LOS VERDADEROS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Terminado el 14 de enero de 2024

Ampliado el 15 de enero de 2024

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Desde hace aproximadamente 100 años existe en el mundo una de las sectas destructivas más falsas y peligrosas que se hacen llamar los "testigos de Jehová".

Esta religión destructiva y falsa dicen ser la única religión verdadera, la organización de Jehová en la tierra y el verdadero pueblo de Dios.

Como voy a demostrar en este importante documento esta secta diabólica y destructiva de ninguna manera son verdaderos testigos de Jehová, ni mucho menos verdaderos cristianos, sino que son una religión fraudulenta, diabólica y destructiva que ha conseguido engañar a más de 7 millones de personas que forman parte de esta organización satánica disfrazada de cristiana.

Cualquiera que conozca un mínimo el llamado Nuevo Testamento sabe perfectamente que los primeros cristianos jamás de los jamases se llamaron "testigos de Jehová", o, dicho en otras palabras, los llamados "testigos de Jehová" de hoy en día no son verdaderos testigos de Jehová ni tampoco son verdaderos cristianos, sino falsos cristianos que han sido engañados por el padre de la mentira que es Satanás.

En el Nuevo Testamento los verdaderos cristianos son llamados especialmente "santos", "discípulos", "hermanos" pero nunca "testigos de Jehová".

Antes de empezar, vamos ahí al diccionario y a ver lo que significa la palabra "testigo":

Un testigo es una persona que brinda testimonio o que presencia de manera directa un cierto acontecimiento. Por ejemplo: «Mi tía fue testigo de un robo y ahora tiene que ir a declarar al juzgado», «Yo fui testigo de la llegada de Perón a Ezeiza», «El testigo declaró que vio ingresar al sospechoso al edificio a las nueve de la noche».

Por lo tanto, como puede ver, un testigo primordialmente es una persona que ha visto o presenciado algo o a alguien.

Si usted no ha visto a esa persona entonces usted no puede ser testigo de esa persona, pero si usted ha visto a esa persona entonces sí que es un testigo de esa persona.

Como los falsos "testigos de Jehová" jamás han visto este Señor Jehová con sus propios ojos, entonces es absolutamente estúpido y falso llamarse "testigos de Jehová.

Los verdaderos testigos de Jehová eran aquellos israelitas que vieron con sus propios ojos a este Dios de Israel llamado Jehová, el cual bajaba del cielo y se aparecía a muchos de esos israelitas. Este Señor Jehová por supuesto no era el Dios supremo, el Padre celestial, ya que el Nuevo Testamento dice bien claro que al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás aquí en la tierra (Jn.1:18, etc.), sino que este Señor Jehová que bajaba físicamente del cielo y se aparecía a los seres humanos era el segundo Jehová, es decir, el propio Señor Jesucristo en su preexistencia divina el cual bajaba del cielo y se aparecía a ciertos seres humanos. ¡Esos sí que eran los verdaderos testigos de Jehová! Y esto lo vamos a comprobar con los siguientes pasajes bíblicos que vamos a leer:

Isa 43:10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.

Isa 44:8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.

Es muy importante que sepa que cuando en la Biblia aparece la palabra “testigo” o “testigos” siempre se refiere a testigos directos, es decir, a personas que habían visto algo o habían visto a una persona y entonces daban testimonio de lo que habían visto y oído. Nunca en la Biblia se habla de “testigos indirectos”, sino solamente de testigos directos que habían visto algo o a alguien. En esos pasajes del profeta Isaías el Señor Jehová dijo que ellos, es decir, el pueblo de Israel, eran sus testigos, ¿y por qué? porque sencillamente muchos del pueblo de Israel vieron directamente con sus propios ojos a este Señor Jehová que bajaba del cielo y se aparecía a ellos. Y esto vamos a comprobarlo con los siguientes pasajes, hay muchos pasajes del Antiguo Testamento donde se dice bien claro que muchos seres humanos vieron a este Señor Jehová, pero con los que voy a citar son suficientes :

Éxo 33:11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.

