Muchas veces me he preguntado por qué los primeros cristianos cuando oraban al Padre celestial nunca terminaban la oración diciendo: “Te lo pedimos todo esto en el nombre de tu amado Hijo Jesús, amén y amén”, tal como sucede hoy en día con los iglesieros santurrones que forman parte las iglesias del sistema apostata.

Veamos una oración tremendamente poderosa que hicieron los hermanos de la iglesia de Jerusalén:

Hch 4:24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;

Hch 4:25 que por boca de David tu siervo dijiste:

 ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas?

Hch 4:26 Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo.

Hch 4:27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,

Hch 4:28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.

Hch 4:29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,

Hch 4:30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.

Hch 4:31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Observe atentamente esa poderosa oración que ellos hicieron en Jerusalén, en la cual aprendemos lo siguiente:

1- El verso 24 dice que todos ellos alzaron unánimes la voz a Dios, es decir, al Padre celestial. Ellos no le pidieron a Jesús, ni a María, ni al espíritu santo, ni a los santos, sino solamente al Padre, tal como nos enseñó Jesús a orar solamente al Dios supremo, el Padre celestial (Mt.6:9-10, Jn.14:13, 15:16, 16:23), por lo tanto, los que oran a Jesús, o al espíritu santo, o a María o a los santos sencillamente no son cristianos verdaderos, ya que no siguen la doctrina o enseñanza de Jesús, no están por tanto unidos a Jesucristo, no son de él.

Algunos citan el pasaje de Hechos 7:59-60, donde Esteban, justo antes de morir apedreado, le pidió a Jesús que recibiera su espíritu, sin embargo, eso fue simplemente una petición, no fue una oración al Dios supremo, al Padre, sino una simple petición a nuestro hermano Mayor, que es Jesús. Por ejemplo, si yo le pido algo a mi hermano carnal, eso no significa que yo esté orando a mi hermano carnal, simplemente le estoy pidiendo algo. Lo mismo hizo Esteban con Jesús, le pidió que recibiera su espíritu al morir.

2- En el verso 30 leemos como los hermanos de Jerusalén le pidieron al Padre celestial que extendiera su mano para que se hicieran sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de su santo Hijo Jesús. Es decir, simplemente los hermanos pidieron al Padre que él hiciera sanidades, milagros y prodigios mediante el NOMBRE de su santo Hijo Jesús.

La palabra griega que en ese pasaje ha sido traducida por “nombre” es ónoma, y veamos su significado en la Concordancia de Strong:

G3686

 ὄνομα ónoma; de un der. presunto de la base de G1097 (comp. H3685); «nombre» (lit. o fig.) [autoridad, carácter]:-llamar, nombre, persona, poner, sobrenombre.

Como puede ver, esa palabra se puede traducir también por AUTORIDAD y por PERSONA, es decir, Dios el Padre haría esas sanidades, milagros y prodigios por medio de la persona y la autoridad de su santo Hijo Jesús.

3- El verso 31 dice que eso que hicieron los hermanos de Jerusalén fue una oración dirigida solamente al Dios supremo, que es el Padre celestial. Sin embargo, observe que en esa oración no se dice por ninguna parte: “te pedimos todo esto en el nombre de tu Hijo Jesús. Amén y amén”.

Lo que el Dios Padre haría por medio del nombre o autoridad de su Hijo Jesús serían todos esos milagros y prodigios, unos milagros y prodigios que los apóstoles hicieron por medio de la autoridad de Jesús. Sin embargo, cuando ellos oraban al Dios Padre ellos nunca decían: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”. Esta es la razón por la cual cuando Jesús nos enseñó a orar al Padre celestial en Mateo 6:9-13 nunca dijo que tengamos que decir: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”, indicando así que los cristianos verdaderos oramos y pedimos directamente al Padre celestial, sin tener que estar diciendo siempre: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”.

Leamos la oración modelo que Jesús nos enseñó:

Mat 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Mat 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Mat 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Mat 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Mat 6:13 Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Como puede ver, en esa oración perfecta que Jesús nos enseñó no se dice por ninguna parte que tengamos que decir: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”, sino que se nos enseña a orar directamente al Padre celestial, y solamente a él, haciéndole al Padre celestial todas esas peticiones que ahí aparecen, ya que en toda oración a Dios el Padre hay siempre peticiones, pero no toda petición es una oración, por ejemplo, se puede pedir algo a Jesús, pero eso no es una oración, ya que las oraciones en el Nuevo Testamento siempre están dirigidas solamente al Dios supremo, que es el Padre celestial, nunca a Jesús, ni a María, ni al espíritu santo, ni a los santos, pero hacer una petición a Jesús sí que se puede hacer, de la misma manera que podemos pedir algo a cualquier otra persona, ¡¡pero eso no significa que estemos orando a esa persona!!

