mayor parte, compradas y destruidas por los judíos.

¿Qué ha sucedido después de la primera trascripción hecha por Nilus? La guerra mundial y el derrumbamiento de los tronos de Rusia, Austria-Hungría y Alemania, el caos preparado por los francmasones comunistas, del cual debe salir la Liga de la Humanidad proyectada desde hace 200 años, bajo la dirección masónica judía aparece hoy con una claridad terrible, por lo que deben tenerse muy en cuenta estos Protocolos de los Sabios de Sión.

El que no esté ciego puede ver cómo los judíos han comenzado la lucha para conseguir la hegemonía mundial, y los Sabios de Sión no hacen más que sentar un hecho, al decir en sus discusiones confidenciales:

“Nosotros (judíos) estamos animados de una ambición invencible, de unas ansias ardientes, de un rencor implacable y de un odio inextinguible.”

 

Los principios que quieren emplear, para realizar su dominación mundial, no son nuevos para los iniciados, pero es necesario que todos los no judíos los conozcan:

“Todo el que quiera gobernar debe recurrir al disimulo, al engaño, a la malicia y al disfraz. Las más altas cualidades morales —franqueza, probidad y honorabilidad—son los únicos escollos del arte de la política, puesto que ellas precipitan de los tronos a los mejores hombres, mien­tras que el enemigo se sirve de medios diferentes y ver­daderamente eficaces.”

 

Los judíos, entre ellos, están de acuerdo en que la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad no son más que palabras vanas propias para ilusionar y perturbar a los pueblos cristianos, los cuales forzosamente tienen que amoldarse y por lo tanto quedar bajo la dependencia completa de los privilegios (monopolios) judíos. Declaran con toda franqueza:

“Nosotros (los judíos) hemos inoculado a los organis­mos de los Estados, el veneno de la libertad; hoy (1897), a todos les ha atacado una enfermedad mortal: tienen infec­tada la sangre. No nos queda más que esperar la última convulsión de la agonía.”

 

En el imperio judío no quedará, naturalmente, ni rastros de libertad del derecho de los gentiles:

“Nosotros (los judíos) sabremos impedir que de las filas de los gentiles puedan salir personalidades de talento, y si tal ocurriera y las masas que nosotros dirigimos les prestaran oídos, nosotros haremos que en la primera ocasión, ellas mismas los desacrediten.”

 

Dicen sin circunloquios, que su dominación será el régimen del terror:

“Nuestro imperio que, está fundado para conquistar pacíficamente, debe sustituir a los horrores de la guerra castigos menos duros, para que sean tan eficaces; debe establecer el reinado del terror, para de este modo obligar a todos a una obediencia ciega y absoluta.”

 

Las bases de la hegemonía mundial judía radicarán en las guerras económicas:

Empujaremos a los obreros a que cada vez tengan mayores exigencias en materia de salarios. Pero cuando las consigan, no alcanzarán con ello ningún provecho, puesto que, al mismo tiempo aumentaremos los precios de todo lo que les sea necesario para la vida.

Socavaremos profunda y hábilmente las bases de la producción de la agricultura, empujando a los obreros a la anarquía y a la embriaguez.

Incitaremos a los gentiles, para que hagan grandes gastos que no sean proporcionados a sus rentas y les hagan llevar una vida de lujo.”

 

En todas las páginas de los Protocolos de los Sabios de Sión se ve la inspiración de las logias fracmasónicas. Véase un pasaje significativo:

“Se sobreentiende que nosotros (los judíos) seremos los únicos que dirigiremos la actividad de la francmaso­nería, sin permitir que nadie se mezcle en este asunto. Somos los únicos que conocemos la finalidad hacia la cual marchamos solos, nosotros somos los que sabemos cuándo terminará su actuación. Por el contrario, los gentiles no tienen la menor noción de estas cosas.”

 

También nos enteramos por boca de los mismos Sa­bios de Sión, que protegen e incitan todos los desórdenes que se producen en el mundo:

“Si el mundo está atormentado por desórdenes, quiere decir que nosotros (judíos) debemos excitar esos desórdenes para deshacer el armazón poco sólido de los Estados de los gentiles. En cuanto se produce en alguna parte una conspiración puede estarse seguro que a su f rente se encuentran algunos de nuestros buenos servidores.”

 

También tratan de asuntos de guerra, y entre ellos ci­tan la guerra mundial en 1897:

“En el momento que un Estado gentil se permita hacernos la menor resistencia, nos es necesario estar en disposición de arrastrar a su vecino, para que le haga la guerra.