Como puede ver, este Señor Jehová bajaba del cielo y se apareció a Moisés y hablaba con él cara a cara como cualquiera habla con su compañero, es decir, se veían el rostro el uno al otro, ya que cuando en la Biblia aparece la expresión “hablar cara a cara” siempre se refiere a verse físicamente el rostro el uno al otro.

Éxo 24:9 Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;

Éxo 24:10 y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.

Éxo 24:11 Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Como puede ver, esas 74 personas del pueblo de Israel subieron al monte y vieron al Dios de Israel, es decir, a ese Señor Jehová, y que, por supuesto no era el Jehová supremo, el Padre celestial, sino el segundo Jehová, el Señor Jesucristo, el cual tiene el mismo nombre que su Padre celestial ¡Ésos sí que eran verdaderos testigos de Jehová!

Por lo tanto, Jehová dijo que Israel eran sus testigos por la sencilla razón de que el representante del pueblo de Israel que era Moisés vio con sus propios ojos a este Señor Jehová e igualmente le vieron Aarón, Nadab, Abiú y 70 de los ancianos de Israel, todos ellos representaban al pueblo de Israel, por eso es que el Señor les dijo que ellos serán sus testigos

Los mamarrachos y falsos cristianos que hoy en día se hacen llamar “testigos de Jehová” son, por tanto, una manada de falsos cristianos y falsos testigos de Jehová que han sido totalmente engañados por Satanás, ya que ellos jamás vieron con sus ojos a este Señor Jehová y por lo tanto no pueden ser testigos de alguien al cual jamás vieron.

El Señor Jesucristo les dijo las siguientes palabras a sus apóstoles antes de ascender al cielo:

Hch 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el espíritu santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Observe claramente que esas palabras Jesús no se las dijo a todos sus discípulos, sino que se las dijo únicamente a sus apóstoles, los cuales serían testigos de la muerte y resurrección del Señor Jesús, ya que ellos vieron con sus propios ojos a Jesús, vieron su muerte y vieron también a Jesús resucitado, ya que él se apareció a ellos. Esto lo vamos a comprobar en los siguientes pasajes bíblicos donde se demuestra bien claro que solamente los apóstoles fueron testigos de la muerte y resurrección de Cristo, es decir, solamente los apóstoles eran los testigos de Jesucristo, ¡¡no lo eran todos los cristianos!!. Hoy en día los verdaderos cristianos de ninguna manera somos testigos de Jesucristo, ya que nosotros no hemos visto con nuestros ojos la muerte de Jesús y tampoco hemos visto a Jesús resucitado, pero los apóstoles sí que lo vieron con sus propios ojos, ellos sí que eran los verdaderos testigos de Cristo, vamos a comprobarlo:

Hch 2:32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Hch 3:15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.

Hch 5:32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

Hch 10:39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.

Hch 10:41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos.

Hch 13:31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

Esos pasajes son más claros que el agua pura. Los únicos y verdaderos testigos del Señor Jesucristo eran sus apóstoles ya que ellos le vieron con sus ojos y le vieron también resucitado cuando se apareció a ellos. Por lo tanto, esa doctrina de que todos los cristianos somos testigos de Jesucristo es una burda mentira y totalmente lo contrario de lo que enseña la Sagrada Escritura.

Por consiguiente, los falsos testigos de Jehová ni son testigos de Jehová ni tampoco son testigos de Jesucristo, simplemente son una manada de descerebrados embusteros y falsos cristianos engañados por Satanás y que forman parte de una de las sectas más destructivas y diabólicas de todo el planeta que se hacen llamar falsamente “testigos de Jehová”

En el siguiente capítulo voy a explicar la diferencia que existe entre ser testigos de Jesucristo, y dar el testimonio de Jesucristo, ya que son dos cosas muy diferentes.

En las iglesias de la cristiandad apóstata no se han enterado todavía que predicar el testimonio de Jesucristo no es lo mismo que ser testigos de Jesucristo.

