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Prólogo

 

Millones de falsos cristianos arrianos miembros de la secta de los llamados “testigos de Jehová” enseñan que el Señor JEHOVÁ Dios mencionado en la gran profecía de Zacarías 14 es el Dios Padre, y no el Señor Jesucristo. Según ellos, será el Dios Padre quien vendrá del cielo con gran poder y gloria, acompañado por todos sus santos, para descender sobre el Monte de los Olivos, y para reinar sobre la tierra.

En este sencillo estudio bíblico voy a refutar con la propia Biblia esa doctrina de demonios enseñada por todos esos falsos cristianos arrianos.

 

1

ANÁLISIS DE LA PROFECÍA DE ZACARÍAS 14

 

En este capítulo 1 vamos a analizar toda la profecía de Zacarías 14, y que en realidad es una de las profecías más importantes de toda la Biblia, ya que en ella se predice de forma clara la futura venida gloriosa del Señor Jesucristo a la tierra para reinar sobre las naciones de todo el mundo.

Satanás el diablo tiene un odio especial a esta gran profecía de Zacarías 14, por eso es que él durante siglos ha enviado a emisarios suyos, especialmente a los llamados “arrianos”, los cuales niegan la divinidad y eternidad del Señor Jesucristo. El diablo ha hecho creer a millones de falsos cristianos arrianos que el Señor JEHOVÁ mencionado en esta profecía de Zacarias 14 no se refiere al Señor Jesucristo, sino solamente al Dios Padre, sin embargo, eso es totalmente falso y diabólico, ya que dicha profecía se refiere solamente a Jesucristo, como vamos a ver seguidamente.

Vamos a ir viendo esta profecía y comentando cada uno de sus pasajes, para que así el estudio sea completo. Como ya dije, la versión que utilizaré es la Reina Valera de 1960.

 

Zac 14:1 He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.

Zac 14:2 Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.

 

¿De qué está hablando esta profecía?

Como puede ver, se está refiriendo al futuro DÍA DE JEHOVÁ, y cuando los profetas del Antiguo Testamento hablaban del futuro Día de JEHOVÁ, o Día del Señor, se estaban refiriendo al día de LA FUTURA VENIDA DE JEHOVÁ A LA TIERRA CON GRAN PODER Y GLORIA PARA DESTRUIR A LOS MALVADOS Y PARA GOBERNAR EL MUNDO ENTERO. Vamos a comprobarlo con estos pasajes, ponga mucha atención a estas profecías:

 

Isa 2:10 Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad.

Isa 2:11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.

Isa 2:12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

Isa 2:13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán;

Isa 2:14 sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados;

Isa 2:15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;

Isa 2:16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.

Isa 2:17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.

Isa 2:18 Y quitará totalmente los ídolos.

Isa 2:19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

Isa 2:20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase,

Isa 2:21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra.

 

Isa 13:4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.

Isa 13:5 Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.

Isa 13:6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.

Isa 13:7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre,

Isa 13:8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.

Isa 13:9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.

Isa 13:10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

Isa 13:11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

Isa 13:12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.

Isa 13:13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.

 

Joe 3:12 Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.

Joe 3:13 Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.

Joe 3:14 Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.

Joe 3:15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

Joe 3:16 Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.

Joe 3:17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.

 

En la Biblia hay muchos más pasajes que hablan del futuro Día de JEHOVÁ, pero con esos son suficientes.

Observe lo que dijo el profeta Isaías. Él dijo que el futuro Día de JEHOVÁ será el Día de su PRESENCIA cuando él venga con gran poder en el resplandor de su majestad. Es decir, esa profecía está diciendo bien claro que ese mismo Señor JEHOVÁ vendrá del cielo con gran poder y majestad, y es entonces cuando estará presente físicamente en la tierra.