Pero si por otra parte, los vecinos quieren hacer causa común con él, y ponerse en contra, entonces, desencadenaremos la guerra mundial.”

 

En otro lugar dice:

“Podemos reducir a pocas palabras nuestro plan para humillar a los Estados gentiles. Probaremos nuestro poder con uno de ellos, por medio del terrorismo y el asesinato.”

 

Tratan también de asesinatos de príncipes:

En algunas ocasiones serán muy convenientes los asesinatos de altos dignatarios, seguros de que siempre los autores actuarán como borregos ciegos, sacados de los rebaños de que disponemos, gente a la que es facilísimo alucinar a fuerza de discursos con sentencias extremistas, siempre que, en la forma, se les revista de apariencias políticas.

Cuando lleguemos por fin a la dominación judía universal, estaremos muy alerta para que no puedan realizar ninguna conspiración, haremos ejecutar a cualquiera que intente tomar las armas contra nosotros o levantarse contra nuestro poder. Cualquiera organización secreta que trate de establecerse será igualmente condenada a muerte. Las sociedades secretas que existen en la actualidad (Logias francmasónicas) que conocemos perfectamente, por los grandes servicios que nos han prestado y siguen prestándonos, quedarán disueltas por nosotros. Sus miembros serán expatriados y confinados fuera de Europa. Tendremos que actuar en esta forma, sobre todo con aquellas logias no compuestas por judíos y que estén al tanto de nuestros secretos; los exceptuados de esta medida deben pensar constantemente que cualquier falta que cometan será castigada con el destierro.

Pero no solamente se trata de ataques contra los tronos de Europa: cualquiera, sea el que fuere, que se atreviese en nuestro camino (de los judíos) o trate de ponernos obstáculos, debe correr la misma suerte; su muerte será... fulminante.”

 

Refiriéndose a este mismo objeto, en los Protocolos de los Sabios de Sión, dicen textualmente:

“En las logias francmasónicas practicamos los castigos en tal forma, que ninguno de nuestros correligionarios puede suponérselo, ni siquiera el que condenamos: todos mueren cuando es preciso que mueran, y casi siempre de una muerte en apariencia natural. (Sesión 16, página 114 de la traducción alemana.)”

 

Las notas siguientes nos demostrarán la seguridad que tienen los judíos del dominio del mundo que sus profetas les han prometido :

“Nosotros (judíos) estamos seguros de conquistar todos los pueblos, para la organización de un nuevo Estado, cuya idea se cierne a nuestro derredor desde hace mucho tiempo. Por eso debemos antes de nada estar seguros de que podremos disponer de jefes capaces de lanzarse a la conquista de nuestro objetivo, con una fuerza de inteligencia y astucia extraordinaria (es decir, con cualidades tales, como las de un Lenin y un Bela-Kun, un Kurt Eisner,etc., etc.). La revolución debe estallar simultáneamente en todos los países.

También el comunismo nos invita a algunas reflexiones.

Los Sabios de Sión en sus reuniones se entretienen en ponderar el talento de los gentiles, a propósito de su idea de "nivelación social”, esta idea que está en contraposición con las leyes naturales. ¿Cómo tomarlo en serio? Pero... ese es el toque de clarín con que hemos de llamar a las masas, para enloquecer los pueblos gentiles y hacerles que no se entiendan entre sí, y poder llegar al caos universal. Entre los gentiles, hay que lanzar las masas unas contra las otras, a la anarquía, a la desesperación, a fin de que ellas mismas se vean obligadas a ofrecer la dominación universal a los judíos.”

 

¡Ved lo que pretenden los sionistas! El sionismo no es un movimiento nacional judío que tiene por objeto reunirles a todos en un Estado judío que se crearía en Palestina; esta es la opinión corriente, pero no es la cierta. El Estado judío de Sión sólo servirá para que en él se refugien esa gran cantidad de judíos pobres que existen y sobre todo los de Rusia. Además, este Estado judío será como el patrimonio de los «Amos del mundo».

Por increíble que nos parezca debemos creer, puesto que los Sabios de Sión nos lo afirman: «ningún Estado debe en lo sucesivo disfrutar de tranquilidad interior para robustecerse. De aquí que haya que lanzar una clase contra otra, glorificar los crímenes políticos, despreciar la justicia, corromper sistemáticamente al pueblo, desprestigiar a los sacerdotes de los gentiles a los ojos de las masas y ridiculizar la fe cristiana».