En el Antiguo Testamento los verdaderos testigos de Jehová eran los israelitas que habían visto con sus propios ojos a este Señor Jehová, y en el Nuevo Testamento los testigos de Cristo eran solamente los apóstoles, ya que ellos habían visto con sus propios ojos la muerte de Jesús en el madero y vieron también al propio Jesús cuando se apareció a ellos después de resucitar, y ellos, por tanto, daban testimonio de lo que habían visto y oído.

Sin embargo, predicar el testimonio de Jesucristo es algo muy diferente, cómo vamos a ver seguidamente.

Predicar el testimonio de Jesucristo es sencillamente predicar las profecías que Jesús nos dio en el Apocalipsis.

La expresión “el testimonio de Jesucristo” aparece varias veces en el libro del Apocalipsis y todos los verdaderos cristianos a lo largo de la historia han sido muertos por causa de este testimonio de Jesucristo, como voy a demostrar seguidamente.

Vamos a ver lo que es el testimonio de Jesucristo según el libro del Apocalipsis. Leamos los siguientes pasajes:

Apo 1:1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

Apo 1:2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Como puede ver ese pasaje habla de la revelación de Jesucristo y que se trata del libro del Apocalipsis, y en el verso dos leemos que Juan el apóstol dio testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, es decir, Juan predicó la palabra de Dios y predicó también el testimonio de Jesucristo, que es el propio Apocalipsis que él escribió.

Apo 1:9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

En ese pasaje el apóstol Juan dijo que estaba exiliado en esa isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo, es decir, Juan estaba preso en esa isla por predicar la palabra de Dios y por escribir esta revelación de Jesucristo que es el libro del Apocalipsis.

Apo 19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

Apo 22:16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Apo 22:20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

Ahí lo podemos leer bien claro, el testimonio de Jesucristo es el espíritu de la profecía, es decir, el testimonio de Jesucristo es la profecía del Apocalipsis, ya que cuando el Apocalipsis habla de la profecía se refiere al Apocalipsis:

Apo 1:3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apo 22:19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

Es importantísimo que el lector lo tenga esto claro en su mente, el testimonio de Jesucristo son las palabras proféticas que aparecen en el libro del Apocalipsis y esto no tiene que ver nada con ser testigos de Cristo, son dos cosas muy diferentes. Ya demostré bien clarito que ser testigos de Cristo significa haber visto con los ojos al Señor Jesús y haberle visto resucitado, y el testimonio de Jesucristo es la revelación que él dio en el libro del Apocalipsis.

En el libro del Apocalipsis, que como ya hemos visto es el testimonio de Jesucristo, se mencionan a los santos de la Iglesia de Cristo que fueron perseguidos y martirizados por causa de la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo, es decir, fueron degollados o decapitados por predicar la profecía de este libro, es decir, el libro del Apocalipsis, el cual es el testimonio de Jesucristo.

Apo 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.

Este pasaje del Apocalipsis se está refiriendo a los verdaderos cristianos mártires que habían sido muertos, o mejor dicho, degollados y decapitados, por causa de predicar la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Ese testimonio que ellos tenían se refiere al testimonio de Jesucristo, es decir, a la profecía del Apocalipsis, o dicho en otras palabras, esos verdaderos santos de la Iglesia de Cristo que serán degollados cuando sea abierto el quinto sello, es decir, durante el reinado de la bestia, les habrán degollado y decapitado por predicar la palabra de Dios y por predicar también la profecía del Apocalipsis, el cual es el testimonio de Jesucristo, como ya hemos visto más arriba.

Repito una vez más para que esto quede claro una vez por todas que predicar el testimonio de Jesucristo no tiene que ver nada con ser testigos de Jesucristo, son dos cosas muy diferentes, como ya he demostrado más arriba.

Apo 12:11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

Este pasaje del Apocalipsis sigue hablando de estos verdaderos cristianos mártires que serán degollados durante el futuro reinado de la bestia, cuando sea abierto el quinto sello. El texto dice que ellos han vencido a Satanás por medio de la sangre de Cristo, y por la palabra del testimonio de ellos.