Ahora bien, si nos vamos al Nuevo Testamento resulta que la palabra griega que se utiliza para hablar de la futura VENIDA gloriosa del Señor Jesucristo a la tierra con gran poder y majestad es la palabrita PAROUSÍA, que significa tanto presencia, como venida (Mt.24:2-3, 29-30). Es decir, resulta que el único que cumplirá esa profecía de Isaías 2:10-21 será EL SEÑOR JESUCRISTO, ya que será solamente él quien vendrá del cielo con gran poder, resplandor y majestad para juzgar a las naciones y destruir a todos los malvados. ¡No será el Dios Padre quien vendrá del cielo con gran poder y gloria para destruir a los malvados!!, sino que será solamente Jesús. Esto demuestra de forma clara e irrefutable que el Señor JEHOVÁ mencionado en esa profecía de Isaías 2 es únicamente Jesús, el verdadero Mesías de Israel, el cual se llama igual que su Padre celestial: JEHOVÁ, ya que ambos dioses, el Padre y el Hijo, tienen el mismo nombre: JEHOVÁ. Por lo tanto, cuando los falsos cristianos arrianos dicen que el futuro Día de Jehová no se refiere al futuro Día de la venida gloriosa del Señor Jesucristo están mintiendo de forma satánica y rechazando una de las principales enseñanzas de la Biblia.

En Isaías 13 se vuelve a mencionar el futuro Día de JEHOVÁ, y observe lo que sucederá cuando venga ese gran Día de JEHOVÁ:

 

las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

 

¿Lo ha leído bien?, esa profecía de Isaías dice bien claro que cuando venga ese Día del Señor Jehová el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor.

Ahora bien, resulta que esos fenómenos en el sol, en la luna y en las estrellas ocurrirán CUANDO JESÚS VENGA DEL CIELO CON GRAN PODER Y GLORIA, vamos a leerlo:

 

Mat 24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

Mat 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

 

Esto demuestra de forma irrefutable que la venida a la tierra o presencia gloriosa de JEHOVÁ mencionada en Isaías 13 será la venida o presencia gloriosa del Señor Jesucristo, o dicho en otras palabras, el gran Día de JEHOVÁ será el Día de la venida gloriosa de Jesucristo a la tierra, indicando así de forma irrefutable que el Señor Jesús es ese mismo Señor JEHOVÁ mencionado en esa profecía de Isaías y en otras profecías más.

Esta es la prueba irrefutable de la existencia de los dioses eternos llamados JEHOVÁ, y que son el Padre y el Hijo, pero siendo el Padre el Dios supremo, el Dios del Hijo (Ap.3:12), ¡¡esta es la principal doctrina de toda la Biblia!!, la cual a lo largo de los siglos ha sido rechazada por millones de falsos cristianos arrianos que niegan la divinidad y eternidad del Señor Jesucristo.

El Día de JEHOVÁ mencionado en esas profecías del Antiguo Testamento será el Día de la venida gloriosa de Cristo a la tierra, por eso es que en el Nuevo Testamento se le llama el DÍA DEL SEÑOR JESUCRISTO, cuando él venga del cielo a la tierra para destruir a los malvados (Filp.1:6, 10, 2:16, 1Co.5:5, 2Co.1:14, 1Ts.5:2). Por lo tanto, el Señor Jehová mencionado en esas profecías del Antiguo Testamento que vendrá del cielo con gran poder y gloria para reinar sobre la tierra es el mismo Señor Jesucristo, cuando venga del cielo con gran poder y gloria para reinar sobre la tierra.

Observe lo que dice la profecía de Joel 3:12:

 

allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.

 

Es decir, ese propio Señor JEHOVÁ dice que cuando él venga del cielo a reinar sobre la tierra él se sentará en su trono para juzgar a las naciones, ¡¡y resulta que esta profecía la cumplirá solo Jesús cuando venga del cielo a juzgar a las naciones!!, vamos a leerlo:

 

Mat 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

Mat 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

 

Y en Joel 3:15 se dice también que cuando venga del cielo este Señor JEHOVÁ en ese mismo día se oscurecerá el sol, y la luna no dará su resplandor, lo cual sucederá en el día que Jesús venga del cielo con gran poder y gloria para juzgar a las naciones (Mt.24:29-30).

Ahí tenemos una prueba irrefutable más que demuestra que este Señor JEHOVÁ que vendrá del cielo para juzgar a las naciones será solamente Jesús, no el Dios Padre.

Volvamos a la profecía de Zacarías 14, dice lo siguiente:

 

Zac 14:2 Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.

 

Esa profecía se cumplirá ANTES de la venida gloriosa del Señor JEHOVÁ a la tierra, es decir, antes de la venida gloriosa del Señor Jesús a la tierra.