Y nótese bien: siempre se trata de la fe cristiana, jamás de la fe judía.

Una gran parte de las decisiones tomadas por los iniciados, en el Consejo secreto de Basilea en 1897 están en vías de ejecución. El asesinato de la emperatriz de Austria Isabel, por el anarquista Luccheni (1898); el asesinato del archiduque heredero Francisco Fernando, por los francmasones servios (1914); la gloriosa revolución (?) del 9 de noviembre de 1918; los esfuerzos continuos de los judíos para establecer por su propia cuenta el caos y la más completa anarquía a instaurar en el momento preciso su hegemonía universal.

 

Unas palabras sobre los espartaquistas. Pertenecen a la orden de los Iluminados, fundada hacia fines del siglo XVIII por Weishaup, que se tituló con el nombre secreto de "Spartacus" La orden de los Iluminados era una sociedad secreta que se proponía imponerse a la Francmasonería; todo iluminado era francmasón, pero no todo francmasón era iluminado. Esta orden fue prohibida en Baviera, por causa de ciertas intrigas peligrosas para el Estado en 1785, pero volvió a resucitar en el siglo xIx y tenía su centro en Dresde. A la nueva orden de los Iluminados pertenecía también el judío Axelrod, el doctor Karl Lienecht y la famosa Rosa Luxemburgo, que frecuentaban mucho los centros de los iluminados. Los papeles encontrados en septiembre de 1918, en las casas de algunos espartaguistas, demostraban que se había proyectado, y quizás proyecten todavía realizar grandes matanzas como en Rusia. Las sociedades secretas judías han encargado a sus hombres de confianza el preparar listas con todos los alemanes sospechosos de ideas monárquicas, a fin de suprimir los obstácu­los que pudieran presentar para la revolución anárquica proyectada. La lista de esos hombres beneméritos casi todos de la patria alemana existe y ha sido leída en una reunión secreta judía, en la que los oradores han empleado para sus discusiones la lengua hebraica. (Protocolos, pá­gina 79 de la traducción alemana.)

Pero la situación es todavía peor en Rusia. En este país, cuatrocientos cincuenta y siete bolcheviques consiguen que reine el terror, de ese número cuatrocientos veintidós son judíos, la mayor parte de los otros son presos escapados de sus prisiones. (Ibid., pág. 178.) Al H.:. Lenin (Ulianoff Zedernbaum) pertenecía desde antes de la guerra a una logia secreta de Suiza (Braunstein) y el H.:. Radek (Sobelsohn , pertenecían al mismo club de conspiradores y también debía serlo el H.:. Fritz Adler. Lenín es judío a pesar de sus negativas.

 

Los judíos se enorgullecen de haber implantado el bolchevismo en Rusia, así, el judío M. Kohen, escribe en el periódico Der Kommunist publicado en Charkow, Rusia, el 12 de abril de 1919:

“Puede decirse sin exageración, que la gran revolución social rusa ha sido obra de los judíos y que éstos no sólo han dirigido el movimiento, sino que han ayudado a la causa de los Soviets. Los judíos podemos estar tranquilos mientras la dirección suprema del ejército rojo está en manos de León Trotzky. En el Hammer («El Martillo») de Leipzig, n.° 424, febrero 1920.”

 

En lo que se refiere a Hungría, está reconocido que los obreros húngaros desde 1914 exigieron en un Congreso que celebraron que los jefes socialistas procedieran de las logias fracmasónicas, que es otra prueba que demuestra que en Polonia dirigían también los fracmasones. Estos lo prometieron pero no se sabe si cumplieron su palabra. (Doctor Hans Eisele, Bilder aus dem Kommunistichen ungarn, editada en el Tirol de Innsbruck, 1920, pág. 6.).

El 22 de marzo de 1919, se estableció la República Húngara de los Consejos; sus jefes eran francmasones, tales como el ministro de Instrucción, II.. Kunsi (debe leerse Kohon); el H.:. Iaszi, ministro nacional de los Con­sejos; el H.:. Agoston Peter; el H.:. Lukazs, hijos de un millonario judío de Budapest; el H.:. Dienner Denes Zoltan, y sobre todo, el H.:. Bela Kun (debe leerse Kohon), criminal de primer orden, que todavía goza de la protección del Gobierno austriaco.

El H.:. Ernest Freymann, alemán, asegura que en el fondo la francmasonería tiene una tendencia puramente comunista. Esto lo asegura en un escrito que titula: Auf Den Pfaden der Internationalem Freimaureri («En el sendero de la F.:. M.:. Internacional»), pág. 3.