¿Entonces por qué Jesús dijo en algunos pasajes que todo lo que pidamos al Padre EN SU NOMBRE Jesús y el Padre nos lo concederán?, leamos los pasajes:

Jua 14:13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Jua 14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Jua 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Jua 16:23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

Jua 16:24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Observe atentamente que en esos pasajes de Jesús unas veces dijo que es él mismo, Jesús, quien nos concederá lo que pidamos al Padre en su nombre, y en los otros pasajes dijo que es el Padre quien nos concederá lo que le pidamos en el nombre de Jesús, es decir, que son Jesús y el Dios Padre quienes nos conceden todo cuanto le pedimos al Padre celestial en el NOMBRE de su Hijo Jesús.

Ahora bien, como ya vimos más arriba, la palabra que ha sido traducida por “nombre” es ÓNOMA, y que significa también autoridad y persona, es decir, esto significa que si le oramos al Padre celestial y le pedimos algo, es porque se lo estamos pidiendo POR MEDIO de la persona y la autoridad de su Hijo Jesús, y unidos a Jesús, o dicho en otras palabras, cuando oramos al Padre celestial y le hacemos peticiones, eso significa que él nos oye y nos concede esas peticiones porque lo hacemos UNIDOS a su Hijo Jesús, creyendo en su Hijo Jesús y quién es él, ya que la palabrita “EN su nombre” significa UNIDOS A, es decir, si nosotros estamos unidos a su Hijo Jesús creyendo quien es él entonces cuando le pedimos al Padre celestial orando a él significa que el Padre nos escucha y nos concede lo que le pidamos, por la sencillamente razón de que estamos unidos a su Hijo Jesús, es decir, estamos EN Cristo Jesús, creyendo la doctrina verdadera que él enseñó, por eso es que Jesús dijo estas palabras:

Jua 15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

Jua 15:2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

Jua 15:3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.

Jua 15:4 Permaneced EN mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece EN la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis EN mí.

En ese pasaje Jesús se comparó a una vid, y sus discípulos somos los pámpanos o ramitas de esa vid. Para ser salvos tenemos que estar unidos a Jesús, que es la Vid verdadera. Permanecer en él significa sencillamente permanecer en su doctrina. Por lo tanto, cuando oramos al Padre celestial ESTANDO UNIDOS A JESÚS, siguiendo su doctrina, entonces todo lo que pedimos al Padre él lo concede por medio de su Hijo Jesús.

Pero si no estamos unidos a Jesús siguiendo su doctrina, entonces usted ya puede orar millones de veces al Padre repitiendo millones de veces la expresión “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús” que entonces el Padre celestial jamás le escuchará ni le concederá lo que ha pedido.

Por consiguiente, orar y pedir al Padre celestial en el nombre de Jesús significa sencillamente orar y pedir al Padre UNIDOS a la persona y a la autoridad de Jesús. No significa que tengamos que estar repitiendo miles de veces la frase: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”. Por eso en la oración poderosa que los hermanos de Jerusalén hicieron al Dios Padre en Hechos 4:24-31 ellos no le pidieron al Padre diciendo: “te lo pedimos en el nombre de Jesús”, sino que le oraron directamente al Padre celestial y le pidieron que él hiciera sanidades, prodigios y milagros por medio del nombre o autoridad de su santo Hijo Jesús.

Recuerde siempre esto: Pedir al Padre celestial EN el nombre de su Hijo Jesús significa simplemente pedir al Padre UNIDOS a la persona de su Hijo Jesús, unidos a su doctrina o enseñanza, por eso es que el apóstol Pablo utilizó decenas de veces la expresión “EN Cristo Jesús” para indicar que los verdaderos cristianos estamos UNIDOS a Jesucristo, y que somos salvos POR MEDIO de él, veamos unos ejemplos:

Rom 6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Rom 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Rom 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Rom 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

1Co 1:2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

En todos esos pasajes, y en otros muchos más, la palabrita “en” significa UNIDOS A, y también “por medio de”. Es decir, orar y pedir al Padre celestial EN el nombre de su Hijo Jesús significa, repito, pedir al Padre estando UNIDOS a su Hijo Jesús, siguiendo y creyendo su doctrina verdadera, y entonces cuando le pedimos al Padre celestial siguiendo la doctrina de Cristo entonces él nos oye y nos concede lo que le pidamos. Pero si no estamos unidos a Jesús, la Vid verdadera, siguiendo su verdadera doctrina por mucho que le oremos y pidamos al Padre diciendo la frase: “te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesús”, entonces el Padre jamás nos oirá ni nos concederá lo que le pidamos.