Como puede ver, se está refiriendo a una futura invasión militar de Jerusalén por parte de las naciones enemigas de Israel. Esta profecía es mencionada también en Apocalipsis 11:2. En dicho pasaje se dice que las naciones o gentiles tomarán y hollarán la ciudad de Jerusalén durante 42 meses, es decir, tres años y medio, que es el tiempo que durará el futuro reinado de la bestia (Ap.13:5). Será al final de esos 42 meses cuando Jesús vendrá del cielo y ocurrirá el Día del Señor, tal como leemos en el siguiente pasaje:

 

Zac 14:3 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.

Zac 14:4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

Zac 14:5 Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.

 

Observe como la profecía dice que ese Señor JEHOVÁ vendrá del cielo DESPUÉS de que se cumpla ese tiempo en el cual Jerusalén estará en poder de las naciones. Es decir, después de esos 42 meses durante los cuales Jerusalén estará hollada y bajo el poder de la bestia y de sus ejércitos es cuando este Señor Jehová vendrá del cielo con gran poder y gloria.

La profecía dice que este Señor JEHOVÁ saldrá entonces para PELEAR contra aquellas naciones que tomaron Jerusalén y la hollaron, es decir, la profecía está hablando de la venida gloriosa de este Señor JEHOVÁ como un guerrero para luchar contra esas naciones malvadas enemigas de Israel que hollaron y conquistaron Jerusalén, ¿y quién cumplirá esta profecía?, ¡¡solamente la cumplirá el Señor Jesucristo, no el Dios Padre!!, vamos a comprobarlo:

 

Apo 19:11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Apo 19:12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Apo 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Apo 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

Apo 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Apo 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Apo 19:17 Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,

Apo 19:18 para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.

Apo 19:19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.

Apo 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

Apo 19:21 Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

 

Ahí lo tiene bien claro. El único que vendrá del cielo con gran poder y gloria acompañado por todos sus santos para destruir a sus enemigos y para gobernar a las naciones será Jesús, no el Dios Padre.

Por lo tanto, cuando los falsos cristianos arrianos enseñan que ese Dios llamado JEHOVÁ mencionado en Zacarias 14 será el Dios Padre, y no el Señor Jesucristo, están mintiendo de la forma más diabólica, y enseñando una tremenda doctrina de demonios.

En Zacarías 14:4 se dice que cuando este Señor JEHOVÁ venga del cielo para destruir a sus enemigos pondrá sus pies sobre el Monte de los Olivos, el cual se partirá por la mitad formando en medio un gran valle, y entonces este JEHOVÁ Dios descenderá a la tierra CON TODOS SUS SANTOS.

Pues bien, resulta que esta tremenda profecía SOLAMENTE LA CUMPLIRÁ JESÚS, no el Dios Padre. Vamos a comprobarlo:

 

Hch 1:9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

Hch 1:10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,

Hch 1:11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Hch 1:12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.

 

Como puede ver, Jesús se fue al cielo desde el Monte de los Olivos, y seguidamente dos ángeles se aparecieron a los apóstoles y les dijeron que Jesús volverá de la misma manera que se fue al cielo, y obviamente descenderá al mismo lugar desde donde se fue al cielo, es decir, al Monte de los Olivos.

Cuando este Señor JEHOVÁ, que es Jesús, descienda sobre el Monte de los Olivos entonces dicho Monte se partirá por la mitad, formando en medio un gran valle, y los israelitas que se encuentren en Jerusalén tendrán que huir a ese valle que se formará para estar protegidos de la masacre o matanza que Jesús hará contra sus enemigos.

Entonces este Señor JEHOVÁ descenderá a la tierra CON TODOS SUS SANTOS (v.5). Pues bien, resulta que será Jesús quien descenderá a la tierra con todos sus santos, vamos a verlo:

 

Mat 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

1Ts 3:13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

 

2Ts 1:7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,

2Ts 1:8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

2Ts 1:9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

2Ts 1:10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

 

Apo 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Apo 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

 

Ahí lo tiene bien claro, Jesús vendrá del cielo acompañado por todos sus santos ángeles, y en Zacarías 14:5 leemos que este Señor JEHOVÁ vendrá del cielo acompañado por todos sus santos, indicando así que Jesús es este Señor JEHOVÁ que vendrá del cielo y descenderá sobre el Monte de los Olivos.