El Gobierno de los Consejos estaban compuesto de judíos, véanse los nombres, de los más conocidos: el sanguinario Tibor Szannuely; el presidente del Consejo Alexandre Garbai (Grümbaum); Bostanzi (Bienenstock, por el Ejército; Ronay (Rosenstengel), por la Justicia; Varga (Wichselbaum), de Hacienda; Vince (Wesinstein), por la capital; Moritz Eddelyi (Eisentein), por la Alimentación; Bela Vago (Salzberger), y Bela Viro (Bienenstock, n.° 2), por la Policía; todos son judíos; sólo Oskar Czerny pretendía que no lo era, pero estaba acreditado como asesino y ratero, por lo que se le consideraba digno de poder figurar en el Gobierno de los Consejos. También Nik, jefe supremo de la policía, era un asesino y ladrón y podría decirse lo mismo de los seis mil guardias de Lenín, como del mismo Bela-Kun.

Los ciento treinta y cuatro días del reinado de los comunistas en Hungría causaron en su país daños enormes y unos cuantos millares de víctimas inocentes que perecieron de manera horrorosa. Los agitadores judíos robaron oro, alhajas, piedras preciosas, por un valor de tres mil millones de coronas, que colocaron en sitio seguro; de los que ciento noventa y siete millones pasaron a Austria para propaganda. El comunista Tomann recibió cuatrocientas mil coronas; según puede probarse oficialmente. Se pudo apreciar que, inmediatamente de declararse la República de los Consejos en Hungría, apareció un llamamiento o proclama, titulado «Pueblo de Israel» en el cual se invitaba a los judíos a que tomaran posesión de toda Hungría en virtud de las promesas hechas por sus profetas. ¿Y no era muy significativo que cuando ponían banderas en los edificios no toleraban que se pusiese al lado de la roja de los revolucionarios, otra bandera que no fuera la azul y blanca de los sionistas?

Todo el mundo pudo presenciar el gran caos que profe­tizaban los Sabios de Sión en 1897. Estamos en el principio de la hegemonía mundial judía.

Para abrir los ojos a los que todavía duden sobre la conexión entre la francma­sonería, los sionistas, espartaquistas, comunistas y bolchevistas, insistamos para que no lo olviden en que llegará día en que la Sociedad de las Naciones izará la bandera azul y blanca del Estado judío (tres largas bandas horizontales, una azul en el centro entre dos blancas): esa será la orgullosa bandera de todos los pueblos que estarán sometidos al yugo de los judíos. ¡Desgraciados de nosotros, pobres vencidos, a los que se nos impondrá la humillación después de la derrota!


 

 

SEMEJANZA ENTRE «LOS PROTOCOLOS» Y LA SOCIEDAD ACTUAL

 

Los discursos de los rabinos en 1880 y 1901, particularmente, y los Protocolos de los sabios de Sión en 1897, nos dan las fórmulas secretas de una intoxicación lenta al principio, pero después fulminante.

Véase el siguiente documento procedente del Comité Central de la Sección de San Petersburgo de la Liga internacional israelita, publicada en la Revue Internacionale de Sociétés Secrétes, t. IV, pág. 203:

 

(Reservado.) — A los representantes de todas las ramas de la Liga:

«¡Hijos de Israel! La hora de nuestra suprema victoria se aproxima; nos encontramos en el umbral del dominio del mundo. Lo que para nosotros antes era un sueño, está a punto de realizarse. Éramos débiles e impotentes pero la catástrofe mundial nos transforma, y gracias a ella podemos levantar la cabeza con orgullo.

»No obstante, debemos de ser prudentes; casi seguramente podemos profetizar que después de haber pisoteado y aplastado altares y tronos, podemos seguir avanzando por el camino que nos hemos trazado.

»La autoridad de la religión y de las doctrinas extrañas, que tanto éxito hemos propagado, puede exponernos a críticas y burlas violentas. Pero de todos modos hemos conseguido conmover la cultura, la civilización, las tradiciones y los tronos de las naciones cristianas. Hemos hecho todo lo humanamente posible para someter al pueblo ruso al yugo del poder judío y finalmente le hemos obligado a prosternarse ante nosotros.

»Ante nuestro modo de ver, nuestra obra está casi acabada; sin embargo, debemos mostrarnos muy prudentes, porque Rusia oprimida será siempre nuestra mayor enemiga. La victoria que hemos alcanzado gracias a nuestra superior intelectualidad puede volverse contra nosotros en las nuevas generaciones.