El testimonio de ellos se refiere al testimonio de Jesucristo, es decir, al libro del Apocalipsis, el cual predicarán esos santos de la Iglesia de Cristo durante el futuro reinado de la bestia.

Éstos santos de la Iglesia de Cristo también menospreciaron sus vidas hasta la muerte, es decir, no tendrán absolutamente ningún miedo al martirio, por eso es que se les llama los vencedores y éstos vencedores serán los que heredarán todas las cosas y gobernarán con Cristo sobre las naciones de la tierra, tal como dijo Jesús en el Apocalipsis.

Apo 12:17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Esta tremenda profecía enseña que cuando Satanás y sus ángeles malvados extraterrestres desciendan a la tierra querrá destruir a la nación de Israel, la cual está representada por esa “mujer”, la cual escapará a un lugar en el desierto preparado por Dios donde serán alimentados durante 1260 días, es decir, tres años y medio, que es el tiempo que durará el reinado de la bestia (Ap.13:5).

Al no poder Satanás destruir a esos israelitas escogidos que habrán escapado a ese lugar en el desierto preparado por Dios, entonces lleno de furia Satanás se irá a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de Israel, es decir, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Éstos santos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo se refieren a la Iglesia de Cristo que sufrirán la persecución que Satanás y la bestia lanzarán contra ellos (Ap.13:7).

Observe como estos santos de la Iglesia de Cristo dice que tienen el testimonio de Jesucristo, y que como ya hemos visto se refiere a las palabras proféticas del libro del Apocalipsis.

Apo 19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

Observe como este pasaje se refiere a los hermanos en la fe del apóstol Juan, es decir, a los santos de la Iglesia de Cristo, los cuales retienen el testimonio de Jesús, y ya he demostrado en este estudio bíblico que ese testimonio de Jesús se refiere a las palabras proféticas del libro del Apocalipsis. Esto no tiene que ver nada con ser testigos de Cristo, ya que son dos cosas muy diferentes.

Ya vimos que los verdaderos testigos del Señor Jesucristo eran los apóstoles, los cuales le vieron con sus propios ojos y fueron testigos de su resurrección, sin embargo, el testimonio de Jesucristo es el libro del Apocalipsis.

Apo 20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Este pasaje es tremendamente importante. Los santos mártires mencionados en este pasaje son exactamente los mismos santos mártires mencionados en Apocalipsis 6:9-11, los cuales fueron muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo.

En Apocalipsis 6 estos santos estaban muertos, ellos no estaban vivos en el cielo, sino que habían sido degollados y simbólicamente se les ve debajo del altar clamando a Dios pidiendo justicia y venganza, ya que, la sangre de ellos estaba clamando a Dios pidiendo justicia, de la misma manera que la sangre de Abel el justo clamaba a Dios desde la tierra pidiendo justicia, es decir, venganza (Gen.4:11). Sin embargo, en Apocalipsis 20:4 estos santos mártires de la Iglesia ya aparecen vivos y resucitados y comienzan a reinar con Cristo durante ese período de 1000 años.

Observe como estos santos mártires de la Iglesia habían sido degollados o decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios.

En este estudio ya he demostrado que el testimonio de Jesús es sencillamente el libro del Apocalipsis, por lo tanto, en el futuro durante el reinado de la bestia, los verdaderos cristianos serán perseguidos y decapitados por predicar las profecías del Apocalipsis y por predicar la palabra de Dios, esta es la enseñanza tremenda y clara que encontramos en las profecías del Apocalipsis.

Por consiguiente, y ya para terminar este estudio, no se deje engañar por el sistema iglesiero apóstata. Ser testigos de Jesucristo no tiene que ver nada con predicar el testimonio de Jesucristo, tal como he explicado en este librito.

Los verdaderos testigos de Cristo fueron los apóstoles que vivieron con Jesús, que presenciaran su muerte y fueron testigos de su resurrección, ya que Jesús se les apareció.