Por consiguiente, los falsos cristianos arrianos mienten cuando enseñan que este Señor JEHOVÁ de Zacarías 14 no será Jesucristo sino el Padre celestial.

 

 

JEHOVÁ SERÁ EL REY SOBRE TODA LA TIERRA

 

En Zacarías 14:9 leemos lo siguiente:

 

Zac 14:9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

 

Ya he demostrado que este Señor JEHOVÁ que descenderá a la tierra con todos sus santos será el Señor Jesucristo, no el Dios Padre.

En el verso 9 se dice que a partir de entonces este Señor JEHOVÁ será EL REY sobre toda la tierra, es decir, comenzará a gobernar el mundo entero desde la ciudad de Jerusalén, la cual obviamente habrá sido reconstruida y embellecida.

Observe que dicha profecía no menciona a la Nueva Jerusalén Celestial por ninguna parte, sino a la ciudad TERRENAL de Jerusalén, la capital de Israel, la cual será convertida en la capital del mundo desde la cual gobernará este Señor JEHOVÁ que habrá descendido a la tierra con todos sus santos.

Ahora bien, ¿quién cumplirá esta profecía?

Los falsos cristianos arrianos mienten cuando dicen que esta profecía la cumplirá el Dios Padre, ya que el único que la cumplirá es el Señor Jesucristo, vamos a comprobarlo:

 

Mat 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

Mat 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Mat 25:33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Mat 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

 

Ahí lo tiene bien claro, ¡¡Jesús es ese Rey que vendrá del cielo con todos sus santos para gobernar a las naciones de la tierra!!

De ninguna manera será el Dios Padre el Rey sobre toda la tierra, sino solamente Jesús, el verdadero Mesías de Israel, el cual también se llama JEHOVÁ, igual que su Padre celestial.

Cuando este segundo JEHOVÁ que es Jesús venga del cielo con gran poder y gloria, entonces es cuando comenzará el gobierno mundial de Jesucristo para gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud, tal como leemos en el Apocalipsis:

 

Apo 19:11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Apo 19:12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Apo 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Apo 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

Apo 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Apo 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

 

El Verbo de Dios es el propio Señor Jesucristo (Jn.1:1, 14), él es Dios, es decir, un elohim, un ser poderoso, pero al mismo tiempo Jesús tiene a un Dios supremo sobre él que es el Padre celestial (Jn.20:17, 1Co.11:3, 2Co.1:3, Efe.1:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12).

Este segundo Dios, que es Jesucristo, es el Señor JEHOVÁ de Zacarías 14 que vendrá del cielo con todos sus santos para gobernar a las naciones con justicia desde la ciudad de Jerusalén. De ninguna manera se está refiriendo al Dios Padre, ya que la Biblia jamás dice por ninguna parte que será el Dios Padre quien vendrá del cielo con todos sus santos para gobernar las naciones desde la ciudad terrenal de Jerusalén. Solamente Jesús será el único Rey sobre toda la tierra, por eso es que ese verso 9 dice que en aquel día él será único, y único su nombre, ya que no habrá otro Rey supremo en la tierra sino solo él, será el inicio del gobierno mundial del Señor Jesucristo y el comienzo del Milenio mencionado en Apocalipsis 20:1-7.

Jesús, el Rey, cuando descienda a la tierra y se siente en su trono glorioso (resplandeciente) para juzgar a las naciones separará a los habitantes de las naciones de la tierra en dos grupos: las “ovejas” y las “cabras”. Los primeros serán colocados a su derecha, y los segundos a su izquierda, y luego habrá un tercer grupo, que serán los “hermanos pequeños de Jesús”, es decir, los verdaderos cristianos que pasaron por la tribulación y que forman la Iglesia de Cristo, los cuales habrán resucitado con cuerpos gloriosos y espirituales a la venida gloriosa de Cristo (1Ts.4:15-17).

Las “ovejas” serán los seres humanos que tuvieron misericordia con esos cristianos verdaderos perseguidos durante la gran tribulación y el reinado de la bestia, ellos les dieron de comer, de beber, les vistieron, les visitaron en las cárceles, etc. y como recompensa Jesús les dará la vida eterna en el reino de Dios, y recibirán la inmortalidad para vivir para siempre en la tierra.