»Rusia está conquistada y clavada al suelo, agoniza bajo nuestros pies, pero no olvidemos nunca que, es necesario estar muy atentos y ser prudentes. El secreto sagrado de nuestra seguridad no puede aconsejarnos nunca el practicar ni la piedad ni el perdón. Es una necesidad el mantener al pueblo ruso en la miseria y el llanto. En cuanto sean nuestras sus propiedades y el oro les habremos reducido a la esclavitud.

»¡Seamos prudentes y callados! No tengamos ninguna piedad para nuestros enemigos. Debemos acabar con los mejores elementos del pueblo ruso, de forma que ese país no pueda encontrar jefes que lo dirijan. De este modo les quitaremos definitivamente la posibilidad de oponer resistencia a nuestro mando. Tenemos que provocar el aborrecimiento entre obreros y campesinos. La guerra y la lucha de clases destruirán todos los centros de cultura de los pueblos cristianos. ¡Pero, hijos de Israel, seamos prudentes y reservados! Nuestra victoria está próxima, porque nuestra potencia política, así como nuestra influencia sobre las masas, hacen rápidos progresos. Somos los amos de las finanzas y del oro, de casi todos los Gobiernos, y por consiguien­te, somos los dueños de las Bolsas de los Estados. El poder está en nuestras manos, pero desconfiemos de los traidores y de los trabajos ocultos. Bronstein, Apfelbaum, Rosen­feld, Steinberg, son, entre muchos otros, verdaderos hijos de Israel. Tenemos sobre Rusia un poder sin límites. En las ciudades, los comisariados de abastecimiento, las casas, etcétera, son nuestras, pero no os dejéis ofuscar por la victoria. Sed prudentes y desconfiados, pues, fuera de nosotros, no podéis contar con nadie.

»Acordaos que no debemos fiarnos del ejército rojo, que puede un día volver sus armas contra nosotros.

»Hijos de Israel, la hora de la victoria sobre Rusia, tanto tiempo esperada, ya llegó. Cerrad vuestras filas, propagad la política nacional de nuestra raza. Combatid por nuestro ideal. Guardad con toda santidad las antiguas leyes que hemos heredado; que nuestra inteligencia y nuestro espíritu nos proteja y nos guíe.»

 

Este curioso documento lleva por fecha, diciembre de 1919. Se encontró en la cartera de un oficial judío llamado Zunder, que fue muerto en uno de los combates y mandaba el segundo batallón de Tiradores del ejército bolchevique, en la campaña contra Polonia, ejército que estaba dirigido por Weigand, famoso general francés. Estaba escrito en hebreo y fue traducido al ruso y al inglés. Lo transcribo del texto inglés, que poseo. — Roger Lambelin.

 

¿Qué son, pues, los Protocolos, sino un plan de envenenamiento de las naciones, tan sutil como satánico, que con­siste en excitar, hábilmente, es cierto, todas las pasiones humanas, para conseguir poner en oposición al hombre con Dios y por lo tanto al hombre consigo mismo?

Es, al fin y al cabo, la primera traza del enemigo del género humano, cuando dijo a nuestros primeros padres: «Comed de esa fruta y seréis como dioses.» Sugestión y falta, que, como primera consecuencia tuvo la muerte de Abel por su hermano, manantial de un río de sangre que corre y correrá hasta el último día, pero que ha pasado por el Calvario. Exactamente igual que hacen los judíos: empiezan por ayudar al individuo y a las masas, ofreciéndoles libertades, derechos, una igualdad y una fraternidad completamente falsas, para irlas separando del verdadero Dios, y de las obligaciones que con El tienen, y para arrojarlas en la anarquía, y en fin, dominar en ella.

Los Sabios de Sión, puesto que son los Ancianos, los Sabios, o dicho con otras palabras, los hombres de experiencia —¡prevengámonos contra ellos!—: los Sabios de Sión fundan sus juicios de una doble comprobación, que desgraciadamente es muy exacta:

a)         Es necesario fijarse en que el número de hombres con instintos perversos es mucho más grande que aquellos que tienen instintos nobles... Todo hombre tiene ansias de mando y de poder; a cada uno le gustaría ser un dictador... Y muy raros son aquellos que no consentirían sacrificar el bienestar de otros, por satisfacer sus ambiciones personales. (Primera Sesión.)

b)        Para poder elaborar bien un plan, es necesario es­tar completamente convencido de que la flojedad, la falta de seguridad y equilibrio en las masas, es incapaz de comprender y respetar las condiciones de su propia existencia y de su bienestar... Que la fuerza de las masas es ciega, desprovista de razón y de discernimiento, porque tan pronto escucha a unos como a otros... Es suficiente dejarles que se gobiernen por sí un corto tiempo, para que todo se desorganice inmediatamente. (Primera Sesión.)”