No todos los cristianos son, por tanto, testigos de Jesucristo, pero lo que si hacemos todos los cristianos verdaderos, los santos, es predicar el testimonio de Jesucristo, el cual es el libro del Apocalipsis, este es el testimonio que Jesús nos dio y por el cual darán su vida durante el futuro reinado de la bestia los verdaderos santos de la Iglesia de Cristo, los vencedores, los cuales reinarán con él sobre el mundo entero durante 1000 años y después de esos 1000 años seguirán gobernando con el Señor Jesucristo por los siglos de los siglos sobre todo el universo, con sus incontables galaxias y planetas (Ap.22:5).

En este capítulo voy a refutar uno de los argumentos falsos que los enemigos de la verdad siempre citan para enseñar la mentira de que todos los cristianos de hoy en día somos testigos de Cristo.

Hch 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Los falsos maestros de la cristiandad apóstata dicen que esas palabras Jesús se las dijo a todos los cristianos de todas las épocas, pero eso es una gran mentira, por las siguientes razones:

1- Jesús les estaba hablando solamente a sus apóstoles que estaban con él en ese momento, ya que serían ellos los que en unos días recibirían la fuerza de Dios, es decir, el espíritu santo, lo cual ocurrió el día de Pentecostés en Jerusalén, cuando los apóstoles fueron llenos del espíritu santo (Hch.2).

2- Esos apóstoles llenos del espíritu santo serían testigos de Cristo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Esto se cumplió al pie de la letra, ya que esto mismo es lo que dijo el apóstol Pedro cuando afirmó que ellos eran testigos de la resurrección de Cristo (Hch.2:32, 3:15, 5:32, 10:39, etc.). Fueron los apóstoles de Cristo los que vieron con sus ojos a Jesús resucitado, es decir, ellos fueron los testigos de la resurrección de Jesucristo.

3- La expresión “hasta lo último de la tierra” no se refiere a todos los seres humanos del planeta tierra, sino que se refería a los territorios que forman parte del imperio romano.

La palabra griega que ha sido traducida por “tierra” significa también territorio, es decir, se refería al territorio que abarcaba en esa época el imperio romano.

El Nuevo Testamento dice bien claro que en la época de los apóstoles el Evangelio ya era conocido en todo el mundo, es decir, en el imperio romano.

La expresión “todo el mundo” de ninguna manera en la Biblia se refiere al planeta entero, sino al imperio romano de esa época, vamos a comprobarlo:

Hch 24:5 Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.

Rom 1:8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.

Col 1:6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad.

1Pe 5:9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

En ninguno de esos pasajes bíblicos donde aparece la expresión “todo el mundo” se refiere a toda la humanidad o al planeta entero, sino que se refiere solamente al imperio romano de esa época, ya que el Evangelio en la época apostólica en el siglo primero ya se conocía en todo el imperio romano, ya que los apóstoles de Cristo, y especialmente el apóstol Pablo, habían llevado el Evangelio desde Jerusalén hasta lo último de la tierra de lo que formaba el imperio romano.

Los apóstoles de Cristo evidentemente no viajaron por todo el planeta tierra predicando el evangelio a toda la humanidad, sino que ellos viajaban por el imperio romano y es ahí donde predicaron el Evangelio, ellos fueron testigos de Cristo hasta lo último de la tierra conocida de entonces. Se sabe, por ejemplo, que el apóstol Pedro viajó hacia el oriente llevando el Evangelio a las comunidades judías de la zona de Babilonia en Mesopotamia. Y el apóstol Tomás fue todavía más hacia el oriente a la frontera con la India llevando el Evangelio por esos territorios que formaban parte del imperio romano, y el resto de los apóstoles de Cristo se esparcieron también por el resto de territorios del imperio romano predicando el Evangelio y siendo testigos de la muerte y resurrección de Cristo, ya que le vieron resucitado con sus propios ojos.

Por lo tanto, como ya he explicado en este documento, los verdaderos cristianos de hoy en día no somos testigos de Cristo, ya que nosotros jamás hemos visto con nuestros ojos a Cristo resucitado, pero lo que si hacemos es predicar el testimonio de Jesucristo, que como ya he demostrado es la revelación de Jesucristo, es decir, el libro del Apocalipsis.

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