Sin embargo, las “cabras” serán los malvados que adoraron al falso mesías, es decir, a la bestia, y llevaron su marca en la frente y en la mano derecha. Estos hijos de Satanás no quisieron tener misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos durante la gran persecución de la bestia contra la Iglesia de Cristo (Ap.13:7, 10), ellos no les dieron de comer ni de beber, ni les visitaron en las cárceles, sino que pasaron totalmente de sus sufrimientos, y entonces Jesús los apartará de su lado, los llamará malditos, y los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.25:41, 46, 10:28, Ap.14:9-11).

Cuando termine el juicio de las naciones de la tierra los verdaderos cristianos resucitados que forman la Iglesia de Cristo y que pasaron por la gran tribulación recibirán sus recompensas en el Reino de Dios, Jesús les dará coronas de justicia para poder gobernar juntamente con Jesús sobre el mundo entero con justicia (2Tm.4:8, Ap.2:26-27, 5:9-10, 20:4-6), dando inicio a una nueva era de justicia y de paz como jamás fue conocida por la Humanidad en el pasado.

La profecía de Zacarías 14 dice que Jerusalén será convertida en la capital del mundo desde la cual Jesús será el gobernante supremo, el Emperador. Obviamente esa ciudad de Jerusalén no será la misma ciudad de Jerusalén de hoy en día, la cual es horrorosa y llena de religiones falsas, idolatrías y maldad, sino que será una Jerusalén terrenal restaurada, renovada y embellecida, la capital de la nación de Israel los cuales habrán sido restaurados y llevados a su tierra prometida y habrán creído en Jesús como su verdadero Mesías, tal como se predice en montones de profecías del Antiguo Testamento (Eze.36-48, etc.).

En Ezequiel 40 al 48 se describe incluso el inmenso templo que Dios hará en Jerusalén, desde el cual Jesús, el Señor JEHOVÁ, estará gobernando sobre el mundo entero.

 

LOS SUPERVIVIENTES DE LAS NACIONES SUBIRÁN A JERUSALÉN PARA REVERENCIAR A JESÚS

 

En Zacarías 14:16 se dice lo siguiente:

 

Zac 14:16 Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

 

Como puede ver, la profecía dice que todos los que sobrevivieron de las naciones que lucharon contra Jerusalén subirán todos los años a dicha ciudad para reverenciar al Rey, a JEHOVÁ de los ejércitos, que como ya he demostrado se refiere a Jesús, el cual estará morando ahí en Jerusalén.

La versión Reina Valera y otras han traducido ese pasaje por “adorar”, y esta es la razón por la cual muchos falsos cristianos arrianos enseñan la patraña de que este Señor JEHOVÁ de los ejércitos que vendrá a la tierra para reinar solo se refiere al Padre celestial, no a Jesús, ya que Jesús nos enseñó a adorar solamente al Padre (Jn.4:23-24).

Sin embargo, veamos como mienten estos falsos cristianos arrianos.

Resulta que la palabra hebrea que ha sido traducido por “adorar” en ese pasaje de Zacarías es la palabrita shakjá. Vamos a la Concordancia de Strong para saber el significado de esa palabra hebrea:

 

H7812

שָׁחָה shakjá; raíz prim.; deprimir, i.e. postrarse (espec. refl. en homenaje a realeza o a Dios):-adorar, arrodillarse, bajar, culto, dar culto, encorvar, humillar. -se, inclinar, -se, postrar, rendir, reverencia.

 

Como puede ver, esa palabrita hebrea significa esencialmente postrarse con reverencia, dar homenaje, inclinarse, y que se puede hacer tanto a reyes, como a Dios. También se puede traducir por “adorar”, pero como esa profecía se refiere a Jesús, el Rey que vendrá del cielo con todos sus santos para reinar sobre la tierra, y no se refiere al Dios Padre, la traducción correcta ha de ser “postrarse en homenaje”, “inclinarse” “dar reverencia”, y eso es precisamente lo que esos seres humanos supervivientes de las naciones harán cuando suban a Jerusalén, ellos se postrarán con reverencia para honrar a Jesús, el Rey, ¡¡pero no le adorarán como si fuera el Dios supremo, el Padre!!, ya que esa adoración suprema se ha de dar solamente al Padre celestial, jamás a Jesús (Jn.4:23-24).