 

Seguros de estas observaciones y de los resultados obtenidos, actuando a la vez sobre los individuos y sobre las masas, los Sabios de Sión conseguirán en lo sucesivo un grado de desmoralización y de desorganización con el que cuentan para establecer su hegemonía, que es el objeto a que aspiran, como así lo manifiestan con el mayor descaro en los Protocolos.

Para poder comprender mejor el trabajo de los judíos bastaría hacer un parangón del texto de los Protocolos con los hechos ya consumados o en vías de ejecución.


 

 

EPILOGO

 

Como suplemento a los datos que se dan a conocer en esta obra, creemos interesante añadir algo recientemente publicado sobre la organización de los judíos y su forma de Gobierno mundial, es decir, algo que juzgamos deben conocer los cristianos para convencerse de que en la actualidad el gobierno del mundo se halla efectivamente en manos de un poder oculto. Lo constituyen unos hombres que pudiéramos llamar «internacionales», por pertenecer a una secta que, sin tener patria, se adapta en cualquier nación. El sistema peculiar de esta secta, que, desde hace veinte siglos, emplea los mismos procedimientos para alcanzar el dominio absoluto del mundo, ha logrado su actual preponderancia merced a cualquier país, desempeñando cargos y ejerciendo todas las profesiones, con iguales derechos que los nacionales. A pesar de las prohibiciones impuestas a los judíos en casi todas las naciones, esta raza no ha dejado nunca de permanecer unida y gobernada por un poder que ellos mismos desconocen, pero que les guía, les protege y les manda; un poder que dispone del arma más potente, manejada con tanta inteligencia como tesón, la carencia de patria. Repartidos por todo el mundo, adoptan la nacionalidad que les conviene, y desde ese momento viven amparados por las leyes del país elegido, sin abandonar las propias, a las que siguen sumisos y obedientes. La religión es el lazo de unión con sus Gobierno; y el rabino, el jefe políticomilitar que los atiende y dirige. Este jefe está subordinado al Gran Rabino oculto, al que denominan los «Sabios», por mediación de jefes iniciados, que a su vez orientan y dirigen a la Masonería mundial, apareciendo como guías del «Progreso», cuando sólo son los tentáculos con los que los elementos iniciadores más poderosos impulsan las corrientes inferiores de que más adelante hablaremos.

Nada tiene de extraño que tal organización haya dejado en cada uno de sus individuos un sello especial, una huella característica. Trátase de una raza a la que nadie molesta, por lo general; administra sus asuntos con arreglo a sus propias leyes arbitrarias, y casi siempre sin preocuparse, y hasta con desprecio, de las disposiciones gubernamentales del país de adopción.

 

Preciso es que todo el mundo sepa que ese Gobierno oculto, conocido con el nombre de «Los Sabios de Sión», el que dirige y guía al pueblo de Israel, es el mismo que gobierna a la Masonería en sus planes de dominio universal. Algunos países ocultos, conscientes del error de tales propagandas, que, bajo el señuelo del «Progreso», sólo trata de colmar ambiciones, ha dado principio a una unión a fin de contener la ola retrógrada que, por un momento, ha pretendido enseñorearse del mundo. Pueden servirnos de ejemplo Italia, Polonia e Inglaterra, y en el momento actual Alemania, que renace potente y alcanzará a este paso los puestos de vanguardia del Cristianismo, demostrando al mundo entero el peligro que corremos si el judaísmo gana terreno en sus conquistas. Reflexionando un momento sobre las enseñanzas que este libro encierra, llegaremos a comprender por qué desaparecieron de Europa los tres grandes imperios, Alemania, Austria-Hungría y Rusia; las causas de la guerra mundial; los motivos de que en Francia se trate de conservar por todos los medios imaginables el odio al pueblo alemán, manteniendo así latente sobre Europa tan temible amenaza; la razón de que España caiga y se desmorone hoy sin causa que justifique su precipitado hundimiento.