Por eso es que la Biblia de Jerusalén ha traducido correctamente este pasaje de Zacarías diciendo lo siguiente:

 

(JER) Y todos los supervivientes de todas las naciones que hayan venido contra Jerusalén subirán de año en año a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot y a celebrar la fiesta de las Tiendas

 

Simplemente los supervivientes de esas naciones que invadieron Jerusalén irán a Jerusalén para postrarse con reverencia ante Jesús, el Rey, no para darle la adoración que le corresponde solamente al Padre celestial.

Este verso 16 dice además que estos supervivientes de las naciones que atacaron a Jerusalén subirán a dicha ciudad para celebrar también la fiesta de los Tabernáculos.

Ahora bien, ¿por qué los supervivientes de esas naciones no hebreas irán a Jerusalén para celebrar esa fiesta hebrea y santa de los Tabernáculos?

Voy a pegar el comentario de Jamieson-Fausset-Brown, el cual dice lo siguiente:

 

fiesta de las Cabañas—

la fiesta de las Cabañas será conmemorativa de la permanencia de los judíos, no meramente de cuarenta años en el desierto, sino de los 2.000 años de su dispersión. Así ésta fué celebrada a su retorno de la dispersión babilónica (Neh_8:14-17). Fué ésta la fiesta cuando Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén (Mat_21:8); una prenda, señal de su retorno a su capital para reinar (véase Lev_23:34, Lev_23:39-40, Lev_23:42; Rev_7:9; Rev_21:3). Una fiesta de gozo peculiar (Psa_118:15; Hos_12:9). La fiesta en la cual Jesús hizo la invitación a las aguas vivas de la salvación (“Hosanna,” sálvanos ahora, fué el clamor, Mat_21:9; Psa_118:25-26; Joh_7:2, Joh_7:37). Para los gentiles, también tendrá el significado de la salvación perfeccionada después de las peregrinaciones en un desierto moral, así como originalmente ella conmemoraba la recolección de la cosecha. El tiempo de sembrar con lágrimas entonces habrá terminado en la cosecha de regocijo. (Moore.)

 

Ese es exactamente el significado de la fiesta santa de los Tabernáculos (o las Cabañas) establecida por Dios al pueblo de Israel.

Cuando Jesús y sus santos desciendan sobre el Monte de los Olivos para juzgar a las naciones y para gobernar el mundo entero es entonces cuando la nación de Israel habrá sido restaurada y llevados a su tierra prometida, los judíos se habrán arrepentido de todos sus pecados y habrán creído que Jesús es el verdadero Mesías (Ro.11:26).

Dicha fiesta de los Tabernáculos es una conmemoración de la permanencia de los judíos a través de los siglos y de la futura restauración de Israel en su tierra prometida, y es una señal de que el verdadero Mesías, Jesús, habrá retornado a la tierra para gobernar el mundo desde Jerusalén.

Para los gentiles, es decir, para los seres humanos supervivientes que no forman parte del pueblo de Israel, la celebración cada año de la fiesta de los tabernáculos significará la salvación de ellos después de peregrinar por un mundo de maldad e injusticias, estos gentiles justos y misericordiosos habrán sido salvados por Jesús y heredado la vida eterna en el reino de Dios en la tierra (Mt.25:34, 46), por eso es que todos los años estos gentiles supervivientes y misericordiosos subirán a la ciudad terrenal de Jerusalén para postrarse con reverencia ante el Mesías Jesús, el Rey, y para celebrar junto con el pueblo de Israel la fiesta santa de los Tabernáculos.


 

 

 


 

 

Por Tito Martínez

2 de febrero de 2021

 

 

1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman IEVE, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre IEVE, ya que el nombre de IEVE está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de IEVE que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: IEVE, sin embargo, uno es el IEVE supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el IEVE menor, es decir, el Mensajero o Ángel de IEVE, el cual también se llama IEVE (Ex.23:20-21), y era este IEVE menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este IEVE menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de IEVE quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El IEVE supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados IEVE. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el IEVE menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este IEVE menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor IEVE mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

 

 

 

 

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