La prensa y la literatura desde hace tantos años en manos de los judíos, han conseguido inculcar en los pueblos el odio a la religión y a sus soberanos, haciéndoles aparecer como causantes de todos los males. Esta campaña lenta, pero segura, ha triunfado, no cabe dudarlo. Mas, a medida que el tiempo pasa y los pueblos recapacitan sobre los daños y sufrimientos incalculables causados a la Humanidad, van las naciones experimentando la reacción regeneradora que presenciamos. Ella también, sin duda, ha de impedir la descristianización del mundo, objeto principal del Gobierno judío. De nada han de servir en manos de éste las tres potentes palancas con que tratan de someter la tierra a su imperio: el dinero, la prensa y las logias, si en su soberbia olvidaron que sobre ellos se cierne el poder infinito del Ser que gobierna el Universo.

 

El trabajo principal de los judíos ha sido, durante muchísimos años, conseguir su emancipación en todos los países. Para lograrlo, prepararon y realizaron la revolución francesa de 1789, y con el tiempo, no sólo obtuvieron la igualdad de derechos, sino que se les permitió aprovecharse de las ventas de todas las propiedades confiscadas, con lo que acumularon grandes riquezas, base de las inmensas fortunas que hoy manejan. Poco después de ese gran acontecimiento, obtuvieron los mismos derechos que en Francia, en Austria y Alemania, consiguiendo rápidamente adueñarse de los altos puestos en sus países de adopción, como lo demuestran los nombres de los Rothschild, Cremieux, Disraéli y otros. El peso del Kahal sobre los nuevos ricos, que, como es natural, deseaban poder gozar de sus fortunas, les obligaba constantemente a modificar sus rituales, hasta que los jefes fueron apercibiéndose de la necesidad de establecer nuevas leyes para ellos y para sus Comunidades.

 

Los Protocolos han sido muy combatidos, pero nadie ha conseguido desnaturalizarlos ni disminuir su interés, y mucho menos lo lograrán en los momentos actuales, cuando con tan extraordinaria seguridad siguen los acontecimientos el plan que dejan trazado.

Los judíos, en este último siglo, han hecho rápidos progresos en el arte de la política, tanto en la teoría como en la práctica. Mientras la humanidad los creía perfectamente inofensivos, la gran organización del Kahal avanzaba, tratando de arrollar todo lo que a su paso ofreciera resis­tencia. Precisamente esta marcha progresiva es la que Ginz­berg describe en sus 24 Protocolos, que resumen el pensa­miento judío desde Rabbi Akiba y Maimónides hasta Karl Marx y Engels. Cada uno de los párrafos de los Protocolos hace desfilar por la imaginación del lector una sucesión de hechos recientísimos que parecen comprobarlos.

Ginzberg no era un visionario, como algunos han creído; escribió siempre seguro de lo que hacía, como lo demuestra el movimiento revolucionario ruso, tan minuciosamente preparado, que su triunfo final no ofrecía duda ninguna.

La «Segunda Internacional» se creó en 1889 adoptando las teorías de Marx y Engels; en ella, el grupo obrero fue muy reducido y el objeto principalmente debatido fue la idea de que el poder debía pasar a manos del proletariado. Los intereses primordiales, industriales y financieros, sirvieron para satisfacer las ambiciones socialistas en detrimento del partido obrero, al que maltrataron con dureza.

En 1900, cuando Lenin volvió del destierro, apareció el periódico revolucionario Iskara (La Chispa), editado en Londres por el judío Trotzky (Braumstein) y subvencionado también por otro judío llamado Blumenfeld. El periódico Iskara dirigía infinidad de Organizaciones que traba­jaban en Rusia propagando sus ideas. En la primera reunión que tuvieron todas estas Organizaciones en Minsk, en marzo de 1903, constituyóse un partido comunista que desde el primer momento quedó completamente organizado; este partido representaba siete Organizaciones, y tenía a su cabeza nueve jefes, de los cuales, cinco eran de origen judío. Se le puso por nombre «Partido social-demócrata ruso», denominación que conservó hasta 1918.

Sus procedimientos, así como su divisa: «Proletarios de todos los países, uníos», eran los mismos de Marx y Engels. El segundo Congreso del partido se reunió primero en Bruselas y luego en Londres, en julio y agosto del mismo año. En él fue donde por vez primera se formuló esta doctrina: «La condición esencial de la revolución social es la dictadura del proletariado». Recuerde a este propósito el lector lo que ha leído en los Protocolos, Sesión primera, pág. 44: «...Es suficiente dar a las masas el poder de gobernarse, para que se conviertan inmediatamente en un tropel completamente desorganizado.»

El estallido de la revolución rusa fue inmediatamente proclamado y ensalzado en un periódico sionista, como obra de los judíos. Dice así:

 «La revolución rusa es una revolución judía, una crisis en la historia del judaísmo. Es una revolución judía porque Rusia es el refugio de casi la mitad de los judíos del mundo entero, y porque el derrumbamiento de su Gobierno despótico tendrá una influencia eficacísima sobre la suerte de los millones de judíos que la habitan y sobre tantos otros millares que en estos últimos años han emigrado por todas las partes del mundo. Pero, sobre todo, la revolución rusa es una revolución judía, porque los judíos son los revolucionarios más activos en el Imperio de los Zares.»

 

En 1905 la intentona fracasó, por no haber tomado parte en ella ni el ejército ni los campesinos. En vista de ello, al reanudarse el plan revolucionario, todo se fraguó y se dirigió desde el extranjero. Pero lo que nadie ha publicado hasta el día son los datos de su organización: cómo sus jefes pudieron escapar de sus prisiones, cómo se procuraban fondos para poder realizar sus viajes por todo el mundo y tomar parte en los Congresos de Estocolmo, París, Praga, Berna y otros, y cómo pudieron mantener una organización central. Todo lo consiguieron gracias a la «Hermandad para la libertad de los judíos delincuentes», y así pudieron realizar esos milagros. Entretanto, los Protocolos, escritos en hebreo, circulaban secretamente entre la orden de los «Hijos de Moisés» (B'nai-Moshe), que había alcanzado notable difusión en Rusia y en Polonia, y que contribuyó al éxito del Congreso de Basilea en 1897, no obstante ser el sionismo el movimiento oficial. Esta asociación «Hijos de Moisés», una vez terminada su misión, fue disuelta después de celebrado el Congreso.

Pero al apercibirse Ginzberg de que la concepción del sionismo de Herzl era, ante todo, económica, que casi ex­cluía la idea del nacionalismo judío, reunió a sus antiguos partidarios en una nueva orden secreta, «Los Hijos de Sión» (B'nai-Zion), para propagar la verdadera fe, y de este modo aparentar que permanecía fuera del movimiento oficial. Fundó otro periódico escrito en hebreo, Ha-Shilvah (El Camino), gracias a la ayuda financiera del judío Kal­mymus Wissotzkii, comerciante en té, poniéndose después al frente de una gran casa editorial hebrea, denominada Ahiassaf. Con ayuda de tan poderosas armas pudo impunemente combatir a Herzl.

Catorce años de labor dieron su fruto. En 1911, los representantes de Ginzberg, Chaim Weizmann y otros, consiguieron apuntarse una victoria en el segundo Congreso Sionista. Dos años después, en 1913, cuando asistía por segunda vez al Congreso, uno de sus discípulos escribió:

«...Fue dichoso; pudo comprobar a qué punto habían llegado algunas de sus ideas y verdades, por cuyo triunfo hubo de sostener tan enconadas luchas, consiguiendo al cabo, sin embargo, ver realizada su obra de penetración.

Fue tan dichoso como puede serlo un filósofo al cerciorarse de que su vida no fue estéril, que su existencia ha sido un eslabón más en la larga cadena que arrastra a Israel hacia un porvenir glorioso, de que ha servido a Israel y, a través de Israel, a la Humanidad entera...»

 

A nuestro modo de ver, el sionismo, tal como lo concebía Ginzberg, se ha convertido en una realidad, que sus discípulos han llevado de victoria en victoria bajo la mirada protectora del maestro.

Este siempre permaneció en la sombra, procurando, por lo menos, pasar desapercibido a las miradas de la muchedumbre, hasta su muerte, que ocurrió en el año 1927.

Con estas notas creemos haber realizado una obra más completa de divulgación, mostrando brevemente los trabajos realizados por los judíos en el mundo entero e indicando cuáles han sido sus principales directores.

De ellas deducirá, sin duda, el lector que los conceptos de «Libertad», «Progreso», etc., que se propugnan como regeneradores de la Humanidad, no difieren de los que con tanta precisión se detallan en los Protocolos.

Bien patentes aparecen los trastornos que tales principios han venido causando a pueblos y naciones. Las ideas marxistas, bolcheviques, los planes masónicos, todas esas corrientes inferiores, no han podido menos de producir, al encontrarse con la poderosa corriente occidental que vivifica el Cristianismo, esos violentos remolinos —muchas veces oleadas de Sangre— de las revoluciones, en cuyos abismos amenaza por momentos derrumbarse la verdadera civilización.

 

D. DE LA V.

 

 

F I N

 

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